El mundo del automóvil vive una época de profundos cambios, pero sobretodo de un nivel de competencia tal que ya no alcanza con ofrecer un vehículo con la mayor tecnología y seguridad posible. Los fabricantes han entendido que eso ya no alcanza y que el auto se ha convertido en una plataforma de servicios que además de trasladar a las personas de un punto a otro, es también parte de un ecosistema pensado para hacer más fácil la vida de la gente.
En ese escenario, los autos eléctricos corren con ventaja, porque por su concepción misma están preparados para alojar los sistemas más sofisticados basados en electrónica e Inteligencia Artificial (AI), que en cambio deben amalgamarse con los vehículos térmicos con mayores dificultades por la convivencia de sistemas mecánicos y vibraciones que en los autos a batería no existen.
Sin embargo, no todo es tecnología y servicios en un auto. Por sobre esas virtudes modernas todavía hay una cualidad que no ha tenido competencia a lo largo del tiempo: la confiabilidad.
La prueba de la nieve
Y hay una explicación que no necesita más argumentos que la realidad misma. Cuando un automóvil, del segmento que sea, tiene alto estándar de confiabilidad, automáticamente se convierte en un vehículo con un mayor precio de reventa, y eso, aunque pueda ser cuestionado por muchos, todavía sigue jugando a favor.
A veces cuesta dimensionarlo, de modo que un ejemplo sirve como muestra de esta situación. Hace algunas semanas, en la Patagonia argentina, un temporal de nieve causó graves problemas a los automovilistas que transitaban por la Ruta Nacional 3, algunos kilómetros al sur de Comodoro Rivadavia, en Chubut.
Las escenas que se registraron con los autos tapados por la nieve y el rescate que hizo el ejército argentino de las personas que estuvieron atrapadas más de 24 horas dentro de sus vehículos, dieron la vuelta al mundo.
Este jueves 4 de julio, 17 días después de quedar sepultada bajo la nieve, fue rescatada una pick-up Toyota Hilux del año 2014 con más de 200.000 kilómetros de uso. La unidad pertenece a una empresa petrolera, Dallas Oil, que opera en los pozos de la zona.
Luego de destaparla del manto blanco que todavía la cubría en un 70%, al abrir el capó encontraron que el motor estaba completamente tapado por nieve también. Sin embargo, una vez que quedó libre la correa del ventilador, la sorpresa fue que el motor arrancó perfectamente y la pick-up regresó a Comodoro Rivadavia por sus propios medios.
Esa condición de confiabilidad mecánica es la que hace que una marca gane el prestigio que mantiene a sus modelos en la parte alta del ranking de ventas de autos a nivel mundial, y también en Argentina.
Por otra razón, aunque tiene relación desde un lugar diferente con la certeza de durabilidad y confiabilidad, en los últimos días de junio se conoció un estudio de una consultora norteamericana llamada iSeeCars, que alerta sobre la abrupta caída del precio de reventa de los autos eléctricos en Estados Unidos en el último año.
Según el informe, en junio de 2023, los valores de los vehículos eléctricos usados eran más de un 25% más altos que el precio promedio de los autos con motores de combustión interna. La nueva medición arrojó un cambio de situación, y ahora, en junio de 2024, su precio es un 8% más bajo que el precio promedio de los autos térmicos de segunda mano.
¿Nunca taxi?
Durante el año pasado, los valores promedio de los vehículos convencionales cayeron entre un 3 y un 7 por ciento, mientras que los valores de los vehículos eléctricos usados cayeron entre un 30 y un 39 por ciento.
La caída en los precios de los vehículos eléctricos usados es dramática y lo más desconcertante es que no hay indicios de que los valores se estabilicen (Karl Brauer, iSeeCars)
El estudio analizó más de 2,2 millones de automóviles usados de 1 a 5 años vendidos en mayo de 2023 y 2024 y encontró que el precio promedio de los vehículos eléctricos usados ha bajado un 29,5%, frente al 6,1% del precio promedio de los automóviles de gasolina usados.
En términos de precios, en mayo de 2024, el vehículo eléctrico usado promedio tenía un precio de USD 28.767, que era un 8,3% por debajo del precio promedio de un automóvil de gasolina, que estaba en los 31.424 dólares. Estos precios muestran un cambio importante con respecto a hace un año, cuando el vehículo eléctrico usado promedio costaba USD 40.783 y el de combustión interna usado promedio costaba USD 33.469 dólares, un 18% menos.
“Si bien la caída en los precios de los vehículos eléctricos usados es dramática, lo que es más desconcertante es que no hay indicios de que los valores se estabilicen”, dijo Karl Brauer, analista ejecutivo de iSeeCars. “En algún momento los precios de los vehículos eléctricos usados tendrán que tocar fondo, pero no parece que hayamos llegado a ese punto todavía”.
Para los analistas de la industria, el gran obstáculo que tiene esta tecnología está basado dos pilares fundamentales, la variedad de ofertas sin historia, y un ciclo de vida que recién está empezando. Si bien las cifras de desgaste de las baterías, el gran fantasma para los usuarios, han mostrado que después de diez años de uso no caen por debajo de las previsiones, todavía parece que fuera demasiado pronto para que haya una certeza incuestionable.
La tendencia no debería sorprender. De hecho, a comienzo de año, la rentadora de autos Hertz, una de las más grandes de Estados Unidos, tomó la decisión de vender un tercio de su flota de autos eléctricos y reemplazarlos por vehículos con motores de combustión interna, ya que la demanda de los usuarios era menor, y el valor de reventa de las unidades a batería estaba cayendo fuertemente.
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