Para nadie es un secreto que México se encuentra en una zona altamente sísmica y que en cualquier momento nos puede sorprender un movimiento, por ello es importante que tengamos cultura de la prevención. A raíz del terremoto del 19 de septiembre de 1985 se implementaron los simulacros este día para conmemorar a las víctimas de la tragedia. Luego, en 2017 y 2022, un par de sismos de gran magnitud volvieron a remover los recuerdos del 85 y con ello, se reforzó la realización de estos ejercicios a nivel nacional.
Para el simulacro de este jueves 19 de septiembre de 2024, la Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC) considera la hipótesis de un sismo de magnitud 7.5 con epicentro en Acapulco, Guerrero, el cual sería severamente percibido en dicha entidad; mientras que la percepción sería de muy fuerte a fuerte en Michoacán, Morelos y Oaxaca; y moderada en Chiapas, Puebla, Estado de México, Colima y Tlaxcala. Será en punto de las 11:00 horas cuando se activen las alertas sísmicas avisando que se trata de un ejercicio y, en la Zona Metropolitana del Valle de México, a los usuarios de celular les llegará una notificación.
Como se puede apreciar, Protección Civil dio una hipótesis de magnitud del sismo, pero sólo numérica, sin que se pueda leer “grados Richter” o “en la Escala de Richter”. Y es que se trata de un término muy común, pero ya añejo, que se utilizaba para referirse a la magnitud de los temblores; sin embargo, ya está en desuso y a continuación te explicamos desde cuando y por qué, para que poco a poco vayamos sacándolo de nuestro imaginario colectivo.
¿Por qué ya no usamos los ‘grados en la Escala de Richter’?
Esta escala nació en la década de los 30, cuando los sismólogos estadounidenses Charles Francis Richter y Beno Gutenberg buscaban la forma de medir la energía liberada por los temblores en el área de California -generados en la Falla de San Andrés-, con el poco tiempo se volvió popular y todo mundo la usaba para medir la fuerza de los sismos debido a que era fácil de usar.
Sin embargo, con el paso de los años los expertos se dieron cuenta de que era una escala que no se podía usar para medir la energía liberada por todos los sismos debido a las distintas distancias y rangos de frecuencia en que ocurrían; ante ello, desarrollaron -aunque con algunas limitaciones- otras medidas como la magnitud de onda de cuerpo (Mb) y la magnitud de onda superficial (Ms).
Para 1979, el sismólogo estadounidense Thomas C. Hanks y el japonés Hiroo Kanamori desarrollaron la medida idónea y que hasta ahora se utiliza con mayor aceptación: la escala de magnitud del momento (Mw), la cual se basa en la energía liberada durante el sismo con relación al tamaño de la falla donde se genera, su resultado es un número el cual va acompañado del término magnitud.
Después de la creación de la Mw, los ‘grados’ fueron perdiendo relevancia conforme los equipos de medición iban actualizándose y al final, al menos en México, fue en el año de 1986 cuando los sismos comenzaron a medirse en magnitud y ya no en la Escala de Richter, de acuerdo con el Servicio Sismológico Nacional.
Así que lo correcto en el caso de los microsismos de este Día del Amor y la Amistad, lo correcto es decir que el primero fue de magnitud 1.8 y el segundo de magnitud 2.8.
Ahora bien, éste término no debe confundirse con la intensidad, que es la percepción de fuerza, la cual depende de la profundidad y cercanía con el epicentro así como sus efectos, así como, que en este caso fue en la misma Ciudad de México, razón por los que habitantes de la Magdalena Contreras, Álvaro Obregón, Coyoacán, Miguel Hidalgo y hasta Cuauhtémoc expresaron en redes que se sintieron muy fuertes.
El Servicio Sismológico Nacional (SSN), institución encargada de los sismos en nuestro país, asigna la intensidad de los sismos de acuerdo con los daños o efectos causados al hombre y sus construcciones y se utiliza la Escala de Mercalli que val del I (sacudida sentida por muy pocas personas) hasta el XII (destrucción total).
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