Dos defensores de derechos humanos, María Caicedo Osma y Miguel Antonio Quintero, fueron liberados en la región del Catatumbo tras haber sido secuestrados el pasado 27 de agosto por miembros del ELN en la vereda Mesarritas del municipio de La Playa de Belén.
Los dos oriundos de la ciudad de Cúcuta recobraron su libertad después de que miembros de organizaciones humanitarias, la Defensoría del Pueblo de Ocaña y las juntas de acción comunal de la región se adentraran en las negociaciones con el grupo armado para garantizar que fueran entregados en buenas condiciones de salud.
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Entretanto, se conoció que las autoridades están realizando labores de verificación del estado de salud de los defensores, quienes serán trasladados a la ciudad de Cúcuta para reunirse con sus familiares. Sin embargo, sigue la incertidumbre alrededor del secuestro de los dos líderes, que se desplazaban con destino a Playa de Belén a adelantar labores sociales con la comunidad.
Incluso, no existe confirmación oficial del Gobierno nacional ni del grupo armado en donde se les atribuya el secuestro, aunque el ELN hace fuerte presencia en el departamento de Norte de Santander y la región del Catatumbo, por lo que se asumió que el plagio de Caicedo y Quintero fue ordenado por la facción que opera en esa zona.
Estuvieron 25 días en cautiverio
El pasado martes 27 de agosto, los reconocidos líderes sociales María Caicedo Osma y Miguel Antonio Quintero Monsalve fueron secuestrados en el municipio de La Playa de Belén, en la vereda Mesa Rica, Norte de Santander.
Cuando se conoció la noticia, las dos víctimas desempeñaban roles como veedores y defensores de los derechos de los campesinos cuando fueron interceptados por hombres armados. El secuestro ocurrió alrededor de las 9:00 de la mañana, mientras Caicedo Osma y Quintero Monsalve ayudaban a los campesinos a inscribirse en programas ofrecidos por el Gobierno nacional.
La acción violenta se llevó a cabo frente a la comunidad, por lo que el hecho generó pánico entre los habitantes y alertó a las autoridades que iniciaron de inmediato la búsqueda de los dos líderes. Incluso, el secretario de Transparencia de la Presidencia, Andrés Idárraga Franco, se pronunció a través de sus redes sociales sobre este hecho de inseguridad.
“A las autoridades departamentales les solicito movilizar todos los recursos posibles para dar con el paradero de los veedores. A los captores, les pido respeto a la vida de ellos y a las familias de los secuestrados, toda nuestra solidaridad en este momento”, expresó Idárraga en su momento.
El secuestro de estos líderes sociales es un episodio más en la serie de actos violentos que han sacudido la subregión del Catatumbo. La labor de Caicedo Osma y Quintero Monsalve era fundamental para la comunidad, ya que facilitaban el acceso de los campesinos a beneficios gubernamentales, lo que hace aún más preocupante su desaparición.
La situación en el Catatumbo ha sido crítica durante años debido a la presencia de diversos grupos armados que disputan el control del territorio. Estos grupos han recurrido a la violencia y al secuestro como métodos para imponer su dominio y generar miedo entre la población local.
Por su parte, Emiro Cañizares, alcalde de Ocaña, expresó su preocupación por la reciente decisión del gobierno de poner fin a los diálogos con el ELN. En una entrevista con Caracol Radio, el mandatario local destacó que la interrupción de las negociaciones podría desencadenar un aumento en la violencia en las regiones afectadas, revirtiendo los avances logrados en los últimos ocho meses.
Los alcaldes de la zona norte del departamento han manifestado su inquietud ante la posibilidad de que resurjan los conflictos armados y las acciones violentas en sus territorios. Según informaron al medio radial, temen que la población civil vuelva a quedar atrapada en medio del fuego cruzado, lo que incrementaría el costo social de estos enfrentamientos.
Cañizares hizo énfasis en la importancia del diálogo como medio para resolver las diferencias y destacó la necesidad de que el Estado atienda las demandas de las comunidades locales. “Nosotros abogamos por el diálogo, porque las partes puedan dirimir sus diferencias y porque el Estado pueda llegar a las regiones a responder por las necesidades de las comunidades”, afirmó el alcalde.
Otro alcalde de la región, que prefirió no ser identificado, expresó su frustración por la falta de avances concretos en las negociaciones. “Lamentamos que estos intentos se queden tan solo en eso”, dijo, refiriéndose a los esfuerzos fallidos por alcanzar un acuerdo de paz duradero.
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