(Desde Montevideo, Uruguay) – Con 25 años, Sebastián Alberti Rossi fue imputado por homicidio en Uruguay. La Justicia decidió que tenía que ir a prisión y, si bien primero estuvo en la cárcel de Punta de Rieles de Montevideo, el criminal fue luego trasladado a una cárcel de mínima seguridad, en San José. El joven salía sin autorización a sacar la basura y, cuando cumplía la tarea, retornaba a la prisión. Hasta que un día no volvió: Alberti salió con los residuos, se subió a una moto de alta cilindrada que lo esperaba y se fugó.
Su escapada fue noticia en Uruguay. El 4 de abril de 2021, Montevideo Portal informó sobre esta fuga de la cárcel de Juan Soler, ubicada a 100 kilómetros de la capital uruguaya, y consignó que el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) –el organismo estatal que se encarga de la gestión de las cárceles– había iniciado una investigación administrativa. Lo que todavía no se sabía era que Sebastián Alberti Rossi es la pareja de Jimena Marset, la hermana del narcotraficante uruguayo prófugo de la Justicia y buscado por la policía de varios países de la región.
Después de que Marset fuera encontrado en Bolivia y lograra burlar a la policía, se conoció de este vínculo. Había una orden de captura internacional de Interpol sobre Alberti: lo describían como un hombre de cutis blanco, nacido en 1995, de 1,7 metros de altura, con pelo castaño y ojos marrones oscuros. Dos meses más tarde, el cuñado de Marset se entregó en Uruguay y ahora está preso en el penal de Libertad, una de las cárceles más peligrosas del país.
El Ministerio del Interior tomó declaración a Alberti en el presidio para conocer cómo había sido su fuga y, un mes después de obtener los datos, sancionó a cinco policías que formaban parte del personal de la cárcel de Juan Soler en abril de 2021, informó La Diaria.
La resolución de esa cartera fue tomada sobre fines de año y la semana que viene será recurrida por la defensa de los policías, que busca individualizar las responsabilidades concretas y directas vinculadas al hecho y rechaza una sanción genérica contra todos los que participaban en el turno.
En su declaración, Alberti no aportó información sobre quiénes habían colaborado con él ni las autoridades que le habían permitido salir a tirar la basura. Su respuesta a las autoridades fue que no recordaba quién fue el funcionario que lo acompañó y tampoco dijo el nombre del jefe del servicio que estaba ese fin de semana a cargo de la cárcel.
Los cinco funcionarios que son investigados ya declararon varias veces ante la unidad de Asuntos Disciplinares del INR. Una dificultad que tiene la investigación es que afuera de la cárcel de Juan Soler no hay cámaras, lo que provoca que la reconstrucción de la fuga se haga solamente en base a testimonios.
La investigación logró determinar que la hermana de Marset y pareja de Alberti había viajado un día antes de la fuga a Brasil. La policía boliviana, a su vez, tenía el dato de que el homicida había ingresado al país con un documento falso a nombre de Ademar Cheneibo Arauz, una persona ya fallecida.
El 26 de octubre, Alberti se entregó en Uruguay y, pocas horas después, la fiscal de San José Serrana Corsino llegó a un acuerdo abreviado con él, lo que implica un reconocimiento de la falta a cambio de una pena menor. El cuñado de Marset reconoció un delito de autoevasión y debe cumplir ocho meses de prisión preventiva en Libertad. Resta, además, que cumpla el saldo de la pena por homicidio que tenía cuando se fugó. Por este motivo, deberá pasar cinco años y un mes en la cárcel.
Marset se refirió a su cuñado en una entrevista que brindó, desde un lugar desconocido, al programa Santo y seña del canal 4 uruguayo. En el reportaje puso como ejemplo ese caso para intentar que Uruguay acepte también la entrega de otros familiares a cambio de que no sean extraditados. “Tiene que pagar y está bien. Pero quiero que sea justo”, dijo en referencia a Alberti.
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