En vísperas de la “Fase 2″ del programa económico del gobierno, que el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, esbozaron ayer, el último informe mensual de la consultora Eco Go, publicado durante la semana, describió descarnadamente el agotamiento de la primera etapa de la actual gestión económica, que lidió con el desastroso legado del gobierno de Alberto Fernández, y los dilemas que tiene por delante.
“Lo que empezó como un programa pragmático de shock controlado para intentar capitalizar el balance de un BCRA quebrado sin romper contratos, con superávit fiscal primario del 2% del PBI y un tipo de cambio que permitiera al BCRA comprar dólares (vía desplome de las importaciones) y licuar parte del excedente de pesos (vía inflación y tasa de interés negativa) mientras se avanzaba en un programa monetario (que permitiera empezar a construir un ancla distinta del tipo de cambio con el fin de ir desarmando el cepo), tropezó, describe en su párrafo inicial el informe de la consultora que dirige la economista Marina dal Poggetto.
Ese “tropiezo” se manifiesta, entre otras cosas, en el fin de la etapa en que el Banco Central pudo comprar dólares, engordar sus reservas brutas (de USD 21.000 millones a casi USD 30.000 millones) y achicar el rojo de sus reservas netas (de –USD 11.400 millones a –USD 2.500 millones) hacia fines de mayo, precisa el informe, así como en la dificultad de mantener el sendero bajista de la tasa de inflación (que según el relevamiento de Eco Go en junio sería de 5,6%, casi un punto y medio más que el 4,2% de mayo) y terminar de sanear el balance del Banco Central sin, al mismo tiempo, recargar de deuda y vencimientos a Economía, de cara a un calendario ya muy desafiante: sumando todo lo que vence (incluyendo Bopreales y pagos a organismos internacionales), agrega Eco Go, el Tesoro enfrenta vencimientos “por USD 39.000 millones en lo que resta del año y por otros USD 39.000 millones el año próximo”.
De hecho, el viernes por la mañana, en un reportaje radial en línea con el informe y con la constatación de que el BCRA cerró junio con venta neta de divisas en un mes en el que usualmente se liquida gran parte de la agroexportación, principal fuente de dólares de la Argentina, Dal Poggetto advirtió que el gobierno se “quedó sin nafta antes de tiempo” y que la pregunta ahora es cómo salir de la actual situación.
Para Eco Go, el esquema oficial operó como un seguro al carry trade
Al respecto, uno de los aspectos más llamativos es que, según estimó Eco Go, en poco menos de seis meses, hasta fines de mayo, el actual equipo económico gastó en intervenciones en el mercado cambiario, buscando acotar la brecha cambiaria, más dólares de los que gastaron con el mismo objetivo, cada uno en sus respectivas gestiones, Martín Guzmán y Sergio Massa.
Esto es así porque la consultora computa el 20% del “dólar blend” que Economía decidió que se liquide en el mercado de Contado con Liquidación (CCL). La estimación es que mientras en poco menos de seis meses el actual equipo económico gastó USD 9.000 millones en intervenciones cambiarias, durante los poco más de dos años y medio de Martín Guzmán estas insumieron USD 2.766 millones y durante los poco más de 17 meses de Massa USD 7.619 millones. Por cierto, aún con el envión del dólar blue y el aumento de la brecha de las últimas semanas, esta es aún inferior al 50%, un cuarto del casi 200% que llegó a rozar en vísperas de las elecciones de octubre del año pasado.
Para Eco Go, el esquema oficial operó como un seguro al carry trade. Eso fue así, explica, en parte por la decisión de sostener demasiado tiempo el crawling peg o deslizamiento del dólar oficial al 2% mensual, “mientras se acumulaba una nueva deuda comercial estimada en USD 11.000 millones por el pago en cuotas de las importaciones”.
De resultas, calculó la consultora, los $903 del dólar oficial actual contrastan con el dólar a casi $1.700 a que, a precios actuales, se había llegado con la devaluación inicial. Es un nivel, precisa, apenas 19% superior a los niveles de partida del actual gobierno.
De discutible a “mala praxis”
“Lo que al principio era discutible se convirtió en mala praxis cuando la premura por desarmar la deuda del BCRA se hizo acelerando la baja en la tasa de interés (pases al 3,3% mensual) e incentivando la migración a Lecaps (4,2% mensual) cambiando costo cuasifiscal por fiscal, bajando la remuneración de los plazos fijos al 2,8% mensual y generando un rulo entre la tasa de caución y la de Lecaps que desarbitra la tasa de política monetaria fijada en el nuevo esquema por las licitaciones de Lecaps respecto a la vigente en el mercado secundario”, afirma un pasaje del informe.
El salto en la brecha desde fines de mayo puso fin al desarme de los “Pasivos Remunerados” del BCRA, y Caputo reconoció el fin de la política de tasas de interés negativas, coincidiendo finalmente con la recomendación del FMI.
Una observación adicional es que el mantenimiento del “blend” y la liquidación del 20% de las exportaciones por el CCL significa que el BCRA resigna nada menos que 80% del saldo del balance comercial, que en mayo llegó a un récord de USD 2.650 millones.
Otra cuenta llamativa es la siguiente: “Desde que arrancó el programa, la deuda del BCRA por Pasivos Remunerados cayó de $54 billones (millones de millones) a precios de hoy a $18 billones, mientras la deuda del Tesoro en manos del mercado subió de $36 a 63 billones a precios de hoy. La primera cayó $34 billones, la segunda subió $27 billones, la licuación fue de solo el 8%, el resto se “revoleó” al Tesoro y al BCRA que aumentó la deuda en dólares en $6,5 billones (Bopreales y Ledivs). Como seguro, el Tesoro mantiene depósitos a tasa cero en el Central por $12,9 billones haciendo carry negativo”.
Así las cosas, dice Eco Go, “el festejo por la caída a precios de hoy en la creación endógena de pesos de $6 billones a menos de $1 billón por mes contrasta con el aumento en la deuda del Tesoro que genera la emisión de instrumentos a descuento y sin cupones”.
Herencia intratable
Por cierto, la herencia que describe el informe fue monstruosa: reservas netas negativas en USD 11.400 millones, deuda con importadores y por remisión de utilidades superior a los USD 40.000 millones, exceso monetario por pasivos remunerados equivalente a USD 59.000 millones, que creaba pesos en forma endógena a una tasa del 11% mensual y se absorbía creando todavía más “pasivos remunerados”, amén de una tasa de inflación ya situada en el 12/13% mensual, brecha cambiaria cercana al 200% y una “violentísima distorsión de precios relativos: precios de bienes ridículamente caros, precios de servicios ridículamente baratos y financiados en parte con subsidios pagados por el fisco y precio de los servicios no regulados (contracara de los ingresos) enormemente erosionados”, describe Eco Go. “El esquema -afirma- no daba para más”.
Sobre la distorsión de precios, el informe presenta otro revelador gráfico (ver arriba) en el que compara por cuánto se multiplicaron los precios de diferentes ítems, incluido el dólar, desde diciembre de 2018, tomado como último mes de precios relativamente “alineados” o no distorsionados.
Desde entonces y hasta fin de mayo el precio de los electrodomésticos se multiplicó por 23,4 (esto es, aumentó 2.240%), el del dólar CCL por 23 (2.200%) y el de frutas y verduras por 21,3 (2.030%). En igual lapso el precio promedio de electricidad, gas y otros combustibles se multiplicó “apenas” por 6 (500% de aumento), el de la vivienda por 8,3, el del transporte público por 8,9, y el de las jubilaciones por 9,4 (830% de aumento). Todo contra un nivel general de precios (inflación minorista) que creció 15,3 veces, un salario formal medio que lo hizo 13 veces y un dólar oficial que lo hizo 9,3 veces (830%). Una madeja de precios relativos endemoniadamente complicada de desenredar.
¿Y ahora?
La cuestión ahora, plantea Eco Go, es cómo sacar el cepo y poner a competir el peso con el dólar con un tipo de cambio que se sigue atrasando respecto de la inflación, una tasa de interés de plazos fijos hoy por hoy negativa, un aumento del “riesgo del Tesoro” en los balances bancarios (por los bonos que le compran) y vencimientos por el equivalente a USD 78.000 millones en los próximos 18 meses. “Y todo con un riesgo país de 1.450 puntos”.
¿A qué tasas y plazos se puede financiar la Argentina sin cepo? ¿Cuál es el superávit primario que equilibra el saldo financiero? ¿Cuáles son las chances de un nuevo programa del FMI sin correcciones previas? Por lo pronto, Caputo “ganó tiempo avisando que solo va a sacar el cepo cuando esté dadas las condiciones sin compromiso de fecha”, se pregunta y afirma el informe de Eco Go.
Todo esto, sazonado con proyecciones oficiales de Economía y el BCRA de que las reservas netas caerían hasta USD 2.500 millones de acá a fin de año. Además, Eco Go calcula, tomando los datos incluidos en la revisión del FMI (139% de inflación esperado para 2024 y 45% proyectado para 2025,) y asumiendo el mantenimiento del crawling al 2% mensual, que a fin del año próximo el dólar oficial 13% sería menor en términos reales al que el gobierno recibió de la gestión de los Fernández y Massa.
“No luce –observa tersamente el informe– que la economía haya tenido un salto de productividad que justifique esa dinámica”.
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