A menos de un mes de las elecciones generales, los operadores y analistas del mercado ya hacen sus números y previsiones respecto al día después, el 23 de octubre, con expectativas que están lejos de ser una predicción precisa, pero que marcan una predisposición a cubrirse ante posibles nuevos sacudones.
Las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) quedaron atrás, pero hicieron mella en el devenir del mercado. Encuestas que, una vez más, estuvieron lejos de predecir el escenario político que quedaría dibujado luego del 13 de agosto, una devaluación del 17% del peso en el mercado formal, la solidificación de la posibilidad de un futuro dolarizado de la mano del gran desempeño de Javier Milei y un paquete de medidas de compensación ante la disparada inflacionaria de un punto del PBI que prometen hacerse sentir en la plaza por la inyección de dinero que suponen cambiaron sustancialmente los precios de los activos.
Uno de los datos que más claramente incorporaron los operadores como significativos es el de la fecha de caducidad de la estabilidad cambiaria en el mercado mayorista
En ese contexto, uno de los datos que más claramente incorporaron los operadores como significativos es el de la fecha de caducidad de la estabilidad cambiaria en el mercado mayorista. El 14 de agosto, cuando el Banco Central dejó subir 22% la cotización del dólar mayorista comunicó, al mismo tiempo, que ese tipo de cambio se mantendría estable al menos hasta las elecciones de octubre. Que es lo mismo que decir que, en los días siguientes, no tendría por qué mantener ese precio fijado en $350 por unidad.
“El mercado descuenta que el canal de transmisión de la próxima, y ya inexorable, aceleración inflacionaria será un nuevo salto devaluatorio, cuyo tamaño dependerá de la duración del congelamiento en $350 del dólar oficial. A modo ilustrativo, si la inflación de septiembre es 12% y la de octubre 10%, el tipo de cambio real del 23 de octubre (post elección) sería 5,5% inferior al del 13 de agosto (pre devaluación). Peor aún, si el congelamiento se extendiera hasta el 21 de noviembre (post balotaje), sería 13,7% menor”, analizó Portfolio Personal Inversiones (PPI), que lee las expectativas de los operadores en los precios del mercado de dólar futuro.
“Es por ello que el mercado descuenta dos saltos devaluatorios antes de fin de año en los futuros de Rofex: 22% en noviembre y 34% en diciembre. La discusión ya no pasa por definir si habrá devaluación y consecuente aceleración de la nominalidad, sino por acertar el timing”, consideró el reporte.
La semana cerró con el futuro de dólar a precios pactados para el fin de septiembre en $351, prácticamente el dólar mayorista actual, para el cierre de octubre -inmediatamente después de los comicios- el precio se estaba pactando ya en $385 por dólar oficial mayorista. Y el contrato con cierre a fines de noviembre, mientras tanto, marcaba acuerdos en torno a $476,30 por billete de un dólar.
Plazos más largos mostraban números aún mayores, pero la naturaleza del mercado de futuros local -la mayor parte de las operaciones y el volumen se concentran en pocos contratos, los más cercanos en términos de fecha de vencimiento- hace poco prudente tomar esos valores como expectativas o previsiones.
Un movimiento en el mercado del dólar oficial tendría lógicas consecuencias en el resto de los tipos de cambio, tal como se vio el 14 de agosto luego de las PASO. Pero dado que las expectativas de los operadores en el mercado de futuros están lejos de ser una predicción certera -más bien es una cobertura ante un riesgo- hay otras variables en juego.
Una de esas variables es el dólar soja 4, que hoy tiene un rol clave en la evolución de los dólares financieros -en particular el contado con liquidación, algo menos en el dólar MEP y de manera más indirecta en el propio dólar libre- pero cuya continuidad más allá de septiembre es una duda.
Las expectativas de los operadores en el mercado de futuros están lejos de ser una predicción certera
“Crece la expectativa de que post dólar soja 4 se intensifiquen las presiones cambiarias, ya que se volvería a acentuar el desequilibrio cambiario y así es que crecen las chances de una nueva devaluación -post 22-10- tras el efecto de la acelerada inflación que esfumó la mejora en la competitividad”, dijo el analista Gustavo Ber.
Esta nueva versión del dólar soja permite que los exportadores cuenten con el 25% de las divisas que liquidan como “de libre disponibilidad”, que es lo mismo que decir que pueden venderlas en el mercado de “contado con liquidación”, más de 100% por encima del tipo de cambio oficial. Ese flujo de oferta significó que el contado con liqui, que supo tocar $803 por dólar a fin de agosto, llegara a marcar $735 durante la última semana antes de rebotar de la mano de un clima externo enrarecido por expectativas de endurecimiento monetario en los Estados Unidos.
Si habrá o no nuevos dólar soja, entonces, es una variable clave que los operadores buscan despejar antes de proyectar más hacia adelante.
“El contexto externo más adverso resulta negativo e inoportuno frente al clima de elevada incertidumbre política y económica, por lo cual podría llegar a anticipar las mayores presiones cambiarias previstas para el post dólar soja 4. Creo que el dólar libre reanudaría un reconocimiento alcista, el cual viene amortiguado en los dólares financieros por las crecientes intervenciones, dado que preocupa la mayor emisión monetaria, así una eventual mayor caída en la demanda de dinero ante la aceleración de la inflación y la cercanía al 22-10”. dijo Ber.
Luego de todo ese mes de dudas por aclarar es que se empieza a ojear el escenario político que podría surgir luego de las elecciones de octubre. Como siempre, y pese a sus límites, los operadores recurren a las encuestas para tener algo de qué agarrarse. Y aunque admiten que no son la mejor herramienta se ayudan de ellas, con muchos reparos, para tratar de armar sus estrategias.
Aunque los analistas admiten que las encuestas no son la mejor herramienta se ayudan de ellas, con muchos reparos, para tratar de armar sus estrategias
“Como escenario más probable por ahora se plantea un balotaje entre Javier Milei y Sergio Massa, donde yo creo que el mercado va a presentar volatilidad como te comentaba. En ese caso, Massa probablemente intente llegar con el tipo de cambio lo más estable posible para no quemarse, básicamente, lo cual implicará quemar las naves. Me parece que ahí puede llegar a haber volatilidad en el mercado financiero, pero en el resto de las variables me parece que el ministro – candidato las va a intentar mantener constantes a costillas, de quizás empeorar el escenario futuro que va a heredar”, dijo Salvador Vitelli de Romano Group.
“Un escenario de menor volatilidad quizás sea un balotaje entre Patricia Bullrich y Milei, aunque no aparece por ahora como el más probable. Pero menor volatilidad no significa que no vayamos a tener turbulencia por otros lados, porque allí probablemente en ese escenario pueda llegar a haber algún disparo en el tipo de cambio, dependiendo de cómo sean los números de Massa, por el hecho de que puede llegar a ser que el mercado lo termine corrigiendo por cómo vamos a llegar”, agregó el especialista en research. “Entonces sería el de menor volatilidad en términos de mercado, pero no necesariamente de tipo de cambio”, agregó.
“Un escenario que vemos muy poco probable es Bullrich contra Massa, pero no lo estamos pensando, realmente estamos pensando en balotajes que incluyan a Milei. Sería un escenario, entonces, aún más tranquilo, pero no le asignamos mucha probabilidad”, concluyó Vitelli.
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