Alfonso Prat Gay, ministro de Hacienda de Mauricio Macri tiró la primera piedra. “El gobierno de Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa ya es el más endeudador de la historia. Le gana récord anterior del 2do gobierno de CFK y duplica la deuda del gobierno de Mauricio Macri, al que aún hoy ellos señalan como endeudador No dejes que te engañen”, indicó en la red social X.
El ex presidente del Banco Central entre 2002 y 2004 lanzó este desafío luego de que se conocieran los últimos datos de la deuda pública, que marcaron un récord nominal de USD 406.000 millones.
De inmediato, Prat Gay detalló que en el primer gobierno de Cristina Kirchner la deuda aumentó en USD 32.000 millones, en el segundo en USD 69.000 millones y en la gestión de Mauricio Macri en USD 47.000 millones.
En tanto, precisó que durante el período de Alberto Fernández que comenzó en diciembre de 2019 ya se incrementó en USD 93.000 millones.
Como indicó Infobae días atrás, el monto acumulado de la deuda de la Administración Central más los instrumentos de regulación monetaria del BCRA desde fines del 2019 se elevó al equivalente de USD 129.690 millones -casi 3 veces la heredada con el FMI- del gobierno anterior.
“En el noveno mes de 2023, el stock de deuda bruta ascendió a un monto total equivalente a USD 406.603 millones, de los cuales USD 404.132 millones se encuentra en situación de pago normal”, informó la Secretaría de Finanzas.
Además, explicaron que “con respecto al mes anterior, la deuda en situación de pago normal aumentó en el equivalente a USD 11.226 millones, representando un aumento mensual del 2,86%. La variación se explica por el crecimiento de la deuda en moneda extranjera en USD 874 millones y el aumento de la deuda en moneda local por un monto equivalente en dólares de USD 10.352 millones”.
Si se mide la relación de la deuda pública en relación con el PBI, la evolución fue del 85% en 2018, 89,8% en 2019 tras haber contraído el crédito de USD 44.000 millones con el FMI, 103,8% en 2020 durante la fuerte emisión por la pandemia, 80,6% en 2021 tras la renegociación con los bonistas, 85,2% en 2022 y, según Latinfocus, este año terminaría en un 97,5%.
Un argumento que suele ser utilizado como estrategia de defensa por el Gobierno es que el aumento de los pasivos desde fines del 2019 fue en moneda nacional y no en divisas. Si bien el 66% de la deuda está denominada en pesos, el 54% del total es ajustable o por inflación o por tipo de cambio.
La historia reciente de la deuda
El país cayó en default a fines del 2001, aplaudido por la asamblea legislativa en la breve gestión de Adolfo Rodríguez Saa, e hizo su primer canje en 2005, con una aceptación del 76%. Luego retomó el camino de la emisión voluntaria en los mercados, hasta que la reemplazó por títulos que le vendió el gobierno de Hugo Chávez a una tasa creciente, hasta llegar al 14%. En paralelo, pulverizó el mercado de deuda ajustable en pesos por la manipulación de las estadísticas oficiales de inflación.
En 2010 concretó un segundo canje en el gobierno de Cristina Kirchner, para totalizar una adhesión del 93% entre los bonistas, pero por cerrar la negociación al resto cayó en default en 2014, que no quiso solucionar pese al exiguo monto que tenía sentencia desfavorable. Entretanto, ese gobierno utilizó las reservas del Banco Central para cancelar deuda e intentó sobre el final de su mandato normalizar, sin éxito, su vinculación con el mercado.
En 2016 esa deuda se solucionó casi en su totalidad durante la gestión de Prat Gay con una quita cercana al 30%, pero la crisis del 2018 le cerró los mercados y llevó a Macri a pedir el mencionado crédito al Fondo.
Si bien el monto aprobado llegaba a USD 57.000 millones, al asumir Alberto Fernández suspendió unos USD 12.000 millones no desembolsados y renegoció durante 2 años el programa, mientras le canceló al FMI unos USD 6.500 millones netos.
El canje desarrollado por Martín Guzmán en 2020 logró una alta aceptación, pero la falta de una estructura financiera atractiva y de políticas macroeconómicas atractivas para los inversores provocó una fuerte baja en el precio de los bonos desde entonces.
El nuevo gobierno asumirá con un stock importante de pasivos en conflicto, como los USD 16.000 millones por la expropiación de YPF, USD 1500 millones por la manipulación de los datos del PBI y algunos casos en el CIADI sin resolver desde hace dos décadas. La maldita herencia de la deuda en la Argentina nunca se resuelve, a falta de medidas consistentes y de un déficit fiscal crónico.
Hacer Comentario