Los responsables de las más emblemáticas marcas de la industria automotriz mundial tienen un ojo puesto en los autos eléctricos y el otro en China. El primero por tratarse del modo de propulsión sustentable del mañana, en el que hay que ya se están invirtiendo cientos de miles de millones de dólares y así continuará en los próximos años. El segundo, por ser el fabricante de baterías más grande del mundo, que actualmente provee al 90% de la industria, pero también por tener los mejores costos para fabricar autos en gran escala.
Elon Musk, el creador de Tesla, no sólo ha sido pionero en esta tecnología. Además ha entendido que más allá de tener dos plantas en el país de origen de la marca, Estados Unidos, y en Europa, desde donde abastece la enorme demanda que está recibiendo para su SUV llamado Tesla Model Y, instalar una gigafactoría en China, era fundamental para acompañar el crecimiento que sabía que tendría su marca.
Lo que ocurre con Tesla es verdaderamente curioso y simbólico del rumbo que ha tomado la industria automotriz en general. Desde el comienzo, la gran apuesta del excéntrico magnate nacido en Pretoria, Sudáfrica, ha sido convertir el concepto de automóvil conocido por el mundo entero en un producto tecnológico sobre ruedas. Con esa visión, Musk cambió el estándar de producción convencional basado en dos principios: producir menos piezas y ofrecer accesorios bajo demanda.
Así pudo bajar los costos de fabricación y generar ingresos adicionales por vender servicios, pero además, mejorar la velocidad de producción por esas dos mismas razones. Con esos tres puntos resueltos de un modo diferente al que históricamente lo hicieron los fabricantes, y aprovechando el hecho de ser pionero en electrificación, consiguió transformar a Tesla en un objeto de deseo y entrar a la competencia directa con las marcas más famosas del mundo.
La línea de tiempo dice que entre 2008 y 2020 fue el tiempo que la marca necesitó para fabricar un millón de autos eléctricos, y que hoy, ese mismo millón de unidades se fabrican en sólo 6 meses.
Y fue justo en 2020, increíblemente el año en el que el mundo se detuvo por la pandemia, que se produjo el punto de inflexión para Tesla. Con la gigafactoría inaugurada en 2019 en Shanghai, China, produciendo a pleno para 2020, Musk necesitó ese año sólo 15 meses, algo de 2021 también, para alcanzar el segundo millón de Teslas.
Después vinieron las gigafactorías de Berlin, Alemania, y Austin, Texas, y desde entonces, acelerando los procesos aún más, tardó 10 meses en llegar a tres millones de unidades y siete meses más para fabricar el auto número 4 millones. Así se ha llegado a 2023, cuando Tesla acaba de alcanzar los 5 millones de autos en sólo seis meses.
Hoy, mientras Shanghai es la planta que más unidades produce, especialmente los Tesla Model 3 que llegan a Asia y Europa, la planta de Berlin es la más moderna y rápida de la marca, en la que produce los Model Y que lideran las ventas en Europa.
Elon Musk ya anunció que en 2024 comenzará la construcción de la nueva Gigafactoría en México, donde producirán el nuevo modelo de bajo costo con el que piensan dar otro golpe al mercado con un auto que pueda tener un precio de 20.000 dólares, y que representará un cambio de método de fabricación, ya que con ese automóvil se pondrá en funcionamiento la nueva plataforma anunciada en marzo de este año, gracias a la cual el líder de la compañía espera poder ser más competitivo aún en la agresiva estrategia de bajar los precios para seguir captando clientes.
El contraste sigue siendo muy grande. Porque mientras Musk se expande, la venta de autos eléctricos en Europa se ha ralentizado a punto tal que Noruega, el país con la cuota más alta de todo el continente en vehículos a batería sigue viendo como caen las ventas, incluso por una circunstancial falta de competitividad de la corona respecto al euro y una suba en la tasa de interés de préstamos bancarios que pasó del 1,5% al 5% anual.
Pero además, Volkswagen detuvo la fabricación en la planta de Dresden, en Alemania, debido a la baja en la demanda, e Inglaterra ha tomado la decisión de imponer una cuota mínima de ventas de autos eléctricos a partir de 2024, que irá subiendo año a año hasta 2035, cuando ya no se puedan vender autos con motores térmicos. Esa cuota será de 22% para las marcas en 2024, subirá al 28% en 2025, al 33% en 2025, al 38% en 2027, al 52% en 2028, al 66% en 2029, al 80% en 2030 y, por último, al 100% en 2035. Las empresas que no cumplan con esos objetivos tendrá una fuerte multa por cada auto eléctrico que no se haya vendido hasta alcanzar el porcentaje mínimo.
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