El Ministerio de Economía cerró sus puertas el último viernes por la noche, con sus paredes, espejos, vidriados y puertas empapelados de afiches con la leyenda “Massa Presidente”, entre un típico sosiego que acompaña a las últimas horas de cada semana en Yrigoyen 250 y la tensa calma ante la llegada de las elecciones generales del domingo. El lunes, cuando vuelva a abrir sus portones, la realidad puede llegar a ser completamente otra y el frenesí retomará, con seguridad, los despachos y pasillos ante el escenario económico y financiero que se abrirá desde el 23-O.
El Gobierno dio pocas pistas sobre cuál será la hoja de ruta después de las elecciones generales, en que podrá haber un escenario de 20 días hasta un probable balotaje -en el que podría o no estar el ministro y candidato Sergio Massa- o una victoria en primera vuelta.
Lógicamente, los funcionarios, algunos de los cuales tendrán que tomar las decisiones más urgentes desde este lunes, son reacios a mostrar sus cartas de antemano, aunque algunos indicios existen: el Poder Ejecutivo buscará una señal lo más rápido posible en el mercado de “normalidad” financiera para no alimentar un clima de incertidumbre.
Pesa, aún, el espejo del 14 de agosto, el día después de las PASO. Desplome de activos a primera hora de la mañana y un anuncio, apenas iniciada la rueda cambiaria, de una devaluación del dólar oficial hasta $350, más su congelamiento hasta mediados de noviembre. Ese movimiento urgente no consiguió una baja considerable en la brecha ni una acumulación de reservas robusta en el BCRA, pero sí derramó en los dos índices de inflación de agosto y septiembre, con alzas significativas respecto de julio.
Pesa, aún, el espejo del 14 de agosto, el día después de las PASO. Desplome de activos a primera hora de la mañana y un anuncio, apenas iniciada la rueda cambiaria, de una devaluación
En los despachos del quinto piso de Hacienda reconocen que el resultado de las elecciones primarias fue “disruptivo” y que eso propició la emergencia el día después, pero que no leen chances de un escenario similar después de este domingo.
“La volatilidad del dólar de estos días estuvo basada en la incertidumbre de que falta un dato (electoral)”, reflexionaba, en las últimas horas, un funcionario con despacho a metros del de Massa.
“Una vez que se clarifique con el resultado de las elecciones habrá que ver si el mercado lo toma bien o mal. En las PASO hubo un resultado disruptivo. Estamos trabajando para tener un escenario que despeje esa incógnita”, continuó.
Para el día después de las elecciones asoman cuatro ejes para tener en consideración sobre la hoja de ruta, cortísima, que encarará el equipo económico una vez que se resuelva la próxima instancia electoral, según pudo reconstruir Infobae en la previa elecotral. El más crítico será el del valor del tipo de cambio oficial, que para muchos analistas llega al 22 de octubre más atrasado que cuando sucedieron las PASO; la administración del finísimo colchón de reservas; las últimas medidas y que están en desarrollo; y la continuidad de la relación con el FMI.
Los cuatro ejes para el día después de las elecciones son: valor del tipo de cambio oficial; la administración del finísimo colchón de reservas; las últimas medidas; y la continuidad de la relación con el FMI
La cuestión del dólar oficial volvió a estar sobre el tapete sobre el filo del cierre de campaña, ya con los tipos de cambio paralelos sin el estado de pánico que habían tenido a lo largo de la semana anterior cuando amenazaron consolidarse arriba de $1.000 por dólar. El referente económico de Juntos por el Cambio Carlos Melconian aseguró que tras las elecciones el dólar mayorista debería subir hasta $500 (un 42% de reajuste). Funcionarios del massismo salieron a cerrar filas detrás del dólar fijo a $350 hasta el 15 de noviembre.
E incluso citaron el acuerdo con el Fondo Monetario como compromiso explícito de ese precio congelado hasta casi un mes de las elecciones.
En rigor, el staff report del FMI publicado a fin de agosto tras la devaluación no plantea de manera detallada que ese precio para el dólar de referencia fuese a sostenerse hasta mediados de noviembre aunque sostiene que “en el futuro, el ritmo de crawling peg estará guiado por nuestros objetivos de desinflación y acumulación de reservas, y la política monetaria seguirá ajustándose para garantizar tasas de política reales positivas a lo largo del tiempo”.
!function(e,n,i,s){var d="InfogramEmbeds";var o=e.getElementsByTagName(n)[0];if(window[d]&&window[d].initialized)window[d].process&&window[d].process();else if(!e.getElementById(i)){var r=e.createElement(n);r.async=1,r.id=i,r.src=s,o.parentNode.insertBefore(r,o)}}(document,"script","infogram-async","https://infogram.com/js/dist/embed-loader-min.js");
En donde sí aparece explícito es en el mensaje que acompaña al Presupuesto 2024 que descansa en el Congreso, por el momento sin tratamiento en comisiones: “Mantenimiento del tipo de cambio oficial hasta el 15 de noviembre de 2023 en $350 por dólar” y “subas diarias posteriores (crawling peg) a una tasa mensualizada del 3%, de modo que al 31 de diciembre de 2023 el valor del dólar alcanzaría un precio de $366″, planteó ese texto de ley.
La estrategia de un salto devaluatorio seguido de ancla fue, aseguran en el Palacio de Hacienda, para que el impacto en precios sea solo inicial y que un crawling peg continuado implique un arrastre en el ritmo inflacionario incluso mayor al que ya tuvo. Es por esa razón que en el Ministerio de Economía descartan que un escenario “no disruptivo” electoral tras el domingo fuerce a otra depreciación del peso.
En el Ministerio de Economía descartan que un escenario “no disruptivo” electoral tras el domingo fuerce a otra depreciación del peso
Un economista que órbita al oficialismo lo puso en estos términos, sobre qué hacer con el dólar: “Las opciones son por un lado no hacer nada y seguir apreciando el peso; la segunda opción es devaluar de nuevo de un salto o hacer arrancar el crawling peg para acompañar la inflación”, resumió.
“Entre esas tres opciones para minimizar el efecto de inflación la mejor opción es la tercera. Si devaluás de un salto el impacto en corto plazo es significativo”, agregó el referente económico, fuera de micrófono. La alternativa que falta, no mover el tipo de cambio de ninguna forma, implicará un fuerte desafío a las reservas.
Ese es precisamente un segundo elemento a analizar para el 23-O. La bala de plata que se jugó el Poder Ejecutivo antes de las elecciones fue la ampliación del swap de monedas con China, que fue anunciado el último miércoles por el equivalente de USD 6.500 millones de margen de acción al Gobierno para los dos meses que restan antes del cambio de administración en la Casa Rosada.
Si bien esa suma es de libre disponibilidad, los dos frentes más urgente para atender serán el del pago de la deuda con el FMI y la capacidad de intervención sobre los dólares financieros. También se cree que habría un margen para reactivar algunas importaciones que se pagan en yuanes.
Los dos frentes más urgente para atender serán el del pago de la deuda con el FMI y la capacidad de intervención sobre los dólares financieros
Un gesto que el Ministerio de Economía espera poder dar horas después de las elecciones será mostrar normalidad en la relación con el FMI y el pago de la deuda. El pago unificado de las tres instancias de cancelación de vencimientos que tenían lugar originalmente a lo largo de octubre, y que había tenido como fecha para realizar el giro el 30 de octubre, finalmente sería una semana antes.
“Se cancela todo el capital el lunes con Derechos Especiales de Giro (DEG)”, mencionaron desde el Ministerio de Economía. Se trata, en números finos al tipo de cambio DEG-dólar de unos USD 2.590 millones.
También le comunicaron al FMI en los últimos días cómo hará el Gobierno para girar los USD 734 millones que caen en noviembre. Según aseveran en los despachos oficiales, se respetará la fecha original del 1° de noviembre y, al tratarse de intereses -a diferencia de octubre, que son vencimientos de capital- serán cubiertos con la posición argentina en yuanes.
Algunas medidas que fueron anunciadas entre las PASO y la elección general tendrán un impacto en noviembre: una será, por ejemplo, la eliminación de Ganancias para la cuarta categoría, que se notará en los recibos de sueldo de noviembre y que, esperan en el oficialismo, pueda ser una carta para ofrendar en caso de que se encaminen hacia una segunda vuelta. El margen para aumentar el gasto es leve: el paquete desde agosto comprometió cerca de 2% del PBI.
Expectativa oficialista
“El resultado determina qué va a pasar y qué no. Si gana Milei en primera vuelta aceleran los tiempos y Milei debería apurarse para decir algo de lo que quiere hacer, ponerle un techo al dólar, porque la corrida que podría desatarse en ese contexto no la podés parar cuando querés y eso te puede llevar a una hiperinflación”, graficó otro economista cercano al oficialismo.
“Si no gana Milei pero saca una ventaja de 6 o 7 puntos, es un escenario primo hermano del anterior. Solo una diferencia menor entre él y Massa podría moderar las tensiones”, concluyó la fuente.
Hacer Comentario