Adolf Hitler es considerado como uno de los peores dictadores de la historia de la humanidad. Su ascenso al poder derivado de la crisis que atravesaba Alemania tras haber perdido en la Primera Guerra Mundial vino con ciertas características terribles que lo definieron hasta nuestros días
Armado de propaganda fascista, ideologías militaristas, nacionalistas y racistas, y cargado de un claro odio hacia la comunidad judía, las minorías y a todo aquel ser humano que no formara parte del concepto “raza aria” que se empeñó en popularizar, Hitler marcó una época de terror en Alemania y llevó al mundo a una terrible Segunda Guerra Mundial.
Cuando todo comenzaba a caer en Europa, un mexicano, corresponsal de guerra y entusiasta de las historias, tuvo la oportunidad de volar hasta el Viejo Continente, conocer al dictador en persona y escribir sobre su experiencia.
José Pagés Llergo, el corresponsal de guerra que se encontró con Hitler en Varsovia
José Pagés Llergo, nacido en Tabasco, el 20 de septiembre de 1920, fue un periodista de explendido trabajo que ha inspirado a sus colegas al pasar las generaciones. Sus inicios en los medios se remontan al año 1923 donde trabajó en el Heraldo de México como compaginador. Se volvió internacional cuando trabajó en el diario La Opinión y The Daily News en Estados Unidos, tanto en salas de redacción como reporteando.
En el año 1939, cuando la Segunda Guerra Mundial estallaba en Europa, José Pagés Llergo fue enviado al conflicto como corresponsal. En su viaje al Viejo Continente estuvo cara a cara con una de las figuras clave del momento, Adolf Hitler, a quien entrevistó cara a cara. Gracias al periodista, México tuvo los primeros atisbos de quién era el tal Hitler que comenzaba a aterrorizar a la sociedad europea.
Cómo fue el encuentro entre José Pagés Llergo y Adolf Hitler
El periodista publicó en el diario Hoy el artículo Yo hablé con Hitler. José Pagés Llergo obtuvo el permiso de las autoridades de Alemania para ingresar al territorio y entrevistar al dictador. Se lee en el artículo una detallada narración donde el periodista cuenta su experiencia frente a Hitler, que por entonces, gozaba de triunfo y popularidad entre sus seguidores.
La guerra apenas estaba empezando, y faltaban seis largos años de sufrimiento para que el alemán terminara con su propia vida junto a su esposa Eva Braun en un búnker de una Berlín devastada y rodeada por Ejército Rojo de la Unión Soviética.
“Ataviado majestuosamente con su capote de campaña, Hitler da cuatro pasos al frente y se para ante mi en seco, sus ojos azules de color de acero se clavaron en los mios, confieso que tuve que dominar mis nervios para aguantar aquella mirada terrible que solo duró unos segundos pero que a mi me pareció una eternidad”, escribió Pagés Llergo.
De igual forma, el mexicano da una descripción física del dictador, pues por aquél entonces los mexicanos no tenían claro cómo era Hitler. Describe sus manos como delgadas, blancas y delicadas; de dientes recios, ojos de un azul profundo y, paradójicamente, una sonrisa llena de bondad y amabilidad.
Desde la mirada de José Pagés Llergo, Adolf Hitler era bajo, delgado, de cara cetrina, cabeza ovalada, cabello muy fino y peinado con dedicación, tenía arrugas en la piel y una nariz triangular y enrojecida por el frío europeo. Según el periodista, el líder lo saludó efusivamente con el tradicional saludo nazi, le estrechó la mano y se sentaron a conversar.
Hitler estaba bastante interesado en la idea de que a un mexicano le importara lo que pasaba en Europa. Pagés Llergo describe al líder nazi como un hombre que apenas lo miró a los ojos y, que al tener que salir de la habitación donde se hallaban, tan sólo estrechó su mano sin decir un una palabra.
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