Sin dudas, poder tener unas finanzas personales saludables en un año donde la economía y la política aportan un contexto complejo, cambiante e inestable, es todo un desafío.
Para esto, se pueden llevar a cabo acciones concretas para que el presupuesto familiar y los ahorros no se vean afectados, o al menos acotar el deterioro lo máximo posible, para poder resguardar el patrimonio en el largo plazo, tales como:
1) Anotar mensualmente ingresos y gastos, es decir, llevar un registro todos los meses del presupuesto de entradas y salidas. Hay que tener en cuenta que con una tasa de una inflación del 100% anual, los precios de los bienes y servicios que se consumen habitualmente constantemente. Quizás resulte un trabajo tedioso, pero si no se hace se puede llegar a perder el control de las finanzas. En los gastos se pueden dividir los de alquiler y/o expensas, servicios (pedir subsidios si corresponde de energía eléctrica y gas -hay que tener presente que en ese caso se renuncia a la posibilidad de poder comprar Dólar MEP o Dólar Ahorro)-, estar al tanto de las promociones y ofertas, como las de compañías de cable y de telefonía; y de consumos perecederos, como los de supermercado.
2) Organizar y controlar las deudas: Preparar un registro consolidado con información de fechas de cierre y de vencimiento, cantidad de cuotas y costo financiero. Si se tiene más de una tarjeta de crédito, habría que analizar si es necesario, o si se optimizan los gastos en función de los cortes del resumen. Es clave no acostumbrarse a pagar el mínimo, porque no sólo se acumula un saldo creciente, sino que además aparecen costos financiero muy altos, al agregar a la tasa de interés, el IVA sobre intereses, seguros y comisiones, principalmente.
3) Planificar objetivos de reservas monetarias. Van a servir para enfrentar gastos necesarios no previstos en un corto o mediano plazo, así como proyectar las vacaciones, mantenimientos del auto, proyectos de familia, viajes, estudios, mantenimientos de la casa, regalos, etc., e incluso ahorro en activos financieros.
Es clave no acostumbrarse a pagar el mínimo de los consumos con tarjeta de crédito
4) Invertir los ahorros, en particular si están en pesos. En el caso de que las finanzas personales estén en orden, y los ingresos sean habitualmente mayores a los gastos, el sobrante de dinero, se podría destinar a reservas (van a consumirse en un futuro) o a inversiones en activos financieros. Según un estudio del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, en 2022, sólo el 9,6% de la población argentina pudo ahorrar.
5) ¿Qué debo tener en cuenta antes de definir en qué invertir? Primero, educarse financieramente (cuanta más información y más conocimientos se obtengan, más seguro se estará para tomar las mejores decisiones; determinar el perfil de inversor (conservador, moderado o agresivo), para definir la predisposición a elegir alternativas de mayor o menor riesgo, como la renta variable, renta fija, y armar el portafolio, según también los objetivos de plazos.
6) ¿En qué invertir? Esto dependerá de cada situación, perfil de inversor, objetivos y demás, pero, dentro del total las alternativas disponibles, aparecen:
a. Dólar MEP, no tiene límite de compra y asegura liquidez;
b. Cedears: son instrumentos que se adquieren en pesos, que representan acciones o fondos de empresas del exterior, de renta variable, y cuya variación depende de 3 factores: tipo de cambio contado con liquidación (CCL), precio del activo subyacente y oferta y demanda en el mercado local;
c. Cauciones: es un instrumento bursátil conservador recomendable para operaciones de corto plazo, de 1 a 120 días, para obtener una renta fija y prácticamente sin riesgo. Pueden operarse en pesos o dólares.
d. Fondos Comunes de Inversión: recomendable para quien quiere asumir una gestión pasiva, es decir, delegar de alguna manera la administración de los ahorros en profesionales, quienes arman distintos tipos de carteras, que pueden ser muy variados, desde renta fija a variable hasta variable y sus combinaciones, dependiendo de lo que el inversor necesite, su perfil y objetivos; y tienen alta liquidez.
e. Acciones: Inversión en empresas, es el clásico activo de renta variable, donde la variación de su precio va a depender de varios factores: entre ellos, la ganancia contable que registre la compañía en su balance anual, contexto político y económico del mercado en el que opera; y hechos concretos que afectan al negocio. Puede invertirse en acciones argentinas en pesos, o bien en acciones del exterior en dólares. Es preferida por los perfiles agresivos y con horizonte de inversión a largo plazo.
Es necesario adoptar hábitos de planificación, austeridad, control del presupuesto
f. Títulos Públicos: es dinero que se le presta a un gobierno, ya sea municipal, provincial o nacional y por el cual se obtiene una renta o interés predeterminada. De ahí su denominación de “instrumento de renta fija” en donde hay que tener en cuenta la calificación de riesgo del emisor (probabilidad de que pague o no su deuda en base a su historial), la tasa de interés del bono (y su frecuencia de liquidación), y el plazo en el que se va a devolver el capital. La rentabilidad final va a depender también de si se mantiene el título hasta su vencimiento o se lo vende antes;
g. Obligaciones Negociables: también es un instrumento de renta fija, similar a los títulos públicos, pero en este caso a quien se le presta dinero es una empresa;
h. ETF: es una combinación entre los fondos comunes de inversión y las acciones. Se operan en el mercado del exterior (en dólares), que buscan replicar un índice o invertir en un sector particular, principalmente. Para poder acceder a este tipo de se debe hacer gestionar una apertura de una cuenta de inversiones, llamada cuenta comitente en un ALYC (Agente de Liquidación y compensación. La apertura y mantenimiento de este tipo de cuentas, que se operan en general totalmente por internet, no tiene costo, más allá de las comisiones cada vez que se opere.
En conclusión, para poder tener finanzas saludables en este 2023 y hacia adelante, es necesario adoptar hábitos de planificación, austeridad, control del presupuesto y educación financiera.
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