“Todavía es la economía, estúpido”, advierte The Economist en su edición de este jueves en una nota en la que afirma que “una inflación anual de 114% está empujando a la Argentina hacia la derecha”.
La revista británica señala que Patricia Bullrich y Javier Milei están creciendo en las encuestas debido a sus propuestas para afrontar el problema más acuciante de la economía. Es ya –precisa– la tercera inflación más alta del mundo y ha contribuido a que la tasa de pobreza del país haya crecido del 30% en 2018 a 43% en la actualidad y hace que los votantes tiendan a favorecer a los políticos que ofrezcan los remedios más radicales para curar el malestar económico. Sin embargo, reconoce, “la profundidad de los problemas económicos de la Argentina significa que la elección de este año es particularmente impredecible”.
El artículo reseña que desde 1946 el peronismo, al que define como un “movimiento populista” ha gobernado mayormente la Argentina, pero ahora está un punto bajo, al punto que poco más del 25% del electoral dice que lo votará. “Bajo la presidencia de Alberto Fernández se triplicó la inflación anual, se estrecharon los controles de capital, alimentando un gigantesco mercado negro del dólar, la moneda en la cual los argentinos ahorran. El Banco Central ha imprimido tanto dinero, que la cantidad de efectivo en circulación casi se cuadruplicó a 3,8 billones (millones de millones) de pesos”, señala.
La revista británica señala que Patricia Bullrich y Javier Milei están creciendo en las encuestas debido a sus propuestas para afrontar el problema más acuciante de la economía
The Economist aclara a sus millones de lectores del mundo que ni el presidente Fernández ni su vice, Cristina Fernández de Kirchner, se presentan a la elección y que los probables candidatos oficialistas son Eduardo de Pedro –confirmado esta tarde–, a quien describe como “un protegido de la Sra. Fernández”. Destaca también que las encuestas están siendo dominadas por la oposición de centro-derecha de Juntos por el Cambio (JxC) y La Libertad Avanza, “de Javier Milei, un congresista libertario”.
La revista también recuerda que durante meses “el candidato más fuerte de JxC parecía ser Horacio Rodríguez Larreta, el tecnocrático alcalde de Buenos Aires, pero su énfasis en cambios graduales hizo que perdiera atractivo a medida que la economía empeora”, lo que ha favorecido a Patricia Bullrich. “Mientras Larreta intentó incluir a peronistas moderados en JxC, la Sra. Bullrich se opuso a cualquier alianza con ese movimiento; ella favorece una aguda devaluación y una rápida reducción del gasto público”, resume el artículo, que dice también que los dos candidatos de JxC quieren instituir la independencia del Banco Central, reducir el déficit fiscal total (que la revista estima será del 3,8% en 2023), eliminar los controles cambiarios y unificar “la alucinante cantidad de tipos de cambio” del dólar.
Sin embargo, prosigue, para muchos no se trata de una propuesta atractiva, porque les recuerda la experiencia presidencial de Mauricio Macri, quien removió subsidios, levantó controles cambiarios y alcanzó un acuerdo de USD 56.000 millones con el FMI para terminar en una crisis en 2018.
Por esa razón, dice el artículo, muchos argentinos quieren “soluciones extremas”, lo que alimentó el crecimiento de Milei y su “Plan motosierra”. Milei, describe, quiere eliminar el Banco Central y cambiar el peso por el dólar. Promete cortar impuestos, privatizar empresas públicas, eliminar subsidios y restricciones a la exportación y reprivatizar el sistema jubilatorio. “Él también quiere introducir un sistema de vouchers escolares y privatizar el sistema de salud”, amén de reducir de 18 a 18 el número de ministerios.
“Milei atrae a votantes hartos con un estado sobredimensionado, y su estilo excéntrico –vive con 5 mastines, 4 de los cuales llevan los nombres de famosos economistas, y quiere crear un mercado legal para la venta de órganos– es particularmente atractivo a los votantes jóvenes”, entre los cuales más de un 20% dice que lo votará.
Dice el artículo que muchos argentinos quieren “soluciones extremas”, lo que alimentó el crecimiento de Milei y su “Plan motosierra”
Lo que más atención ganó, sin embargo, es su plan de dolarización, que The Economist considera “no claro, pero sugiere una completa dolarización o que los ciudadanos elijan la moneda que les guste”. Al respecto, agrega que muchos economistas no consideran factible la dolarización, pues requeriría que el Banco Central tenga más reservas (de las que tiene) para sostener el sistema bancario”. De hecho, cita, en base a datos de Econviews, la consultora de Miguel Kiguel, las reservas netas son negativas en USD 1.500 millones.
La ventaja de la dolarización es que haría imposible saquear al Banco Central para financiar al gobierno. Al respecto, recuerda que el plan de convertibilidad funcionó por algunos años, pero fue un sistema de vincular al peso con el dólar “demasiado lazo” y que en consecuencia los déficits fiscales “se siguieron apilando”, hasta que se hizo claro que el peso no valía igual que el dólar y los argentinos fueron a los bancos a retirar sus dólares y el gobierno los confiscó, dándoles en cambio pesos devaluados y la peor crisis en la historia del país. “El PBI cayó 17% y el desempleo se duplicó, al 24%”, afirma The Economist.
Según la revista, el atractivo de Milei es precisamente su extremismo, pero en las recientes elecciones locales a sus candidatos no les fue bien, lo que podría significar que en una elección general solo pueda ganar “en grandes ciudades”. A la vez, dice, si Bullrich gana, ella ha dicho que hará una alianza con Milei”.
Quien sea que gane, tendrá una tarea “complicada”, sigue el artículo. El gasto público creció de 26% del PBI en 2000 a casi 40% ahora, un ritmo que la recaudación no pudo seguir. Además, la base tributaria es reducida, pues 36% de los argentinos trabajan en la informalidad, “aunque algunos economistas calculan que más” . El problema: “los pocos argentinos que pagan impuestos están sobrecargados: el Banco Mundial calculó en 2009 que un mediana empresa típico pagaba en impuestos y cargos de seguridad social el equivalente a 106% de su ganancia antes de impuestos”.
Pero más allá de aumentar impuestos, Argentina tiene pocas opciones para financiase: defaulteó 9 veces su deuda soberana, es rechazado en los mercados internacionales de capital y no puede pedir prestado, salvo a los entes entes multilaterales. El país podría aumentar sus ingresos mediante la exportación, explica, pero sucesivos gobiernos peronistas amurallaron el país, cuyo comercio exterior equivale hoy al 33% del PBI.
“Milei atrae a votantes hartos con un estado sobredimensionado, y su estilo excéntrico –vive con 5 mastines, 4 de los cuales llevan los nombres de famosos economistas, y quiere crear un mercado legal para la venta de órganos”
Mientras tanto, el Banco Central tiene una independencia solo “nocional” y financia al gobierno incluso incumpliendo los límites fijados en el vigente acuerdo con el FMI, meta anual que ya sobrepasó en los primeros cinco meses de 2023, cita el artículo a Marcos Buscaglia, de la consultora Alberdi, mediante operaciones de venta de bonos en pesos a agencias públicas, que después se los venden al Banco Central.
Resolver la economía, insiste la revista británica, “requerirá dolores de corto plazo: para cortar el déficit fiscal el gobierno necesitará reducir el gasto público y los subsidios, hoy en 2% del PBI, lo que a su vez aumentará los precios de la energía e impulsará la inflación. De modo parecido, para estimular el comercio, Argentina necesitará un solo tipo de cambio, lo que requerirá devaluar el peso, lo que también empujará al alza los precios; lo que a su vez podría provocar malestar social”.
Llevar a cabo tales reformas es “desafiante”, afirma The Economist, y cita la incidencia de las 24 provincias, que tienen “un mucha autonomía” y han impulsado en los últimos 20 años buena parte del aumento del gasto público. “Quien sea que presida el país tendrá que negociar con 24 gobernadores que manejan sus territorios como feudos; en algunas de las provincias más pobres, más de dos tercios de los empleados trabajan para alguna agencia de gobierno”.
Del lado positivo, el artículo cita que la próxima cosecha podría ser muy buena –después de una sequía que recortó en USD 22.500 las exportaciones agroalimentarias, o 3,2% del PBI– la creciente demanda mundial de litio y las inversiones en Vaca Muerta, el segundo reservorio mundial de gas no convencional.
Pero aunque Bullrich y Milei hablan de arreglos rápidos necesitarán persistencia para recuperar la confianza de los inversores extranjeros y de los propios ahorristas argentinos”. Al respecto, cita a Ricardo Carciofi, profesor de la Universidad de Buenos Aires, para quien resolver los problemas actuales requerirá años e incluso décadas. “Para un país tan políticamente volátil como la Argentina, es un enorme desafío”, concluye The Economist.
Seguir leyendo:
El FMI confirmó que el Gobierno le pidió unificar el vencimiento y que hará el pago a fin de mes
La economía creció el 0,7% en el primer trimestre del año
Inflación: el Gobierno asegura que la suba de alimentos se desaceleró en comparación con mayo
Hacer Comentario