Como ha sido casi una característica permanente desde el comienzo del corriente siglo, la Argentina transita por una pendiente negativa que ha llevado a los últimos gobiernos a buscar reparo en leyes de Emergencia Económica que lejos han conducido a restablecer la “normalidad”.
Ese escenario, junto a políticas predominantemente proteccionistas, fueron llevando a un sostenido cierre de la economía, al punto de caer la participación en el comercio mundial a mínimos históricos de 0,3% en 2023, más allá del efecto de la singular sequía que afectó a la región pampeana en general y a las exportaciones del complejo sojero en particular.
Una forma simple para comparar los datos del comercio exterior en una serie de 30 años, en un mundo en el que la influyente economía de los EEUU en el intercambio de bienes y servicios acumuló una inflación de poco más de 100%, es ajustar los valores nominales de las exportaciones e importaciones de cada año a valores de hoy.
En los últimos 30 años la economía de los EEUU acumuló una inflación de poco más de 100 por ciento
Ese ejercicio determinó que entre 1993, cuando la economía había dejado atrás los efectos de las dos hiperinflaciones (1989 y 1990) -aunque claramente constituyó un único ciclo-, y 2023 el registro más alto de las exportaciones se anotó en 2011, con un nivel a valores de hoy de USD 111.464 millones, esto es más USD 44.600 millones comparadas con la del último año que apenas sumaron USD 66.788 millones, y USD 20.000 millones superior a las de 2022, entonces favorecidas por una excepcional cosecha y nivel récord nominal de los precios internacionales.
En el caso de las importaciones, si bien por el cepo y la acumulación de severos retrasos en el pago a los proveedores del mundo bajaron en 2023 a USD 73.714 millones en comparación con el año previo, y más aún cotejado con el máximo en tres décadas de USD 99.300 millones de 2011 en moneda constante de hoy, se ubicaron USD 15.600 millones por arriba de las del último año del gobierno de Cambiemos, valuadas ajustada por inflación de los EEUU.
El agregado del intercambio comercial argentino arrojó para el último año una brutal caída de poco más de USD 70.000 millones, en dólares constantes actuales, en comparación con el máximo de las últimas tres décadas que se anotó en 2011, al cabo de la primera presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, cuando en el festejo de la reelección anunció el “vamos por todo”, incluido el comercio exterior que desde entonces inició un recorrido bajista, hasta acumular entre extremos en su segundo 4 años poco más de USD 61.500 millones (USD 39.000 millones por el lado de las exportaciones y USD 22.500 millones de las importaciones).
El ICA arrojó para el último año una brutal caída de poco más de USD 70.000 millones, en dólares constantes actuales, respecto del máximo de 12 años antes
En el primer caso, por efecto de “proteger el consumo de los argentinos”, a través de fijar cupos a las ventas externas de carnes y también de cereales y permisos para exportar (Registros de Operaciones de Exportación -ROE-), que provocaron la pérdida de mercados a favor de los vecinos Brasil, Uruguay y Paraguay, principalmente.
Mientras que del lado de las importaciones, se destacaron los cupos, y prohibiciones, aunque al estar acompañados por una deliberada política de atraso cambiario, el resultado fue menos contractivo que el de las ventas externas.
Semejante desempeño del intercambio comercial argentino (ICA) ha tenido lugar pese a que el precio medio de las exportaciones se ha mantenido relativamente alto, superó el último año en 2,5% al promedio de las tres últimas décadas en valores reales, y el de las importaciones esa relación cayó 17,5%, y por tanto el índice de los términos del intercambio que define cuando hay “viendo de cola” o de frente para comercio exterior, fue claramente favorable para la Argentina: subió 22,6% respecto de la media del período considerado.
El precio medio de las exportaciones se ha mantenido relativamente alto, superó en 2023 en 2,5% al promedio de las tres últimas décadas en valores reales
Una razón adicional a las comentadas más arriba que explica la tendencia contractiva del comercio exterior argentino, fue la drástica disminución del crédito interno en dólares, financiado con ahorros en moneda “dura” en el sistema bancario local, en particular desde la salida traumática del régimen de Convertibilidad fija 1 a 1 entre el peso y el dólar, a comienzos de 2002, al pesificar asimétricamente depósitos y créditos en moneda extranjera.
Así, tras representar entre 60% y 90% del ICA entre 1993 y 2001, se desplomó a un rango de 3% a 6% en los gobiernos populistas de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner; repuntó moderadamente hasta 13% en la presidencia aperturista al mundo de Mauricio Macri, y volvió a caer estrepitosamente en los cuatro años siguientes, con Alberto Fernández.
Si se coteja el total de crédito al sector privado exportador con el total de las exportaciones de todo el año se obtiene que representar más de una vez y media durante la vigencia de la Convertibilidad, cayó a menos de un mes desde la normalización institucional en 2003; repuntó a tres meses en el gobierno de Cambiemos, y volvió a contraerse a menos del equivalente a 25 días sobre 365 a la salida de la crisis sanitaria de 2021 hasta el fin de la última presidencia.
Pocos cambios en el intercambio
La ausencia de política comercial externa, pese a que se ha estudiado que es clave para mejorar la competencia de los países y la calidad de vida de sus habitantes, explica que pese a la amplia difusión del paquete tecnológico en el agro, tanto pampeano extensivo como en diversas economías regionales; la aparición de la “nueva minería” y la explotación -aun a medio término- del reservorio hidrocarburífero de Vaca Muerta, principalmente, explica que no se hayan registrado progresos marcados en la estructura del intercambio con el resto del mundo.
La ausencia de política comercial externa explica la caída real del intercambio
Del lado de las exportaciones, los productos primarios representaron en 2023 poco más de 21% del total, un 1,5 puntos porcentuales por debajo del promedio de tres décadas; las manufacturas de origen agropecuario prácticamente se estancaron en el nivel medio de 36% del agregado; similar variación acusaron las manufacturas de origen industrial con 31%; y las de combustibles y energía apenas ganaron un punto porcentual, a casi 12% del total.
En el caso de combustibles y energía, los USD 7.900 millones que generó en 2023, si bien superó en USD 1.000 millones al promedio de la serie de referencia, por el contrario, significaron un retroceso en valores absolutos en dólares constantes del último año de entre 8.000 y 11.000 millones de dólares que el país obtuvo por año entre 2000 y 2008, reflejo de la política de desvincular a partir de entonces los precios locales equivalente a los internacionales.
Del lado de las importaciones, las proporciones del último cambiaron respecto del promedio a favor de los bienes de uso intermedio en el proceso de producción del conjunto de la economía, y combustibles, avanzó 8 puntos porcentuales, a poco más de 49% del total, en detrimento de los bienes de inversión, como se denomina al agregado de máquinas y equipos, sus partes y repuestos, a 37%; y de bienes de consumo incluidos automotores a 14%, los cuales acusaron sendas disminuciones relativas de 3 y 5 puntos porcentuales, respectivamente.
Ni Brasil ni China dependientes
Tampoco se observa en la serie de datos del intercambio comercial argentino de grandes cambios en el destino de las exportaciones ni el origen de las importaciones, que hayan llevado a la supremacía de uno u otro país, aun cuando en ambos casos se advierte que en 2023 apenas naciones captaron poco más del 40% de las ventas externas y 5 concentraron 55% de las compras.
Brasil se mantuvo como el mayor cliente de la Argentina, con 16% del total, pero bajó 4 puntos porcentuales respecto de la media de los últimos 30 años
En el primer caso, Brasil se mantuvo como el mayor cliente de la Argentina, con 16% del total, pero bajó 4 puntos porcentuales respecto de la media del período 1993 a 2023, y resignó más de 14 pp desde el máximo histórico registrado en 1997. Más atrás se ubicaron EEUU con casi 8%; China 7,2%; Chile 6,7% y Vietnam 2,8% del total.
En todos los principales destinos se registraron mínimas variaciones relativas respecto del promedio de las últimas tres décadas, y notables disminuciones en comparación con el máximo histórico.
En tanto, sobre el origen de las compras externas tampoco se advierte una supremacía extrema de un país sobre otro. Brasil conserva el primer lugar, pero con poco más de 23% del total en el último año perdió 2,5 pp de participación en el total en comparación con la representatividad media de las serie bajo análisis, y casi 13 pp en comparación con el récord de 36% en 2005, a mitad de la presidencia de Néstor Kirchner.
Le siguió de cerca China con casi 20% del agregado, subió 8 pp respecto de la media de la serie, pero se estancó en ese rango que por primera vez alcanzó en 2015, al fin de la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, bajó poco en la de Mauricio Macri y alcanzó el máximo en 2021 y 2022, con el último gobierno.
Brasil y China compiten por ser el principal proveedor de bienes a la Argentina
Y completó el podio de los tres países más representativos del origen de las importaciones EEUU con poco menos de 12% del total, 3pp por debajo del promedio de las últimas tres décadas, y muy lejos del máximo cercano a 21% del total que se anotó en 1995, bajo la primera presidencia de Carlos Menem.
La presidencia de Javier Milei, en general, y de su canciller, Diana Mondino, en particular, se proponen generar un cambio de fondo en el comercio exterior argentino, con clara apertura, para las exportaciones e importaciones, celebración de acuerdos de libre intercambio país-país, tipo de cambio libre, aunque inicialmente regulado por los mínimos grados de libertad que impuso la herencia de emergencia general que dejó el gobierno anterior, y tipo de cambio real multilateral alto (TCRM), según aseguran en su entorno.
Como primer paso, se sinceró el tipo de cambio oficial mayorista que había quedado sumamente rezagado respecto de la inflación, y por tanto del tipo de cambio real multilateral.
El índice de TCRM es un indicador que elabora diariamente el Banco Central de la República Argentina, a partir de un promedio ponderado de los tipos de cambio reales bilaterales de los principales socios comerciales del país, los cuales toman los precios de las canastas de consumo representativas en cada caso, expresados en moneda local en relación con el valor de la canasta de consumo local, constituyéndose como una de las medidas amplias de competitividad (de tipo precio).
“Contempla un mecanismo de diarización de las estimaciones y de replicación de los últimos datos de los índices de precios representativos para información aún no conocida”, precisa la entidad.
Sin embargo, persisten dudas en el mercado sobre cuál será el sendero del tipo de cambio real multilateral, porque tras la suba inicial de la paridad mayorista, el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, le comunicó a los banqueros su intención de seguir un mecanismo de devaluaciones diarias a ritmo de 2% mensual hasta marzo, tentativamente, pese a que la inflación se mantiene en el rango de dos dígitos altos.
El crawling peg al 2% reduce el costo real de las importaciones; y el mix 80% oficial y 20% CCL atenúa la pérdida cambiaria para los exportadores
Un atenuante, no expliccitado, es que crawling peg a ese ritmo irá atenuando el costo real para los importadores, que está agravado por el Impuesto PAIS, en tanto para los exportadores el mix de liquidación de las divisas 80% por el oficial y 20% por la cotización del dólar en el Contado Con Liquidación, que desde el 13 de diciembre subió 32%, determina que la disminución del Itcmr, desde el pico inicial pos devaluación resulte menor.
Hacer Comentario