En la actualidad, cuando el tiempo apremia y las agendas están llenas, ceder el asiento en el transporte púbico a aquellos que enfrentan dificultades para permanecer de pie se convierte en una demostración palpable de empatía y consideración. En este contexto, los vagones de subte se convierten en microcosmos sociales donde la solidaridad y la comprensión cobran vital importancia.
Es por eso que un incidente en una línea de subterráneos de Barcelona, acaparó la atención en las redes sociales. Una usuaria de este transporte se encontró en el centro de una controversia tras negarse a ceder su asiento a una persona mayor. Sin embargo, su respuesta contundente a las críticas y su posterior reflexión dejaron a los pasajeros con la boca abierta y generaron un debate en Twitter sobre la empatía y la comprensión en los espacios públicos.
El incidente ocurrió en la línea 5 del subte de Barcelona, cuando la usuaria de Twitter, llamada Sonia, compartió su experiencia en una serie de mensajes que rápidamente se volvieron virales. En su primer tuit, expresó su frustración: “Quiero llorar. En el L5 una mujer mayor se iba a sentar y yo me he sentado antes y la gente me ha dicho de todo y me han tratado fatal”. La protagonista del incidente reveló que la situación cambió drásticamente cuando decidió mostrar las férulas en sus piernas y explicar que también necesitaba el asiento debido a su situación.
Su respuesta atrajo la atención de millones de personas en la red social y generó más de 4 millones de visualizaciones y 45 mil ‘me gusta’ en pocas horas.
Después de la avalancha de apoyo público, Sonia compartió una nota aclaratoria en la misma plataforma, explicando con más detalle la situación y sus sentimientos al respecto. “La gente en el metro me ha empezado a insultar, a punto de llorar, me he remangado el pantalón y he enseñado los aparatos de plástico que uso para andar, las férulas. He dicho que iba cargada con un portátil y que estaba yendo a trabajar y no podía ceder mi asiento. Quienes me han insultado, se han disculpado”, relató.
“He bajado en mi parada y me he puesto a llorar”, escribió Sonia en su cuenta. Y agregó: “Éramos un montón de gente en el metro y otras personas perfectamente podían ceder su asiento”.
A pesar de este episodio, la historia tomó un giro cuando otra mujer en el subte la cuestionó por el lugar. “He vuelto a recibir comentarios de mierda, pero una persona me ha defendido”. Además, pidió que si alguien ve que una persona necesita el asiento y si se puede, es importante cederlo, pero que en ningún caso se debería cuestionar de mala manera a quien está sentada “porque no sabéis por qué está pasando. Ninguna persona con discapacidad merece pasar por algo así”, concluyó.
“Que se levanten ellos y le ofrezcan su asiento, ¿no?”, “No es culpa de la gente. Ponte en su lugar, ves a una chica joven ganándole el lugar a una anciana. Es imposible tener todo el contexto siempre”, “Pero los asientos ‘reservados’ son de preferencia no de obligación. Y mucha gente ‘mayor’ las ves con unos taconazos del baile y exigen a ' jóvenes’ levantarse, que seguro están más cansados que ellas”, “No estás quitando el sitio a nadie. Hay asientos reservados para la gente que lo necesita. Y si no, cualquiera con un mínimo de empatía se puede levantar”, fueron algunos de los mensajes que recibió la usuaria en Twitter.
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