Ricardo Patiño es uno de los hombres de confianza del ex presidente de Ecuador, Rafael Correa. Durante los diez años de mandato, Patiño fue ministro de Economía, Canciller y ministro de Defensa. Enfrentó dos escándalos –los pativideos y la narcovalija– que lo comprometían y cuyos protagonistas terminaron muertos. En el 2019, Patiño pidió asilo a México pues en la justicia ecuatoriana se lo investigaba por el delito de instigación relacionado las protestas masivas que sucedieron ese año, durante el gobierno de Lenín Moreno, que llegó a Carondelet apoyado por Correa pero que ya en el poder se distanció y fue calificado como “traidor” por parte de sus antiguos copartidarios.
El caso por el que se lo investigaba a Patiño prescribió. Mientras estuvo activo, el juez ordenó la orden de prisión contra el ex funcionario correísta e incluso solicitó su localización por parte de la Interpol. Según el diario mexicano El Sol de México, Patiño se naturalizó como mexicano en el 2022 y, desde noviembre de 2023, es beneficiario de la Pensión del Bienestar para Personas Adultas Mayores, una subvención estatal para mexicanos mayores de 65 años.
Patiño, de 70 años, llegó a Quito y fue recibido por un grupo de simpatizantes de la Revolución Ciudadana, que incluso entonaron la canción ícono de la revolución cubana: Comandante Che Guevara. Cuando arribó al aeropuerto internacional, Patiño aseguró que estaba feliz de volver a su país pero que también sentía rabia por cómo lo han destruido.
Este lunes, 19 de agosto, en el Consejo Nacional Electoral de Quito, Patiño junto a otros postulantes del partido correísta aceptaron sus precandidaturas ante el ente electoral. En adelante deberán cumplir los requisitos para inscribirse oficialmente y poder constar en la papeleta. Patiño aspira convertirse en asambleísta.
Cuando Patiño fungía como ministro de Economía se suscitó la filtración de los Pativideos. Fue en mayo de 2007. Entonces se observó una grabación de Patiño conversando con un ex ministro y con dos tenedores de bonos de deuda. Se lo acusó entonces de haber querido manipular el mercado de bonos para beneficiar a funcionarios. Patiño aseguró que él pidió a uno de sus asesores, Quinto Pazmiño, que instalara las cámaras que grabaron los videos que luego se filtraron. Pazmiño y Patiño se distanciaron y tres años después, en abril de 2010, Pazmiño falleció de un infarto. Un año después, la esposa de Pazmiño fue asesinada a balazos mientras se movilizaba en un taxi. Eso al menos es la versión oficial. Tras esas muertes se ha especulado que dichas cámaras no solo grabaron la conversación de Patiño con los tenedores de bonos sino que registraron otro tipo de conversaciones y acciones que, de haber sido reveladas ante el público, habrían significado un escándalo mayor.
Después de ser ministro de Economía, Patiño fue nombrado Canciller. Mientras ejerció el cargo, enfrentó el escándalo diplomático más recordado del gobierno de Rafael Correa que aún sigue sin respuesta: la Narcovalija.
El 11 de enero de 2012, una valija diplomática, enviada desde Ecuador a Italia, y que cumplía con todos los sellos y las solemnidades de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, contenía estupefacientes. Se trataba de un cargamento compuesto por jarras y platos en donde se escondían 40 kilos de pasta de cocaína. En cada entrevista, Patiño aprovechaba para relativizar escándalo, para burlarse de sus entrevistadores y hasta para insultar a sus adversarios. Que todo se trataba de una estrategia regional de desprestigio en contra de los gobiernos progresistas, decía.
La fiscalía de entonces dirigida por Galo Chiriboga –afín al correísmo– abrió una investigación penal, pero pronto se desestimaron los cargos en contra del Canciller, de alguien en la Cancillería o del Estado ecuatoriano y se volcó toda la responsabilidad en contra de Cristian Loor Loor, actor y director, quien se anticipó a denunciar en dos escritos presentados ante las autoridades del cantón Montecristi el 26 y el 29 de diciembre de 2011, que él había sido obligado a enviar piezas de porcelana decoradas con las imágenes de su obra teatral. “Quieren que yo transporte junto a la escenografía y vestuario de mi obra de teatro Ruga la Tortuga e incluso pretenden usar mi nombre para transportar droga vía diplomática”, decía la denuncia recogida por una publicación de la revista Plan V del 14 de mayo de 2012.
En su denuncia, Loor habla de un hombre que se hace llamar Sambo, que es quien lo llama y lo amenaza. Según declaró Loor, Sambo “se jacta de ser asesor de uno de los ministerios”. Por su parte, el canciller Ricardo Patiño simplemente culpó a los perros amaestrados de la Policía del Ecuador para la detección de los envíos irregulares y deslindó cualquier responsabilidad en un asunto que le concernía directamente a él como responsable de los envíos diplomáticos.
Las autoridades italianas siguieron el caso y en enero de 2013, Cristian Loor fue condenado a una pena de diez años de prisión y a 40.000 euros de multa. Lo mismo sucedió con Jorge Redrobán amigo de Loor. Otros ecuatorianos también fueron encausados como Carlos Hurtado Baidal y Jesús Pazo Toro quienes fueron sentenciados a ocho y seis años de prisión, respectivamente. Jean Paul Flores, de nacionalidad estadounidense y origen ecuatoriano, fue condenado a cuatro años.
Jean Paul Flores era una pieza fundamental en la investigación, pero misteriosamente se sometió a la sanción, aceptó haber participado en el envío, cumplió con su pena en Italia y regresó al Ecuador. Cuando Correa aún era presidente y Patiño, canciller; el 3 septiembre 2015, Jean Paul Flores, de 41 años, recibió siete impactos de bala mientras visitaba una tienda en un sector populoso al sur de Guayaquil. Con Flores falleció también un joven de 29 años que lo acompañaba. Las autoridades policiales informaron que podría tratarse de un delito cometido por un ajuste de cuentas asociado al narcotráfico. Sin embargo, en Ecuador Flores no tenía antecedentes penales. Cuando sucedió el asesinato, una camioneta sin placas regreso al hecho de crimen y recogió todos los casquillos. La fiscalía llegó mucho después al lugar del crimen.
Patiño también participo en el proceso de pacificación de pandillas. En 2007, poco después de iniciada la presidencia de Rafael Correa, comenzó un proceso de rehabilitación social que legalizó a pandillas como los Latin King. Tras convertirlas en asociaciones juveniles, el siguiente paso fue persuadir a sus miembros para que abandonaran sus actividades ilícitas. Hoy, casi tres lustros después, algunos defienden el programa mientras que otros aseguran que la violencia que vive actualmente el Ecuador estaría directamente relacionada con esta audaz apuesta de políticas de seguridad pública.
De acuerdo con Alexandra Zumárraga, que participó en el proceso y fue directora nacional de rehabilitación, las figuras del correísmo empezaron a tender vínculos con las bandas criminales. La cercanía llegó al punto de nombrar al entonces ministro del Interior, José Serrano, como miembro honorario de los Latin Kings. Otros personajes políticos como Ricardo Patiño tuvieron vínculos con estas pandillas. La relación llegó al punto de que, según Zumárraga, Johnny Arévalo, que fue presidente nacional de la Asociación Latin King, trabajó en la Penitenciaría de Litoral, la cárcel más violenta del país, bajo otra identidad y estaba involucrado en tráfico de drogas, lo que posteriormente le costó la vida. Una fotografía de Patiño y Correa con un joven narcotraficante Leandro Norero –que fue asesinado en 2022 y cuyas comunicaciones destaparon el caso Metástasis– aún rueda por las redes sociales.
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