La tensión cambiaria en la Argentina se traduce en las cifras que exhiben las diferentes franjas del mercado. La dispersión de las cotizaciones, que amplían la brecha de precios, tiene que ver con la incertidumbre electoral, alimentada ahora por el alcance de medidas cambiarias diseñadas por el equipo de Sergio Massa, la constante perdida de reservas en el BCRA, el retorno de la emisión de pesos sin respaldo y una renegociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que se extiende más de la cuenta.
Aunque parezca contradictorio, es el propio Gobierno el que incentiva la brecha. Hoy el dólar más caro de todos aquel para turismo en el exterior, que tiene una carga tributaria del 100% y se vende a $564 en el promedio de bancos. Ese valor marca una alta expectativa de devaluación. Basta observar que en el Rofex hay contratos a enero de 2024 –ya con una nueva administración en la Casa de Gobierno– que se pactan a 561 pesos.
Este dólar “turista” se aplica a consumos en el exterior por encima de los USD 300 mensual. Estos pagos a proveedores en el exterior no son necesariamente suntuarios. Los argentinos cuando viajan traen consigo productos como celulares, tablets y laptops, que constituyen una “importación hormiga” que deja un déficit sectorial por turismo de unos USD 7.000 millones al año.
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Cerca de este dólar “turismo” o “Qatar” vienen los dólares utilizados para girar divisas a cuentas en el exterior, el llamado “contado con liquidación”, que se obtiene a través de la compraventa de activos bursátiles que son negociados tanto en pesos como en dólares a través de la especie “C” o “cable”.
En el Senebi (Segmento de Negociación Bilateral) de ByMA (Bolsas y Mercados Argentinos), donde se acuerdan precios entre privados, el “contado con liqui” llega a $542 con el Bonar 2030 (AL30C).
El “contado con liqui” con acciones que se negocian en pesos en la Bolsa local y en dólares a través de los ADR en Wall Street supera los 530 pesos. Con YPF se pacta a $531 y con Grupo Galicia vale 535 pesos. Con Cedear (certificados bursátiles respaldados en acciones extranjeras) el “liqui” promedia los 531 pesos.
La brecha cambiaria en los segmentos alternativos del dólar va desde el 4% al 13%
Tanto en el Senebi como con ADR y Cedear no hay intervención oficial para fijar precios y, por lo tanto, son valores genuinos para considerar como referencia. En este sentido, el dólar libre, hoy a un precio récord de $528 para la venta, también es una referencia para medir la “sensación térmica” del mercado, más allá de su volumen reducido y su característica marginal.
En los circuitos alternativos también tienen protagonismo las cotizaciones bursátiles intervenidas por las manos oficiales para contener las alzas. En el segmento PPT (Prioridad Precio-Tiempo) de ByMA, donde interviene el BCRA para ponerle techo a los precios con la compra de bonos, el “contado con liquidación” es negociado por montos pequeños a $517 a través del Bonar 2030 (AL30C).
El dólar MEP -para comprar divisas que quedan en depositadas en una cuenta local- en PPT es pactado $498 con el mismo título (AL30D), intervenido por el BCRA.
La brecha deja en evidencia que un dólar vale más cuando se lo retira de una cuenta local y se lo lleva a una cuenta en el exterior o al “colchón”
En este caso, la brecha cambiaria entre el “liqui” y el MEP intervenidos por el BCRA alcanza los 19 pesos o un 3,8%, margen lógico porque se paga más por sacar los dólares y llevarlos al exterior. O dicho de otra forma, en este difícil trance de la economía argentina el dólar vale más cuando está fuera del sistema financiero local.
Si se toma en cuenta el precio libre en el Senebi y se lo compara con el “contado con liqui” intervenido (PPT), hay un “spread” de de 24 pesos o 4,6 por ciento.
Con un dólar “ahorro” (con carga impositiva de 65%) a $465 en promedio hay un eventual margen de ganancia de 58 pesos o un 13%, que se arbitra a través de las maniobras del “puré” o reventa en el mercado “blue” a 523 pesos. Es decir que el billete pasa a subir su precio un 13% en el momento en que se lo retira del banco.
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