El campo argentino vive uno de los años más difíciles de su historia, agobiado por una extrema sequía que lo llevó a concretar un desastre productivo pocas veces visto, a lo que se sumó una crisis económica que cada vez recrudece más y las tensiones políticas ante el escenario electoral. Y todo ese combo se ve reflejado en la confianza de los productores, su situación financiera y sus expectativas a futuro, que se encuentra en mínimos históricos.
Según la encuesta Ag Barometer de marzo pasado, realizada por el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral a 406 productores cuyo valor bruto de producción es igual o mayor a USD 200.000, el Índice de Confianza de los productores, medido por la casa de estudios, es uno de los “más bajos de la historia”, situándose en 69 puntos, cuando hace un año ese valor llegaba a 90 puntos, lo que da a entender un “marcado pesimismo” dentro del sector.
El dato más preocupante radica en la condición financiera de los productores, ya que un 83% manifestó que está peor que el año pasado, como consecuencia de la drástica sequía que vivió el sector. Así, la situación financiera actual tuvo un deterioro del 69% según las mediciones de la Universidad Austral y “se la ubica como la más baja de toda la historia”, teniendo en cuenta que esta casa de estudios comenzó a construir los respectivos índices en 2018. Esta situación se explica “por el fracaso de la cosecha de trigo 2022/3 y los recortes que se están dando todos los meses a los rendimientos de maíz y soja”.
En este sentido, el informe indicó que “ya está asumido el fracaso de la cosecha de trigo donde, en la campaña 2022/23, se produjeron 11 millones de toneladas frente a los 24 millones de toneladas de la campaña 2021/22″, mientras que los productores todavía se encuentran sufriendo los sucesivos recortes en maíz, con una caída en la cosecha del 37% hasta las 32 millones de toneladas y del 45% en soja hasta las 23 millones de toneladas. “Esto tiene un enorme impacto negativo en los flujos de fondos de los productores, lo cual avala la afirmación que la situación financiera actual es de las peores que les ha tocado enfrentar en muchísimos años”, explicó el trabajo.
Otros índices
Pero también, el “Índice de Oportunidad” para realizar nuevas inversiones también muestra una caída de gran magnitud si se lo compara con marzo de 2022. Así, el mes pasado un 76% de los productores manifestaron que es un mal momento para realizar inversiones en activos fijos o en hacienda vacuna, “dando un Índice de 49 que representa una caída de más del 51% con relación a valor de dicho Índice en marzo 2022 que fue 101″.
“En marzo de 2022 muchos productores pensaban que era un buen momento para invertir, con rendimientos esperados razonables de maíz y soja, tasas de interés bancarias negativas (o sea, por debajo de la inflación esperada) y la posibilidad de acceder a maquinarias al dólar oficial”, detalló el informe del Centro de Agronegocios y Alimentos.
De esta manera, el trabajo de la Universidad Austral sostuvo que “hay un gran deterioro en los dos componentes del Índice de Condiciones Presentes ( que son la Situación Financiera y Momento para invertir), que ya se ha concretado en la pérdida de ingresos de la campaña de trigo 2022/23, a las que se suman las pérdidas esperadas en maíz y soja”.
Expectativas futuras
En lo referido a las “Expectativas Futuras”, hay una cierta mejora en lo referido a la situación financiera de los productores debido a la esperanza de mejores condiciones climáticas, en los rendimientos de los cultivos y mercados internacionales con cotizaciones aceptables en términos históricos, aunque menores a los vigentes luego de la invasión de Rusia a Ucrania, aunque en lo que respecta a las condiciones generales del sector, todavía reina un gran pesimismo.
Un 30% de los productores piensan que su situación financiera va a ser mejor que la actual, con un valor de 95 puntos en el índice, lo cual presenta una mejora con relación a enero, cuando dicho nivel se ubicaba en 72 puntos. No obstante, un 95% piensa que el sector va a estar en una situación peor que la actual, con una sensación de marcado pesimismo fundamentado en el total descontrol de las variables macroeconómicas y en la ausencia de propuestas concretas hacia el sector de todos los actores políticos.
“Los productores son muy pesimistas con relación a la situación del sector agropecuario en los próximos 12 meses, no tanto por las relaciones insumo/producto, sino más bien por el desajuste de las variables macroeconómicas de la Argentina que siempre terminan jugando en contra del sector agropecuario a pesar de los parches del Dólar Soja 1, 2 y 3 , que solo sirven para anticipar ingresos de divisas. De todos modos, la escasez de dólares va a ser inexorable en el 2023 y seguramente habrá renegociaciones con el FMI dada la imposibilidad de cumplir con las metas fijadas”, finalizó el trabajo.
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