Hace veintiocho años y con el consenso de tres actores esenciales de nuestra economía –Trabajadores, Empleadores y el Estado Nacional–, se puso en marcha un Sistema de Riesgos del Trabajo con un abordaje integral de prevención y atención de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. Los fines y objetivos estuvieron claros desde el comienzo: prevenir, atender y gestionar accidentes de trabajo y enfermedades profesionales de manera simple e inmediata.
Con foco en las necesidades de los trabajadores, desde su inicio, se priorizó la prevención y la atención médica integral, de calidad y sin copagos ni costos extras, hasta la recuperación completa o máxima posible de la persona que sufriera un accidente laboral o una enfermedad profesional. Los índices de siniestralidad fueron disminuyendo progresivamente y así podemos evidenciar, por ejemplo, una baja del 78% de los accidentes fatales, representando más de 16.000 fallecimientos evitados o vidas preservadas en el marco de nuestra actividad. Sin embargo, ninguna cifra se concibe como una tarea concluida y resulta necesario seguir ampliando los aportes del Sistema y de todos los participantes, hacia un entorno laboral cada vez más seguro y protegido para los beneficiarios del mismo.
Podemos evidenciar, por ejemplo, una baja del 78% de los accidentes fatales, representando más de 16.000 fallecimientos evitados o vidas preservadas en el marco de nuestra actividad
El Sistema evolucionó, se especializó y supo estar a la altura de las circunstancias en situaciones tan adversas y extraordinarias como lo es una pandemia; permitiendo alcanzar un reconocimiento social, incluso, de parte de sectores no contemplados en la cobertura, como es el caso de los trabajadores independientes.
Frente a la transformación del mercado de trabajo, producto de los avances tecnológicos como por los diferentes cambios socioculturales, nuestra actividad y entre otros avances a destacar, demostró su capacidad para adaptarse rápidamente e incrementar no sólo la oferta de servicios de telemedicina en general, sino también, de teleprevención y de telerehabilitación, convirtiéndose en un caso de éxito para la industria a nivel mundial.
Así y todo, la litigiosidad está al acecho permanentemente. Si bien el plano preventivo y asistencial –médico y dinerario– evoluciona de manera constante, el objetivo incumplido refiere a la disminución de la litigiosidad laboral. Resulta paradójico que, ante menos accidentes, atención plena y mejores indemnizaciones actualizables automáticamente, los juicios no dejen de crecer. El camino recorrido nos indica que la litigiosidad es un fenómeno estructural y exógeno al Sistema, aun cuando este último fue respaldado por una veintena de fallos de la Corte Suprema de Justicia Nacional.
Resulta paradójico que, ante menos accidentes, atención plena y mejores indemnizaciones actualizables automáticamente, los juicios no dejen de crecer
Resulta urgente una rápida solución al problema de la judicialidad que pone en riesgo la cobertura de más de diez millones de trabajadores y más de un millón de empleadores.
El Sistema de Riesgos del Trabajo en Argentina se enfrenta a los mismos escenarios disruptivos e incluso inciertos que alcanzan a otros mercados de la región y del mundo, con motivo del impacto de la inteligencia artificial como de las crecientes deslocalizaciones de equipos de trabajo cada vez más globales y nómades.
Este 28° Aniversario nos encuentra en un nuevo proceso de superación que, sin lugar a duda, nos permitirá continuar avanzando en espacios laborales más sanos, eficientes y seguros.
El autor es Gerente General de Asociart ART
Hacer Comentario