En la venta de pescado en México existe negligencia que no sólo afecta a los consumidores, sino a los pescadores y a la salud de los ecosistemas marinos.
Así lo reveló un estudio titulado "Gato X Liebre" de la organización Oceana dedicada a la protección de los mares, que detalla las actividades fraudulentas que provocan que los mexicanos compren una especie de pescado, pero consuman otra.
Tras analizar genéticamente 376 muestras de pescado en pescaderías, restaurantes y supermercados de Cancún, Mazatlán y Ciudad de México, se concluyó que el 31% del pescado que se ingiere no es equivalente al nombre con el que se le vende al consumidor.
El 36.5% del engaño se lleva a cabo en las pescaderías, luego sucede en restaurantes, con 33.5% y en los supermercados ocurre en un 16.5% de las ocasiones.
En Ciudad de México se sustituyen las especies de pescado en un 34%, mientras que en Mazatlán, Sinaloa, el puerto pesquero más importante de México, hay un 31.5% de sustitución.
El balneario de Cancún, en el Caribe mexicano y elegida para el estudio por su gran afluencia turística, registra por su parte un 26,5 % de sustitución, dijo en la presentación del estudio Renata Terrazas, directora de campañas de transparencia en Oceana México.
¿Qué especies marinas sustituyen?
Debido a intereses económicos, los pescados más sustituidos son el marlín, con un 95%, el pez sierra con un 89% y el mero con un 87% de sustitución.
La diferencia de precios entre lo que paga el consumidor y lo que realmente se lleva a la boca es grande.
El kilo de mero cuesta en México 579 pesos (USD 29.8), precio muy superior al de la basa, el pescado que lo sustituye, y que cuesta 91 pesos (USD 4.6) por kilo.
Por 53 pesos (USD 2.73 dólares) de kilo de bagre, es el favorito para sustituir al huachinango, a la venta en 600 pesos (USD 30.9) por kilo.
Afectaciones a los ecosistemas marinos
Renata Terrazas también apuntó que algunas de las especies que reemplazan a la que cree el consumidor que está comiendo están amenazadas.
"No solo nos estamos comiendo especies en la lista roja, amenazadas o en algún tipo de peligro, sino que además algunas sustituyeron a otros. Y ni siquiera sabíamos que nos las estábamos comiendo", expuso.
Según la especialista, resulta muy complejo saber en qué parte de la cadena que une la pesca con el consumo final se produce la negligencia.
"En algunos casos es en restaurante, otros es en la pescadería", puntualizó en su intervención Pedro Zapata, vicepresidente de Oceana en México.
La tecnología digital es una forma efectiva para poder "rastrear el producto del barco al plato. Tenemos casos identificados en donde es factible que los pescadores puedan generar esa información".
Algunas otras acciones para detener la problemática serían frenar la sobrepesca y la pesca incidental -aquella que caza especies aunque no sean las que está buscando- y proteger los ecosistemas clave para la reproducción de especies marinas.
Terrazas instó al Gobierno mexicano a indicar en las etiquetas qué se está comiendo de forma mucho más precisa a como lo hace actualmente.
Con información de EFE.
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