En medio de la caída de reservas del Banco Central por la escasez en el ingreso de divisas, producto de la fuerte sequía que impactó en la cosecha, la Cámara de la Industria Aceitera Argentina (CIARA) advirtió que el principal polo procesador de soja de la Argentina, emplazado en el Gran Rosario, trabajará sólo a menos de la mitad de su capacidad instalada.
A través de un hilo de la red social Twitter, CIARA anticipó que “el polo industrial principalmente emplazado en el Gran Rosario cuenta con una capacidad instalada de 70 millones de toneladas anual. Pero en 2023 sólo podría procesar alrededor de 27,5 millones de toneladas”, y sugirió que el panorama podría ser aún peor ya que el volumen de la cosecha sigue bajo revisión. “Puede ser menor si la cosecha de soja sigue profundizando su caída”, afirmó.
El faltante de materia prima encendió todas las luces de alarma en la molienda. Para este año, CIARA calculó que “si no existiera la admisión temporaria de soja desde países vecinos la industria dejaría de operar durante muchos meses”. Las importaciones temporarias de soja son un mecanismo habitual de la industria de la molienda. Sin embargo, las magnitudes que serían necesario importar este año se topan con las limitadas existencias de divisas para afrontar esas importaciones, destinadas a procesar altos volúmenes.
“En los últimos cinco años -detalló la entidad-, las importaciones temporarias de poroto promediaron las 4,6 millones de toneladas. El incremento proyectado en las compras temporales de soja permiten mantener empleo industrial en el país y mantener encendida la principal industria generadora de divisas”
Con ese panorama, según CIARA, este año el nivel de molienda será el más bajo en los últimos 18 años y que para encontrar a las proyecciones actuales de molienda, hay que remitirse al año 2005, cuando la industria procesó 28,6 millones de toneladas. “Esta caída no hace más que confirmar el espiral descendente de la industria: en 2021 se procesaron 41,2 millones de toneladas y en 2022 retrocedió a 37,2 millones”.
Tras precisar esas cifras, la industria reclamó por una política “sin restricciones”. Para salir de este escenario, según CIARA hace falta “más producción, con una política sin restricciones para exportar y sin castigar al valor agregado del principal complejo exportador del país”.
Las dificultades advertidas por CIARA pueden ser mayores si, efectivamente, la cosecha final termina siendo más baja. Es que, a medida que avanzan las cosechadoras para recoger la soja y el maíz se va actualizando el panorama de pérdidas. Por el momento, de acuerdo a la última proyección de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) estima que la caída productiva de la soja se ubicará en torno al 45% respecto a la campaña anterior, con un volumen de 22,5 millones de toneladas. Esa cifra es incluso menor a las expectativas de procesamiento expresadas por la cámara del sector.
La situación del complejo sojero es, en la actualidad, el principal problema para la economía argentina, que necesita imperiosamente fortalecer su nivel de reservas, objetivo que se vuelve casi imposible ante la pérdida del ingreso de miles de millones de dólares de las exportaciones del agro. A eso se suma otro problema: la caída de los precios internacionales de los commodities agrícolas. Y también que el “dólar agro”, medida que establece un tipo de cambio diferencial de $300 por dólar para el complejo sojero y economías regionales, si bien mejoró el flujo de liquidación durante las ultimas semanas, no está dando los resultados esperados.cuántos dólares entrarán del campo este año.
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