La inestabilidad económica post elecciones, con la suba del dólar como protagonista, provocó aumentos de precios en un sin número de productos. No fueron la excepción las frutas y verduras, que si bien no sobresalen por tener un alto componente de costos dolarizado, sí se vieron afectadas por los incrementos generalizados.
Según datos publicados por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, los valores promedio por kilo en el Mercado Central de Buenos Aires (MCBA), aumentaron hasta 46,9% entre el 10 y el 17 de agosto.
Entre las hortalizas, el producto que más aumentó fue el ajo, que pasó de costar $612,50 a $900 por kilo en el transcurso de una semana. Dentro de ese segmento, le siguieron la papa, que aumentó un 14% ($238,89 a $272,22), el zapallo (suba del 7,1%) y el zapallito (2,5%).
La gran excepción fue el tomate, que debido a un aumento de la oferta registró una baja del 35,2%, pasando de $300 a $194,44 por kilo entre el 10 y el 17 de agosto. Además, la cebolla se mantuvo sin cambios en $82,50.
En el caso de las frutas, el incremento más pronunciado luego de la devaluación se dio en la banana, cuyo precio saltó de $290 a $395 en el MCBA. También subió 11,8% el limón (pasó de $94,44 a $105,56), 8,1% la naranja ($205,56 a $222,22) 5,3% la pera ($211,11 a $222,22) y 1,4% la manzana ($394,44 a $400).
Más del 500% de aumento en un año
Las frutas y verduras son particularmente volátiles. Así como algunas tuvieron fuertes aumentos tras la devaluación, todas las variedades suben y bajan mucho en cuestión de semanas por las variaciones en la oferta y la demanda.
En los últimos doce meses, producto de la sequía y el aumento general de los costos, algunos productos tuvieron incrementos muy por encima de la inflación. De acuerdo a un estudio elaborado por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), con datos actualizados al 31 de julio, la batata, por ejemplo, tuvo un salto en el valor de venta en el Mercado Central de Buenos Aires del 350,3 por ciento.
Fue más significativo el ajuste del precio de la papa, que se encareció 557,5% en ese período. En tanto, el tomate redondo, que bajó de precio en los últimos siete días, acumuló una suba anual del 166,2% entre el 31 de julio de 2022 y la misma fecha de este año.
Los tres productos (papa, batata y tomate), no solo subieron por encima del Índice de Precios al Consumidor (IPC), que tuvo una variación del 113,4% en ese período, sino también del rubro de “alimentos y bebidas no alcohólicas”, que tuvo un avance del 116,3% en el último año.
Según explicaron desde el CEPA, el aumento de la papa fue producto de una merma en los kilos producidos por hectárea en el sudeste por los problemas climáticos ocurridos en el verano,por lo que se espera que esta situación continúe los próximos meses debido al faltante de papas semillas. “Esto generará una merma en la cantidad de papa para consumo, promoviendo, probablemente, una tendencia al alza de esta hortaliza”, señalaron.
También desde la Unión Frutihortícola Argentina (UFHA) expresaron su preocupación. “La escasez de lluvias y la falta de agua han dejado una marcada huella en la producción de papas, afectando tanto la calidad como la cantidad de los cultivos”, remarcaron.
Precios que se multiplican
Más allá de los aumentos registrados en las góndolas y en los mercados mayoristas, se han registrado en las últimas semanas grandes brechas de precios entre los valores pagados a los productos y los valores ofrecidos a los consumidores finales. No es algo nuevo, y de hecho es lógico que se den diferencias a lo largo de la cadena, pero en algunos casos las distancias han llegado a ser muy llamativas.
Según informó la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en función de su medición del Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD), en julio los precios de los agroalimentos se multiplicaron por 3,4 veces de la chacra (origen) a la góndola (destino). Es decir, el consumidor pagó $3,4 por cada $1 que recibió el productor.
El limón fue el producto que mayor brecha presentó entre el precio pagado al productor y el valor final (12,3 veces), el zapallito (9,6), la zanahoria (8,4), la cebolla (7,3) y la naranja (6,2 veces).
Desde CAME explicaron que la fuerte diferencia que se da en el limón, se debe a que se le paga muy poco al productor y no se observaron variaciones en origen, es decir, se mantiene el monto desde comienzo de cosecha, que fue en abril. “Por otra parte, hay una caída de exportación, está sobre ofertado, y se ajusta por el productor”, apuntaron.
Mientras, en góndola, las frutas y verduras aumentan por el incremento de costos de salarios, energía, fletes, entre otros, para los galpones de empaque y cadena de comercialización.
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