Rosa Díaz

Girona, 18 nov (EFE).- Inteligente y divertida, la última creación de los catalanes Nao Albet y Marcel Borràs inicia este sábado en el festival Temporada Alta de Girona un recorrido que les llevará en los próximos meses a Madrid y Sevilla, entre otras ciudades.

El ego, la amistad, la envidia y la decadencia son los temas que aborda "De Nao Albet i Marcel Borràs", la obra con la que esta pareja, que ha sido durante quince años 'enfants terribles' del teatro catalán y joya de la corona de las nuevas generaciones, anuncian que rompen su relación profesional y personal.

Dentro y fuera del escenario, Albet y Borràs insisten en que todo lo que cuentan en escena es real, que están hartos el uno del otro, que su relación se ha deteriorado con el tiempo y que éste es su último montaje juntos.

Pero ya se sabe que en toda autoficción hay artificio, así que, aunque el público no puede saber dónde acaba la realidad y empieza la ficción, sí puede compartir con ellos su exploración de las luces y las sombras de la amistad.

La obra empieza con Nao y Marcel recordando como se conocieron, mientras en la pantalla se proyectan imágenes de su juventud juntos.

Con afinado sentido del ritmo, mucha mímica y alguna canción de rap, la pareja repasa las obras que han hecho juntos y, poco a poco, el rencor, la rivalidad y la mala leche van emergiendo cada vez con más fuerza, hasta llegar a altos niveles de autocrítica y de crítica en general.

Un escenario negro con una pantalla al fondo y dos mesas de sonido e iluminación desde las que cada uno de ellos lanza música y luces sobre el otro, tanto para resaltarlo como para ensombrecerlo, le basta al dúo para mantener al público atrapado durante dos horas.

Otro montaje que ha levantado muchas expectativas en Girona ha sido "Love me", la propuesta de la argentina Marina Otero, que llega después de las buenas críticas que obtuvo en este mismo festival su anterior producción "Fuck me".

Si "Fuck me" abordaba la necesidad de "ser follada", "Love me" habla de la necesidad de ser amada y del amor como concepto ligado al tiempo y a la violencia.

Ambas obras forman parte del proyecto "Recordar para vivir", basado en la propia vida de la autora, pero formalmente las dos piezas son muy diferentes.

"Fuck me" era enérgica y rítmica, con cinco actores sobre el escenario, mientras que en "Love me" la única intérprete es Marina Otero, que durante tres cuartas partes de la obra permanece inmóvil, envuelta en música y textos proyectados.

La decisión de poner su vida y su cuerpo en el centro del escenario la hermana Angélica Liddell, que también estrenará su nueva obra en Temporada Alta este fin de semana. EFE

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