El ex director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), Alejandro Werner, afirmó que el organismo podría desembolsar fondos frescos en un rango de entre USD 8.000 y USD 10.000 millones. “Yo creo que el gobierno argentino debería pelear por eso”, señaló.
“En su momento, con el presidente Mauricio Macri, se le ofrecieron 57 mil millones de dólares. Es una referencia máxima donde uno podría estar anticipando que estuviese el orden de un nuevo programa con el Fondo. Podría ser el rango donde uno podría estar pensando que el nuevo programa con el fondo, que los recursos frescos estén alrededor de 10 billones; creo que podría ser entre 8 mil y 10 mil millones, más o menos. Creo que el gobierno argentino debería pelear por eso” dijo Werner en diálogo con el programa “Alguien Tiene que Decirlo” de Eduardo Feinmann en Radio Mitre.
Sucede que el ministro de Economía Luis Caputo confirmó la semana pasada que Argentina busca negociar un nuevo acuerdo y que “llevará un tiempo pero hay que acordarlo con el Fondo y eventualmente con ese nuevo programa llegue nueva plata”. Luego de esas declaraciones, el organismo aprobó un desembolso por USD 800 millones en el marco de la octava revisión y el cumplimiento de las metas previstas para el primer trimestre de 2024.
“Yo creo que el Fondo también quiere que haya un nuevo acuerdo porque obviamente la economía argentina, si bien en los últimos seis meses está en una situación mejor y bastante mejor de lo que se anticipaba cuando subió este gobierno, todavía hay muchos desequilibrios y muchos temas que resolver para que la Argentina pueda estar en un curso de crecimiento, desarrollo y creación de empleos, consolidar la baja de inflación hacia un nivel de dos dígitos bajos, entre 30 y 10 por ciento en los próximos 24 meses, poder normalizar aún con cepo la situación cambiaria y luego removerlo y ya tener una apertura en la cuenta de capitales”, aseguró Werner.
“Luego probablemente afinar un poco y pulir el ajuste fiscal, que es el ancla tan importante que tiene este programa, pero que claramente va a necesitar un acuerdo político un poco más amplio que implique tal vez algunos ajustes a las llaves hacia adelante, tal vez alguna recuperación en pensiones hacia adelante, y en el fondo un poquito más de gastos y un poco más de impuestos que el ajuste que se ha dado”, precisó.
“Finalmente, el punto de mayor tensión probablemente entre el Fondo Monetario y el gobierno argentino vaya a ser la definición de una política cambiaria y monetaria que permita la transición a esta apertura de la cuenta de capitales y hacia una normalización de una política monetaria que pague tasas de interés reales positivas y que genere una demanda por pesos ya no sustentada en la obligatoriedad de mantener pesos porque no puede sacar los pesos del país, sino en unos precios de mercado que incentiven a tener pesos y no huir a otro tipo de monedas”, agregó.
Asimismo, contó que si bien un nuevo programa no implica necesariamente fondos frescos, Argentina los necesita para poder llevar a cabo el retiro del cepo de una manera más acelerada. “Yo creo que hay que ser prudente, pero también hay que entender que Argentina, para que entren capitales y para que se desarrolle la inversión, necesita mandar señales muy claras de que los inversionistas van a poder retirar su dinero del país”, sostuvo Werner.
“Es muy importante para la tranquilidad de los mercados que se vea que el Banco Central tiene estos recursos para apoyar al peso en casos extremos. Por ejemplo, nosotros vemos en el caso del Banco de México que tiene 230 mil millones de dólares. En los últimos seis años no ha vendido un dólar. La semana pasada el tipo de cambio se depreció 10% y el Banco Central no intervino. Una discusión muy compleja entre el Fondo y Argentina va a ser cómo se pueden usar esos recursos, en qué circunstancias se puede intervenir y finalmente si todavía queda alguna intención de dolarizar la economía”, consideró.
“El Fondo no quiere hacer un programa bajo un esquema de tipo de cambio flexible y que luego los recursos se usen para dolarizar. Si el país quiere dolarizar, entonces el diseño del programa tal vez tendría que ser otro”, añadió.
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