Las restricciones al pago de importaciones hicieron crecer en el último año el stock de deuda comercial de las empresas, ya sea con casas matrices u otros acreedores, de acuerdo a estimaciones del sector industrial. Los últimos datos oficiales sobre intercambio comercial muestran que las compras al exterior cayeron en el primer cuatrimestre del año un 6,4%, con especial peso de los bienes de capital. El Banco Central pondrá en marcha un mecanismo de prefinanciación a exportadores para evitar el uso de reservas para algunas importaciones.
El Banco Central estima en informes trimestrales la deuda comercial de importadores a partir de información de las compañías que realizan operaciones de comercio exterior. Hacia fin de 2022, el último dato oficial publicado daba cuenta de que los pasivos por importaciones de bienes habían ascendido a USD 30.942 millones, un incremento de poco más de USD 8.600 millones en comparación con un año atrás.
Estimaciones privadas ya hablan de que la variación interanual en los primeros meses del 2023 es más elevada. Hasta febrero, la consultora 1816 había medido que la deuda de importadores había crecido unos USD 10.800 millones. Fuentes del sector industrial, uno de los que tiene fuerte peso en la balanza comercial, por el lado de las importaciones, estimaron que el dato más reciente muestra un avance cercano a los USD 12.000 millones para ese stock.
De devengado a pagado, camino alargado
En términos prácticos, la deuda comercial es la diferencia entre las importaciones devengadas y las efectivamente pagadas. La consultora LCG hace un ejercicio habitual para medir cuánto, del total importado, fue abonado. El último dato medido incluye la información del intercambio comercial de marzo.
“Durante marzo se incrementó la relación entre lo pagado (base MULC) y lo devengado (base ICA), ubicándose en el 90%, niveles que no se observaban desde diciembre de 2022″, mencionó esa consultora. En febrero había sido mucho menor, de 67 por ciento.
“Si bien el mecanismo de postergación de pagos de importaciones alivia el resultado del MULC, el saldo comercial (base ICA) pasó de un superávit de USD 1.400 millones en el primer trimestre de 2022 a un déficit de USD 1.300 millones en el primer trimestre de 2023. Por lo tanto, es factible que la utilización de esta herramienta se profundice conforme los efectos de la sequía comiencen a hacerse más palpables”, consideró.
Este jueves el Indec informó que la balanza dejó un déficit de USD 126 millones, frente al superávit de USD 1.454 millones de igual mes del año pasado. De esta manera, el primer cuatrimestre del año cerró con un saldo negativo de USD 1.469 millones, contra un excedente de USD 2.840 millones del 2022. Las exportaciones cayeron 29% para alcanzar los USD 5.891 millones, mientras que las importaciones retrocedieron 12,6% para sumar USD 6.017 millones.
Al tomar en consideración el primer cuatrimestre del año, el retroceso de las importaciones fue de 6,4 por ciento. En el desagregado se observa que uno de los segmentos que tuvo un declive más marcado fue el de los bienes de capital (-18% en la comparativa interanual). El descenso más marcado lo tuvo combustibles y lubricantes (-21,2%) mientras que piezas y accesorios avanzó 9 por ciento.
“Hacia adelante seguiremos viendo un intercambio comercial que continuará en retracción tanto por el lado de las exportaciones como de las importaciones que terminarán el año seguramente con caídas promedio mayores en las primeras (en torno al 20%) que en las segundas (-13% interanual) al compás de la mayor restricción importadora. El año cerraría con un ligero superávit comercial cercano a los USD 1.000 – USD 1.500 millones, nada menos que un 82% por debajo del superávit comercial de 2022 (por USD 6.923 millones) y la décima parte del ‘super’ saldo comercial de 2021 (USD 14.750 millones)”, apuntó la consultora Abeceb en un informe este jueves.
Desojizando la exportación
En tanto que LCG aseguró que “la Bolsa de Comercio de Rosario continúa ajustando sus proyecciones de cosecha a la baja en virtud de la sequía que aqueja al país (la estimación de soja bajó en 1,5 millones de toneladas). En base a esto, estimamos que las exportaciones podrían caer en torno a los 18 millones, resultando en un total de USD 71 millones (un 20% menores que las de 2022)”.
“Teniendo en cuenta, la menor disponibilidad de divisas asociadas a la caída de las exportaciones sostendrán e incluso podrían profundizar los controles sobre las importaciones. Sin margen de maniobra este recorte continuará teniendo consecuencias negativas directas sobre los precios domésticos y el nivel de actividad”, completó.
En los próximos días se espera que comience a funcionar el sistema de prefinanciación de exportaciones al pago de importaciones, un esquema que aprobó el directorio del Banco Central en su última reunión de directorio. “Permitirá mitigar los efectos producidos por la sequía. La modalidad aprobada es un puente para financiar unos USD 3.000 millones de las importaciones”, mencionaron desde la autoridad monetaria.
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“El sistema que entra en vigencia permite a las empresas que actúan tanto como importadoras y exportadoras financiar la compra de insumos con sus propios proveedores o con líneas de crédito internacional, de bancos extranjeros o locales”, consideró el BCRA.
SIRA o no SIRA
“El funcionamiento del sistema sigue teniendo como punto de partida la SIRA aprobada, que es el instrumento que autoriza las importaciones. La normativa del BCRA adopta una herramienta ya existente y la aplica a la financiación de importaciones, logrando distribuir en el tiempo la menor disponibilidad de divisas por efecto de la sequía que afectó a la producción agropecuaria”, mencionaron desde la entidad que preside Miguel Pesce.
“Con este nuevo instrumento, se espera que las industrias puedan regularizar las cadenas de producción garantizando un flujo previsible y constante de insumos, a un costo financiero menor”, concluyeron. A grandes rasgos, se trata de un mecanismo que fue negociado con la industria automotriz, petrolera y de consumo masivo y que tiene como hipótesis de mínima ahorrarse el uso de USD 1.000 millones para ciertas importaciones.
Esas compras al exterior, según el sistema que afinan entre el BCRA y el sector, pasarían entonces a ser financiadas por préstamos de casas matrices o entidades financieras. La prefinanciación de exportaciones consta de líneas de crédito de bancos internacionales que pueden destinarse exclusivamente a la importación de insumos para producir bienes que luego se exportarán.
Lo que se busca ahora es que esa línea crediticia pueda ser utilizada para otro tipo de bienes. Las empresas, de prosperar una ampliación de un esquema de esa naturaleza, obtendrían como beneficio la posibilidad de contar con una flujo más constante de insumos, que podría incluso tener un costo menor.
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