Gerónimo Frigerio, abogado especializado en el desarrollo de América latina, propone cambiar el enfoque para desarrollar el país y la región.
Y, ambicioso, afirmó en una entrevista con Infobae, que “la Argentina tiene el potencial para ser un país desarrollado”, aunque las cicatrices de la crisis cada vez sean más grandes.
Director de GF Consulting, Frigerio presentará su nuevo libro, “Desarrollo, una visión innovadora”, en abril en Buenos Aires. Allí plantea un enfoque multidisciplinario para aprovechar la era digital y dejar atrás los modelos de integración del siglo XX. En concreto, cree que el país debe tener solo 5 ministerios y que las provincias y municipios deben replicar este modelo.
— ¿Cuál es el enfoque del libro sobre los desafíos del desarrollo para la región y cómo observa a América latina en términos de innovación?
— El enfoque del libro sobre desarrollo es multidisciplinario; busca la manera de pasar de un escenario de pobreza de desempleo y de informalidad hacia uno que genere creación de trabajo, multiplicación de las oportunidades de empleo y formalidad generando riqueza. La propuesta para hacerlo es aprovechando el contexto que tenés hoy con un mundo que está atravesando un cambio de era, bastante incierta por cierto. Hay una revolución digital que también acelera las posibilidades de progreso y planteo cómo podemos hacer en América Latina para aprovechar esta oportunidad que hay y hacer reformas institucionales y legales para poder beneficiarnos de este tiempo.
— ¿Cuáles son las propuestas al respecto?
— Son bastante concretas; lo presento como si fuera un puente al desarrollo; el 80% del mundo está de un lado y el 20%, los países desarrollados, está del otro; hay que cruzar el puente y eso requiere modificar e innovar. Se requieren estos pasos porque todos los países de América Latina hemos fracasado en la búsqueda del desarrollo hasta ahora, pero este tiempo extraordinario que tenemos por delante nos permite pensar diferente.
— ¿Cuál sería la idea más relevante?
— La primera es institucional: reducir la burocracia de cada país; es inviable atravesar el puente del desarrollo así y por eso propongo reducir la cantidad de misterios ahora, lo que implica no solo reducir el tamaño del Estado, sino rediseñar el Poder Ejecutivo. Con esta idea, quedarían solamente cinco ministerios: el Ministerio de Economía, el Ministerio de Salud el Ministerio de Educación, Seguridad y una innovación que es el Ministerio de Relaciones institucionales, que integra lo que serían las relaciones externas con las reglas con el Ministerio del Interior. Y esto debería replicarse a nivel de las provincias y los municipios, porque no tiene sentido que Chivilcoy tenga 10 áreas de gobierno y La Matanza 20, por citar un ejemplo, ya que hay 1200 municipios, cada uno con su propio diseño.
— ¿Y más allá de lo institucional?
— La segunda propuesta es dotar al ejecutivo de una metodología de trabajo; la idea es adoptar una política de gestión absolutamente por proyecto; así, cada proyecto tendría un plazo, un objetivo y un presupuesto. De lo contrario, no se termina de construir nada.
El 80% del mundo está de un lado y el 20%, los países desarrollados, está del otro; hay que cruzar el puente
— O sea que, más que un tema de tamaño del Estado, se trata de pensar en su inteligencia como organización.
— Correcto: cómo haces que la ejecución de esta agenda sea más eficiente. Y es importante que este modelo institucional se replique en todos los países de la región, porque fuimos concebidos de una manera: colonizados e independizados, pero sin integrarnos. La visión de Simón Bolívar, me permito interpretarlo, es que el desarrollo de los países era conjunto. En concreto, se necesita una ley para que, a través de una ventanilla digital, se puedan abrir, administrar y cerrar empresas a través de un teléfono celular y un único impuesto anual.
— El gobierno de Macri intentó hacerlo con el comercio exterior a través de la ventanilla única
— Sí, lo que se hizo en Argentina o en Chile fue por segmentos, pero no en forma integral.
— ¿Y qué modelo de país puede hacerlo?
— Belice lo está haciendo. Y cualquier país que entienda que esta agenda no es de derecha o de izquierda, sino la agenda que se necesita porque de ese modo no tendríamos solo un mercado de 46 millones de personas, sino de 700 millones. Así, vas a permitirle al 99% del sector privado, que es el que más trabajo puede crear, que pueda generarlo y así eliminar la pobreza.
— ¿Cómo lograr que la población acostumbrada al modelo previo se adapte mientras opera esta transición y pueda ser capacitada?
— En realidad, siempre pareciera ser que el Estado tiene que capacitar a la gente y diría que la gente está bastante capacitada y adaptada a lo digital en este fenómeno de la nueva era. La globalización como la conocimos, la aldea global, no nos funcionó en nuestros países de América Latina. Lo que estamos viendo es una nueva globalización a la que llamo globalización digital, que es entre individuos, no entre países. Tiene que ver por ejemplo con las inversiones ahora en materia de blockchain, divisas digitales, con miles de millones de dólares, contratos inteligentes. Hay que abrazar esa revolución digital, porque la gente mayoritariamente se va a asociar por proyecto o por emprendimiento. Y, por más que sea doloroso, el sistema previsional tal cual lo conocimos está quebrado, pero no en Argentina: regionalmente. Cada uno va a tener que proveerse por sí mismo para hasta el final de sus días.
Es importante que este modelo institucional se replique en todos los países de la región, porque fuimos concebidos de una manera: colonizados e independizados, pero sin integrarnos
— ¿Por qué pensar en un cambio tan radical y posiblemente que demore varios años de integración, cuando hay modelos diferentes que fueron exitosos? Pienso en la Unión Europea, rígida, y la del Sudeste Asiático, flexible. Ambas lograron integrar a los países, a diferencia del Mercosur.
— No creo que esas experiencias hayan sido muy exitosas. En Francia cruje el sistema previsional, el Reino Unido se separó con el Brexit y el continente está crujiendo frente al escenario de guerra en Ucrania. Y, cuando vas al sudeste asiático, tenés la emergencia de China que te condicionará los próximos 50 años como gran potencia, posiblemente hegemónica en esta transición del orden global. El mundo como lo conocimos hasta acá no va a ser el mismo mundo que tenemos por delante. Por ejemplo, los que plantean dolarizar en la Argentina, puede que ya sea tarde. Ya pasó; lo que viene son los activos digitales. Más allá del tiempo que demoremos, no podemos dejar de cruzar el puente, porque la burocracia actual implica cientos o miles de trámites para el sector privado, que hacen prácticamente inviable el desarrollo del sector privado ya no solo en Argentina sino en casi toda América Latina. Para peor la burocracia del Estado ha crecido tanto que ni siquiera los gobiernos que entran, ya ni los presidentes y ministros dominan sus propias burocracias.
— ¿Cómo lograría avanzar en este camino un país tan volátil en términos macroeconómicos como la Argentina?
— Si uno observa los últimos 50 años, todos los países de la región han tenido buenos y malos momentos. La foto de hoy es mala para Argentina, pero la Argentina tiene el potencial de ser un país desarrollado. Y será más factible si lo hace en asociación con los otros de América latina. No hay que pensar más en copiar modelos de Europa, Asia o Estados Unidos. Hagamos nuestras reglas, diseñemos nuestras instituciones y crezcamos con nuestra cultura. Bajemos los requisitos para poder cumplirlos, bajemos los costos para poder cumplirlos.
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