La publicación de las nueva base imponible para la escala 1 y la escala 2 del impuesto interno conocido como impuesto a los autos de lujo, aportó una inesperada novedad por parte de la AFIP, ya que a la actualización habitual que se hace sumando el Índice de Precios Internos Mayoristas (IPIM) en el rubro automotores de los últimos tres meses, tendrá sólo vigencia por 30 días.
Lo inusual no es sólo el cambio en sí, sino lo extemporáneo que resulta debido al momento que vive el mercado automotor argentino, donde los precios prácticamente no subieron en abril, dejando muy pocos vehículos “topeados” para no pasarse de escala.
El impuesto interno que se pagará desde el 1 de mayo establece que están exceptuados los automóviles que tengan un precio inferior a los 37 millones de pesos, mientras que aquellos que superen ese precio entran en la escala 1, por la que se tributa un 20% nominal (25% efectivo). Esta escala llegará hasta los 83 millones de pesos, cuando entre en funcionamiento la escala 2, en la que se debe pagar el 35% nominal (53% efectivo) por sobre el precio con el que los concesionarios reciben los automóviles. La novedad es que estas escalas sólo tendrán vigencia hasta el 31 de mayo de 2024 y no hasta finales de julio como debía ocurrir.
Así ocurrió con la última actualización, que se adelantó un mes por efecto de la devaluación de diciembre, ya que de no hacerse hubiera dejado a todos los autos del mercado pagando el impuesto a los autos de lujo. El 26 de enero se publicaron los nuevos valores, vigentes al día de hoy, que comenzaron a contar desde el 1 de febrero y tuvieron vigencia por todo ese mes, más marzo y abril. Es decir que se mantuvo la vigencia trimestral.
Posibles explicaciones del cambio
Algunas fuentes de la industria señalan que sólo se tomará un mes con la finalidad de recuperar el calendario habitual que tenía nueva fecha de actualización el 1 de junio y que se desfasó por ese adelantamiento en enero. Lo que no se quiso hacer fue tomar un período de cuatro meses con inflación todavía de dos dígitos y por esa razón, se separó un trimestre de un mes suelto para volver al esquema anterior. Así, el resto del año volvería a tener fechas de corte en junio, septiembre y diciembre.
“Quedó un mes sándwich, porque al adelantarse la nueva base imponible a finales de enero, febrero quedaba afuera del impuesto que se tenía que actualizar desde marzo. Lo que hacen ahora de tomar ese mes pero pasarlo a mayo, que es más conveniente a haberlo hecho en febrero cuando todavía teníamos inflación alta. Ahora, será una tabla que no se actualizará demasiado porque la inflación está cerca de un dígito y los autos casi no aumentaron”, dijo un ejecutivo del sector a Infobae.
También hay una idea de cambio definitivo y que todos los meses se actualice la base imponible, de modo que a finales de mayo también aparecería una nueva tabla de alícuotas con vigencia por 30 días. Esto tiene más sentido para los empresarios, porque como la actualización siempre llega dos semanas después de terminar un mes, los índices del Indec se publican el 15 y el IPIM el 17, la distorsión ya existe por ese mecanismo de medición en sí mismo.
Otros, sin embargo, insisten con la idea de un cambio que podría generarse en el gobierno a partir de la reunión del Ministro de Economía, Luís Caputo, con las terminales automotrices nucleadas en Adefa. Los ejecutivos de la industria explicaron al gobierno que padecen una alta carga impositiva sobre la producción y la comercialización, y que eso les resta competitividad, aunque saben de la situación macroeconómica, la necesidad de bajar la inflación y mantener el equilibrio fiscal, y por lo tanto entienden que no sea posible sacar el impuesto PAIS (17,5% a todos los productos e insumos importados) en el corto plazo.
Con los anuncios de este viernes, que buscan igualar las condiciones entre terminales y autopartistas para la importación temporal de insumos que terminen en autos destinados al mercado de exportación, se consiguió dar un primer paso positivo para mejorar las condiciones de competitividad de la industria. Con la decisión publicada por el ministro de economía, la industria de autopartes tendrá una mejora de competitividad para los mercados exteriores únicamente. En el mercado interno, tanto fábricas como proveedores seguirán pagando Impuesto PAIS.
En ese marco, una modificación sobre los impuestos internos podría tener un impacto positivo en el mercado, y si bien no contribuye a bajar los costos industriales, contribuiría a una reactivación de ventas “más sostenible” a la de hoy, que sólo está ocurriendo por descuentos y bonificaciones, pero que representa pérdidas para las fábricas y especialmente para los concesionarios de autos.
Si ese fuera el caso, la explicación para que se haya decidido darle sólo un mes de vigencia tendría sentido porque este es el período de tiempo en el que el gobierno pretende sancionar la Ley Bases y cristalizar el Pacto de Mayo anunciado por el presidente Javier Milei.
El pasado lunes, Pablo Sibilla, Presidente de Renault Argentina dijo que “el gobierno es bastante optimista en que para mitad de año habrá noticias con respecto a desregulación de algunas cuestiones ligadas a pagos”, lo que permite inferir que si las cosas salen bien, en junio podría haber novedades para la industria automotriz.
Un impuesto que complica
El impuesto interno es probablemente el arancel más distorsivo del mercado automotor argentino. Nació en 1996, pero a lo largo de los gobiernos y las políticas económicas y tributarias, fue cambiando sus valores y aplicaciones sobre los segmentos. El gran salto lo pegó en 2014, cuando en el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se decidió pasar del 10% a los autos más suntuosos, al 20% a los de gama media. Fue a causa de un momento muy particular del mercado, por el que costaba más barato comprarse un auto importado alemán que una berlina segmento D de una terminal automotriz generalista.
En un intento por equilibrar los precios y bajar los impuestos, el gobierno de Mauricio Macri lo modificó nuevamente eliminando la escala 1, y dejando sólo la segunda, pero en 2020, con la asunción de la administración de Alberto Fernández, todo volvió atrás y se reinstauró el esquema actual con una vigencia de tres meses luego de cada actualización.
Pero los altos índices de inflación generaron que entre 2022 y 2023, se produjeran verdaderos cuellos de botella entre los precios y los límites del impuesto, dando así lugar a los famosos “autos topeados”, que no son otra cosa que vehículos con un precio virtual por debajo del impuesto, pero que en la realidad tenían un valor de venta considerablemente más alto en el mostrador de las concesionarias. Así nacieron los sobreprecios, muchos de ellos en negro y por lo tanto fuera de tributo alguno, y el desabastecimiento de esos modelos. El precio publicado era uno, pero de esos autos no se conseguían o venían con sobreprecio.
Cuando se produjo la devaluación del peso en diciembre pasado, y ante una supuesta eliminación del impuesto interno que nunca llegó, los autos no tuvieron precio durante la primera mitad de enero de este año, y fue cuando el gobierno decidió dejar el impuesto en los mismos porcentajes, pero adelantar un mes la actualización que debía entrar en vigencia en marzo.
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