Foto de archivo: imagen de la fachada del edificio del Banco Central de la República Argentina en el centro financiero de Buenos Aires, Argentina. REUTERS/Agustin Marcarian/
Foto de archivo: imagen de la fachada del edificio del Banco Central de la República Argentina en el centro financiero de Buenos Aires, Argentina. REUTERS/Agustin Marcarian/ (AGUSTIN MARCARIAN/)

Tras registrar el miércoles pasado -último día hábil de la semana- la mayor venta de dólares desde que asumió la nueva gestión, el Banco Central volvió a comprar divisas hoy en el mercado. La cifra, si bien prácticamente duplica el volumen neto de compras acumuladas en el mes con USD 47 millones, no deja de ser relativamente menor y sigue marcando mínimos de acumulación. De hecho, el promedio diario de compras se ubica por debajo de los USD 6 millones diarios, lo que genera la inquietud entre los operadores y la necesidad del ministro Luis Caputo y el propio presidente, Javier Milei, de descartar pública y enfáticamente la posibilidad de una devaluación.

Ocurre que desde que se anunció la tasa de devaluación de 2%, ante las permanentes críticas sobre el eventual atraso cambiario, la respuesta oficial siempre se basó en que mientras el Central mantuviese la compra de divisas, no habría síntomas concretos de ese retraso. Pero eso dejó de ocurrir en las últimas semanas, por lo que arrecian las dudas y cuestionamientos.

Desde Alemania, el Presidente descalificó las críticas, a las que consideró teñidas de “deshonestidad intelectual” y atribuyó la merma en la capacidad de retención de dólares a la estacionalidad. Esto a pesar de que en junio, típicamente, el ingreso de dólares por la liquidación de la cosecha suele ser masivo.

“El Banco Central compra menos dólares por una cuestión de estacionalidad. De hecho, está previsto en el acuerdo con el FMI que en el tercer trimestre se pierdan USD 2.000 millones de reservas. Como sobrepasamos la meta y acumulamos de más, podemos incluso perder USD 3.000 millones. Eso no es un problema monetario”, afirmó Milei al volver a rechazar los planteos respectos del tipo de cambio y negar que el Fondo Monetario exija una nueva devaluación. De hecho, atribuyó el regreso de la volatilidad financiera a los proyectos de la oposición que avanzan en el Congreso con alto impacto en las cuentas públicas.

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En cualquier caso, la estacionalidad a la que se refiere el mandatario suele registrarse a partir de mediados de julio hasta principios de octubre. Este año, contrario a la expectativa del mercado, ese factor parece haberse adelantado. “Llamó la atención el fuerte nivel de ventas que se produjeron el miércoles y, más aún, el bajo ritmo acumulado de compras por la autoridad monetaria en lo que va de junio, mes que estacionalmente suele ser de los más favorables en dicho sentido”, destacó la consultora Outlier, quien repasó las cifras desde principios de año. Este mes, el BCRA lleva comprados sólo USD 72 millones lo que arroja un promedio diario muy bajo de apenas USD 5,5 millones por día mientras que la jornada de mayor compra fue de sólo USD 137 millones. “Tanto en promedio como los máximos se encuentran lejos de los valores registrados para los meses previos (USD 310 millones y USD 512, respectivamente). Incluido el mes de diciembre, que contó durante las primeras ruedas con resultados vendedores”, remarcó

Es decir que, si bien los números acumulados de la gestión siguen siendo aún favorables, es cada vez más clara la tendencia a la caída de las compras, en la medida que el BCRA afronta el pago del 100% de las importaciones. “El contexto ya mencionado de una caída de la oferta de dólares por el bajo volumen en el esquema Blend complejiza el panorama de un stock de reservas aún en niveles bajos y con desembolsos por pago de bonos en el próximo mes”, anticipó Aurum Valores.

Es que la fuerte desaceleración del ritmo de compras ocurre en la antesala de fuertes pagos en dólares agendados para julio, que superan los USD 2.000 millones entre los bonos a los acreedores extranjeros, el BOPREAL y organismos. “Hacia delante, en donde se empieza a recorrer el período de disminución de las liquidaciones de la agroindustria con aun persistencia de las bajas temperaturas (mayor demanda de energía) y una estacionalidad “artificial” generada por el diferimiento de importaciones que generó esta administración y que ya empieza a diluirse, el panorama luce, al menos, desafiante”, concluyó Outlier.

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