Con el cambio de política económica y una marcada apertura al comercio exterior, el mercado automotor argentino empezó a ver cómo volvió la oferta de autos importados. Si bien siguen siendo más caros que los autos nacionales, pese a que los importados de países de la región tienen convenio de comercio con arancel 0% como Brasil, México y Colombia, en los primeros meses del año abundaron los lanzamientos de modelos provenientes de destinos alejados como Estados Unidos, Europa y Asia. Esto es, importados de extra-zona.
El escenario parece propicio para que la proporción de los últimos años cambie por completo. Los principales analistas del sector aseguran que el 70% de vehículos nacionales de los años 2022 y 2023 podría transformarse en un 40% o menos en los próximos 12 meses. De ser así, en 2025 podría llegarse a un punto en el que cerca de 60% o más de las ventas de autos 0 km, sea de vehículos importados.
La reciente decisión del gobierno de reducir diez puntos el impuesto PAIS, que también contribuyó a bajar los costos, puede tener un efecto multiplicador, ya que los autos importados lo pagan completamente, aunque no en todos los casos: depende del método elegido para pagar esas importaciones.
Está la vía convencional, la del dólar oficial a través del Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), que hoy funciona con un flujo continuo y estable de pagos cuyos plazos bajaron de 180 a 90 días y que es la que utilizan los fabricantes locales y muchos de los importadores más grandes.
También se puede ir por afuera del MULC usando dólares financieros, donde no impacta el impuesto PAIS, pero los dólares son más caros. Este método permite operar con plazos razonables de pagos transferidos desde una cuenta en el exterior y se amolda de mejor modo para quienes no tienen cuenta corriente de la casa matriz que les financie los tres meses de demora para recibir el pago. El año pasado, esos tres meses eran seis o más aun, ya que con bastante frecuencia ocurría que las SIRA “se caían” del sistema cuando llegaba la fecha de pago.
Sin embargo, también hay un modo intermedio de traer autos a Argentina, que utilizaron varios importadores de vehículos de alta gama cuando no había dólares, especialmente en 2022 y 2023.
Hace unos días, en el primer contacto de la prensa con el nuevo Audi RS Q3 en el autódromo de Buenos Aires, Conrado Wittstatt, General Manager de la marca premium del Volkswagen Group en Argentina, explicó a Infobae el modo de operar para importar vehículos de la marca.
“En nuestro caso, venimos operando con el sistema de dólar propio, por lo tanto no reclamamos dólares al Banco Central y por lo tanto no estamos impactados por el impuesto PAIS. Esto nos permitió, además, que durante el año pasado pudiéramos tener una mayor flexibilización para poder obtener las autorizaciones respecto a quienes importaban con dólares oficiales. De todos modos, los plazos de pago son los mismos, teníamos que esperar 180 días para pagar entonces, y ahora eso bajó a 90 días”, explicó.
Tanto fuera por un método alternativo u otro al del MULC, aun hoy quienes importan en esta condición deben quedarse en ese sistema por lo menos tres meses. Esto es algo que varios importadores están reclamando al gobierno todavía, es decir, que sea posible moverse en uno u otro modo libremente según el momento, ya que entienden que se trataría de facilitar las cosas de acuerdo al movimiento del mercado.
Pero más allá de la situación puntual de algunas marcas, la reducción del impuesto PAIS ya se empezó a ver reflejada en las listas de precios que publicaron las automotrices en los primeros días de septiembre. Aunque todavía quedan algunas terminales por confirmar sus precios, la mayoría tomó la decisión de trasladar la menor carga impositiva que soportan desde este mes con reducciones de hasta un 4% en los autos importados y de entre el 1,5% y el 2,5% en los autos nacionales que se fabrican con insumos importados también.
Wittstatt, como líder de una marca que importa el 100% de sus productos desde Europa, tiene su mirada puesta en la apertura en general y en la mejora de las condiciones para traer automóviles de otros mercados a la competencia en Argentina.
“Cualquier baja de impuestos dinamiza el mercado desde el punto de vista de la demanda. Es el cliente el que se predispone mejor ante la noticia de una baja de impuestos. Hay una mayor oferta de productos, que ya se había empezado a dar a lo largo de este año porque todas las marcas vienen recomponiendo su gama de productos desde el momento que dejó de haber restricciones para importar”, dijo el ejecutivo.
“De todos modos, estos procesos no son rápidos en la industria. No se trata de decir ‘puedo importar, mañana traigo el auto’, sino que hay que hacer una configuración con casa matriz, hay que habilitar y homologar el vehículo, lo tengo que hacer producir, que también lleva tiempo y después traerlo. Entonces, todo eso lleva un tiempo, que a veces puede ser de seis meses si lo podés hacer muy rápido, pero pueden tardar incluso un año. Por eso, aunque el esquema cambió en diciembre, recién ahora se ve un mayor dinamismo en el mercado”, explicó.
Fue curioso, sin embargo, notar que en los primeros meses del año, no fueron los modelos de marcas generalistas y venta masiva los que más rápido llegaron al mercado argentino, sino los denominados premium, y recién a partir de abril se empezó a notar el mayor flujo de modelos más accesibles.
“Lo que pudo haber ocurrido es que había stocks retenidos por la falta de SIRA, pero ya estaban en el puerto esperando para ser nacionalizados. Entonces al ser liberados rápidamente salieron al mercado. Pero más allá de esa situación, lo que estamos observando en la industria en general, es un cambio hacia un mix más tradicional de Argentina con un componente de autos importados mayor y uno menor de autos nacionales”, dijo Wittstatt.
Entre 2021 y 2023, las curvas de ventas de autos nacionales e importados se fueron alejando y mientras los primeros subieron hasta superar el 70% del total del mercado, los autos que llegaban desde otros destinos, regionales o de extra zona, se acercaron a un mínimo de un 25% en algunos períodos.
“Había llegado casi a un 70% de nacionales y 30% de importados, pero eso estaba totalmente tergiversado por una política de gobierno. La realidad es que la capacidad industrial te permite tener uno o dos modelos por fábrica, no podés tener toda la gama completa. Con lo cual siempre vas a tener un porcentaje menor de productos locales. Tener entre un 30 y un 40% de autos fabricados en Argentina sería muy loable y sano para la industria, porque ese 30 o 40% es sobre una industria que debería crecer, con lo cual en términos de capacidad instalada debería cubrirse la que está en las fábricas. Esto es lo mismo que decir que el crecimiento debería darse por los autos importados”, aclaró.
En ese sentido, todavía hay muchos aranceles que pagan los vehículos de procedencia transcontinental. Por un lado se mantiene el 35% de arancel de importación y por otro el impuesto interno o impuesto al lujo, que se aplica en dos segmentos, uno del 20% y otro con el 35% según el precio del vehículo, pero que tienen un impacto de entre un 25 y un 53% en términos reales.
“Cuando se habla de autos importados de extra zona, generalmente se habla de autos más avanzados técnicamente. Hay una analogía en esos dos conceptos. Y entre los autos más avanzados, naturalmente están los autos eléctricos. Entonces estaría bueno si pudiésemos contar otra vez con un régimen especial para la importación de autos eléctricos. Hay algunas conversaciones al respecto, pero sería bueno que sea algo concreto, porque generaría un crecimiento de ese mercado en todos los aspectos, incluida la infraestructura. Pero eso depende de tener ofertas de productos. Si los productos son inalcanzables, es muy difícil que todo lo demás suceda. Nosotros lo hacemos pero somos un granito de arena, somos una marca de un volumen pequeño”, dijo Wittstatt.
Respecto a ese régimen para impulsar la importación de autos eléctricos, el Manager de Audi señaló que “se podían importar con un cupo y pagando nada más que el 2% de arancel de importación. Más allá de estas ‘cupificaciones’ que no son el método más feliz, de alguna manera le daría impulso a un segmento del mercado muy específico y del más alto nivel de desarrollo tecnológico. Cuanto más lo demoremos, más vamos a tardar en llegar. Pero además, esto no generaría un impacto negativo en las arcas del Estado, porque los volúmenes son tan pequeños, que incluso sería al revés, con una menor carga impositiva, por el famoso PxQ, el resultado final nominal sería mejor. Recaudarían más ganando menos en cada auto”, concluyó.
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