Los argentinos conocen bien como la inflación erosiona el poder de compra del dinero. Un informe del Instituto de Investigaciones Económicas de la Bolsa de Comercio de Córdoba explicó que, además, la inflación también funciona como un impuesto.
“La principal fuente de financiamiento del Estado son los impuestos cobrados por los distintos niveles de Gobierno. Cuando no resultan suficientes para cubrir el gasto, se recurre al endeudamiento. El Gobierno Nacional dispone de una herramienta adicional, su capacidad de emitir moneda a través de la autoridad monetaria (en Argentina, el BCRA)”, detallaron.
“Cuando el BCRA emite moneda para financiar al Tesoro, se está en presencia del ‘señoreaje’ que es el ingreso real que obtiene el Gobierno por la expansión monetaria. La emisión excesiva genera inflación y la misma hace que el dinero en poder del público y los bancos, cuando no es invertido, pierde capacidad de compra. Esa pérdida del valor real puede asimilarse a un impuesto”, explicaron.
¿Por qué? La inflación tiene elementos en común con los tributos: hay una base imponible (Base Monetaria) y una alícuota impositiva (la tasa de variación de los precios). De aquí surge el término “impuesto inflacionario”.
Para entender el fenómeno, el informe dio un ejemplo tomando como base una tasa de inflación anual del 100%. El poder de compra en productos que tenía, al inicio de ese año, un billete de $1.000 al final del período se reduciría a la mitad, sería el equivalente a lo que hubieran comprado $500 a inicio de año. “Es decir, quien se quedó con la plata en la mano perdió $500″, señalaron.
Según el informe, en la Argentina hoy hay impresos $5,5 billones (la “base monetaria” que representa alrededor de un 3,5% del PIB). Siguiendo con su ejemplo de una inflación anual del 100%, todos esos billetes circulantes transcurrido un año podrán comprar la mitad de lo que adquieren hoy. “Si los individuos ajustaran su tenencia de dinero (técnicamente si la demanda de dinero no cambiara) para comprar los mismos bienes que a inicios de año, deberían tener en su poder el doble de billetes: $11 billones”, ejemplificaron.
El “impuesto inflacionario” -una especie de impuesto no legislado- se genera básicamente cuando la emisión para financiar al fisco no está respaldada por el crecimiento de la economía que aumenta la demanda real de dinero. “En la actualidad, el Gobierno argentino usa la emisión monetaria para financiar diversas políticas y la parte de su déficit que, dado el contexto de alta informalidad y desconfianza creciente, no puede solventar con la recaudación tributaria o deuda”, señaló el informe de la Bolsa de Comercio de Córdoba.
En el informe, para el cálculo del “impuesto inflacionario” se utilizaron los datos de la Base Monetaria y no del agregado monetario más líquido, ya que el segundo contiene no sólo la circulación monetaria sino también los depósitos a la vista de los agentes económicos en los bancos, actores que en un sistema de dinero fraccionario tienen la capacidad de creación de dinero secundario, y que se benefician también de la licuación de sus pasivos no remunerados por la inflación, explicaron.
Algunas conclusiones del informe:
– La inflación acumulada entre enero del 2020 y mayo del 2023 fue del 455%. En el mismo período, hubo un crecimiento del 219% de la Base Monetaria. Considerando la pérdida del poder de compra de la base monetaria, el “impuesto inflacionario” representó, en el 2020, un 2,5% en relación al PIB, teniendo para finales del 2022, un aumento de 1 punto porcentual del Producto.
– El punto máximo de la serie se observó en el tercer trimestre del 2022, cuando alcanzó un valor del 1% del PIB el que se asemeja al primer trimestre del 2023, cuando llegó al 0,9% (0,2 puntos porcentuales en relación al trimestre anterior).
– El “impuesto inflacionario” fue el concepto que más se incrementó en los últimos tres años: en el 2022 llegó a presentar un nivel similar a los gravámenes sobre el comercio internacional (3,2%). Mostró una variación de 1,4 puntos porcentualesen el período 2020-2022.
– En comparación con los recursos tributarios de las cinco provincias que más recaudaron el año pasado, el impacto de la inflación sobre la Base Monetaria equivalió al 3,4% del PIB, semejante a las recaudaciones propias de Buenos Aires, CABA, Córdoba, Santa Fe y Mendoza.
“Que la inflación permita al Gobierno un espacio para hacerse de recursos con la impresión y puesta en circulación de billetes, y así financiar sus políticas, es un factor sumamente regresivo y distorsivo, que genera problemas de eficiencia y de equidad ya que se reduce la capacidad de compra de la población receptora de estos pesos”, indicó el informe.
“En este sentido, el fenómeno afecta en mayor medida a los deciles más bajos y a grupos como los jubilados, debido a que sus ingresos suelen resultar ajustados con rezago frente a la inflación, y a que conservan sus ahorros en pesos porque tienen menor acceso a fuentes alternativas de inversión que les permitiría proteger, aunque sea en parte, sus ingresos”, agregaron.
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