En la vorágine de nuestra cotidianidad, solemos descuidar la importancia crítica de contar con una Defensa Nacional sólida y lista para enfrentar los desafíos del presente y del futuro. Sin embargo, es esencial que dejemos atrás las disputas políticas mezquinas que, durante décadas, han debilitado el entramado de nuestra República Argentina y menoscabado nuestra seguridad nacional. La falta de pericia y compromiso en la gestión de este sector clave, ha dejado cicatrices profundas y a la vista.
Históricamente, la gestión de la Defensa Nacional ha sido una saga de incompetencia y desdén. Funcionarios sin experiencia ni conocimientos pertinentes han ocupado cargos clave, mientras que el personal militar ha sufrido la falta de recursos y apoyo adecuados. Este menosprecio por la seguridad nacional nos ha dejado vulnerables ante amenazas tanto internas como externas.
Sin embargo, con la asunción del presidente Javier Milei, parece haber comenzado un nuevo capítulo para la Defensa Nacional. Una etapa en la que los hechos señalan un estilo de gestión radicalmente opuesto al que conocíamos. Un ministro de Defensa joven y decidido a trazar un nuevo rumbo está dando claras señales de este cambio, y aunque el área requiere soluciones a muchos problemas estructurales, empiezan a vislumbrarse indicios de una gestión centrada en resultados tangibles más que en meros discursos y cartas de intención.
La reciente adquisición de los aviones F-16 a Dinamarca es una señal de capacidad de gestión y compromiso con el rumbo de la “nueva era” que proclamara el presidente Milei. En apenas cuatro meses, el ministro Petri ha logrado el avance tecnológico más importante para la Fuerza Aérea Argentina de los últimos 50 años. También se han logrado progresos con el pago de los P-3 Orion, contratados por el gobierno anterior pero nunca abonados, y con la incorporación del primer Basler BT-67, un objetivo que estaba paralizado desde 2022 debido a la habitual inoperancia de las administraciones previas. Además, se ha obtenido financiamiento de Estados Unidos para que estas operaciones no impacten significativamente en la crisis económica que atravesamos.
Otro avance prometedor y en la dirección correcta, es la solicitud de la República Argentina para convertirse en socio global de la OTAN. Esto no solo fortalecería nuestra alineación estratégica, sino que también nos proporcionaría acceso a recursos y conocimientos fundamentales para la reconstrucción de nuestra Defensa Nacional y un reposicionamiento claro en el desequilibrio regional que hoy representa Brasil.
Estos primeros pasos también sugieren que la Defensa ya no se considera un juego de suma cero, donde los recursos asignados son a expensas de otros sectores como la Salud o la Educación. Esta nueva visión reconoce la importancia de una Defensa sólida para el desarrollo económico y social de nuestro país, así como para la cooperación internacional y las relaciones que nos interesan con el mundo.
Aún quedan muchos desafíos por delante, y la tarea de reconstrucción llevará tiempo, pero pareciera que estamos siendo testigos del inicio de una nueva era, dejando atrás décadas de estancamiento y avanzando hacia un futuro más seguro para nuestra Patria. Es responsabilidad de la dirigencia política aprovechar esta oportunidad para fortalecer nuestra seguridad y nuestro papel en el escenario global. Aquí no hay lugar para falsas ideologías, porque la seguridad nacional no las tolera. A la Patria se la defiende, y para eso hay que estar capacitados y equipados. No hacerlo es estar en su contra.
Deng Xiaoping, líder comunista chino, afirmó que “el poder militar es el fundamento de la seguridad nacional y el pilar de la política exterior”, mientras que un Winston Churchill proclamaba que “la defensa nacional es una cuestión de vida o muerte para una nación y el fundamento de su libertad y prosperidad”. En un mundo cada vez más complejo y peligroso, es crucial prestar más atención y cuidar mejor a quienes se forman toda su vida para protegernos y asegurarnos un futuro próspero y en libertad. Parece que han llegado buenos vientos para nuestra Defensa Nacional, y eso es una noticia muy esperanzadora para la Argentina que anhelamos.
*El autor es Presidente del Comité Ejecutivo del Foro Argentino de Defensa
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