Una familia de cuatro personas necesitó en mayo contar con un ingreso de casi $218.000 para no caer bajo la línea de la pobreza, informó este miércoles el Indec. La Canasta Básica Total (CBT) tuvo en noviembre un aumento de 7,2%, por debajo de la inflación general de ese mes, que fue de 7,8 por ciento.
El informe oficial dio cuenta que un hogar compuesto por dos adultos y dos niños precisó $217.916 para no ser considerados pobres. Por su parte, en el mismo mes la canasta alimentaria tuvo una suba de 5,2%, lo que implicó que una familia de las mismas características necesitó $99.053 para no caer bajo la indigencia.
La Canasta Básica Total (CBT) tuvo en noviembre un aumento de 7,2%, por debajo de la inflación general de ese mes, que fue de 7,8 por ciento. Y en términos interanuales, la suba fue de 118,6%, por arriba del IPC
Al observar las variaciones de los primeros cinco meses del año, se ve que para el caso de la canasta básica fue de 42,9%, algunas décimas por encima del 42,2% acumulado del IPC general, mientras que la canasta alimentaria lo hizo en 47,4 por ciento. Y en términos interanuales, la suba fue de 118,6% y 122,6%, respectivamente, en ambos casos por arriba de la inflación.
El informe oficial tiene en consideración, además, otros formatos de hogar para determinar cuál es el ingreso mensual necesario para no caer bajo la pobreza o la indigencia. Una familia de tres integrantes -compuesto por una mujer de 35 años, su hijo de 18 años y su madre de 61 años- precisó al menos $173.486 para no ser pobre y al menos $78.857 para no ser indigente.
Por su parte, un hogar de cinco integrantes -compuesto por un varón y una mujer, ambos de 30 años, y tres hijos de 5, 3 y 1 año- precisó $229.199 para no caer bajo la línea de la pobreza y de $104.182 por lo menos para no ser indigentes. Por último, también existe un criterio “individual”: un adulto necesitó $70.522 para no ser pobre y $32.055 para no ser indigente.
Los dos indicadores son decisivos para medir el impacto de la crisis económica en los indicadores sociales. Eso sucede porque la canasta básica –que además de alimentos incluye otros ítems del gasto como indumentaria, salud, transporte o educación– determina la denominada “línea de pobreza”. Es decir, los hogares con ingresos menores a la CBT son los que pasan a ser considerados pobres. Un dato clave: este indicador no tiene en cuenta el costo del alquiler de vivienda.
En el mismo mes la canasta alimentaria tuvo una suba de 5,2%, lo que implicó que una familia de las mismas características necesitó $99.053 para no caer bajo la indigencia
De la misma manera, la canasta alimentaria –que tiene un alcance limitado a bienes de primera necesidad– es la que configura la “línea de la indigencia”: aquellas familias que no lleguen a cubrir los ingresos necesarios para adquirir la CBA son indigentes.
El Indec había informado la semana pasada que los alimentos y bebidas fueron el segundo rubro con aumento más acotado en el mes, con 5,8 por ciento, solo por encima de Educación, que registró un incremento mensual 4,9 por ciento. El precio de los alimentos indice de forma mucho más marcada en la canasta alimentaria que en la básica.
Entre los alimentos, más allá del 5,8% mensual de mayo que ubicó a ese segmento dos puntos porcentuales por debajo del promedio general, hubo algunos productos puntuales con incrementos muy marcados, según el relevamiento que hace el Indec en el Gran Buenos Aires. Así, el kilo de tomate redondo aumentó 38,4%, mientras que el azúcar lo hizo en 29,1% y, más atrás quedaron el arroz blanco (18%), arvejas (16,8%) tomate entero en conserva (14,9%) y manteca (14,1%), entre otros.
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