En casi cualquier reunión entre empresarios y funcionarios del Estado la presión tributaria es tema de disputa. La Argentina no solo es un país de alta carga fiscal, sino uno en que también ha crecido de forma significativa en las últimas tres décadas.
Según un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), entre 1997 y 2023 la presión fiscal aumentó 51,1 por ciento. Al inicio del período analizado la recaudación tributaria total del Sector Público Argentino representaba el 21,1% del PIB (Producto Interno Bruto). Esta cifra se mantuvo relativamente estable hasta el año 2002, cuando de hecho se registró el valor más bajo (20,2%), pero a partir de entonces comenzó a crecer y ya no volvió a esos niveles. En 2023, la carga fiscal llegó a un valor de 31,9% del PIB.
De punta a punta, entonces, la presión tributaria efectiva en la Argentina creció 10,8 puntos porcentuales, lo que representó un aumento del 51,1%. Si se toma como punto de partida el 2022, año en el que la carga impositiva fue más baja, se encuentra que el incremento del peso de los impuestos fue de 11,7 puntos porcentuales del PIB, equivalente a un aumento de la carga fiscal de más del 54% en 20 años.
A dónde fue lo recaudado
Como lo muestran las estadísticas, la presión fiscal creció más de un 50% en los últimos 26 años, pero no todos los niveles de gobierno se comportaron de la misma manera en relación a los impuestos. De acuerdo al informe del Iaraf, la mayor parte de los nuevos tributos fueron aplicados por la administración nacional.
Al comienzo del periodo (1997), la presión tributaria nacional era de 15,3% del PIB. En el año 2002 llegó a su nivel mínimo de 14,9% del PIB, para luego comenzar un crecimiento constante hasta su nivel máximo de 25,8% del PIB en 2015.
“Esto implicó un aumento de 10,9 puntos porcentuales del PIB en un intervalo de 13 años. Este notable crecimiento se debió principalmente al aumento de la recaudación de aportes y contribuciones sociales, un aumento de la carga tributaria del impuesto a las ganancias, la reintroducción de derechos a la exportación y la introducción del impuesto al cheque”, explicaron desde el Iaraf.
“Luego la presión tributaria impuesta por el Gobierno Nacional experimentó una ligera disminución y posteriormente se mantuvo constante. Esta caída puede atribuirse a la reducción de la carga impositiva del impuesto a las Ganancias, un rendimiento menor en los aportes y contribuciones a la seguridad social, y una menor carga tributaria en los combustibles”, agregaron.
Más impuestos en las provincias
La presión tributaria en las administraciones provinciales también creció de forma significativa en el período analizado. De hecho, considerando el desempeño de Provincias más CABA, se observa que la trayectoria de la presión tributaria efectiva fue similar a la de Nación.
En 1997 la presión era de 4,67% del PIB y su punto mínimo fue en 2002 con un nivel de 4,25% del PIB. A partir de ese momento, la presión aumentó de manera constante, pero en este caso, el máximo se dio en el año 2017, con una presión del 7,31% del PIB. Luego bajó hasta el año 2021, pero volvió a subir, en buena medida explicada por la introducción del impuesto a los ingresos brutos a los intereses de Leliqs por parte de CABA.
De acuerdo a los especialistas del Iaraf, en 2023 las provincias en forma conjunta tendrían una presión tributaria efectiva 0,76 p.p. del PIB mayor al promedio del periodo (5,8% del PIB).
Estabilidad en los municipios
El Sector Público Municipal tuvo una dinámica completamente distinta a la nacional y provincial. Según el estudio, el punto de mayor presión tributaria se dio en el año 2000 y luego comenzó un descenso constante hasta su punto mínimo de 0,92% en 2008, tomando en cuenta todas las administraciones municipales del país.
En los años posteriores la presión tributaria retomó el sendero creciente hasta retornar a niveles máximos y continuó estable hasta la actualidad. De punta a punta (1997 a 2023) la presión tributaria efectiva es exactamente la misma, con un peso del 1,15% sobre el PIB.
A lo largo de los años la Tasa de inspección, seguridad e higiene fue ganando participación en la estructura de la presión tributaria de manera constante, mientras que el resto de tributos fue perdiendo participación, ya que nunca se superaron los niveles de presión de fines de la década del 90 y la presión tributaria de dicha tasa aumentó de manera continua.
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