En medio del fragor de la discusión en el Congreso por la Ley Ómnibus, proyecto del que el Gobierno decidió retirar el capítulo fiscal, y a la espera de definiciones clave que marcarán la suerte del ajuste, por primera vez desde que asumió el Gobierno de Javier Milei, asoma entre los analistas del mercado la posibilidad de que el objetivo planteado finalmente no pueda alcanzarse.
Es una inquietud que no había llegado a instalarse ni siquiera a principios de esta semana, cuando se pudo medir en las cotizaciones del dólar y otros activos financieros la repercusión de la decisión oficial de evitar la discusión legislativa por la suba de retenciones, resignando los ingresos inicialmente previstos. Rápidamente en el mercado empezaron a hacer las cuentas, con la conclusión de que la magnitud del ajuste fiscal sometido a la votación del Congreso era, después de todo, inferior a los 2 puntos del PBI, de un total de 5 puntos prometido. En el peor de los casos -se dijo-, se logra el equilibrio primario, lo cual ya es un avance monumental.
“Casi la mitad del ajuste fiscal que planeó el Gobierno quedó severamente comprometida”, sostuvo el economista Fernando Marull
Desde el equipo económico rebatieron ambas ideas: en primer lugar, aseguran que dados los avances, en determinados renglones del gasto público, el paquete fiscal que se quitó de la ley en debate representa ahora apenas 1,3% del PBI. No lo consideran, de todos modos, el dato principal. En ese sentido, cuando el ministro de Economía Luis Caputo diseñó el plan de ajuste fiscal, lo hizo en base a la presunción de que no iba a contar con herramientas legislativas. “Si se aprueban las medidas, mucho mejor, pero el déficit cero no depende de eso”, repite ante cada interlocutor que le transmita alguna duda. Sin embargo, la discusión por la coparticipación del impuesto PAIS parece demostrar que esa defensa tiene fisuras. Es una de las sombras que se posan ahora sobre el verdadero alcance del ajuste.
Lo expresó sin medias tintas el economista Fernando Marull en su más reciente informe. “Casi la mitad del ajuste fiscal que planeó el Gobierno quedó severamente comprometida”, sostuvo. Se basa no sólo en las medidas contempladas en la ley que se eliminaron de la mesa de discusión sino también a las demoras en la implementación del ajuste de tarifas. En el caso del gas, las subas comenzarán en marzo y tanto por estacionalidad en el consumo como por el nivel de subsidios que demandan, el impacto es relativamente menor si no se extiende la postergación.
En el caso de la electricidad, se aguardan los nuevos cuadros tarifarios y mayor clarificación respecto de lo abarcativo que será la corrección. En este segmento la cuestión es más sensible. En primer lugar, porque la energía eléctrica insumo 70% del total de los subsidios económicos y, en segundo lugar, por la estacionalidad a la inversa del gas. Incluso sin una ola de calor como la actual, la demanda en estos meses es alta. Posponer la quita de subsidios, entonces, hace mella en el nivel de ahorro para el Estado.
“El Gobierno decidió en los últimos días moderar la quita de subsidios a los hogares de ingresos medios y bajos. Así, casi la mitad del ajuste fiscal que planeó el Gobierno quedó severamente comprometida. Hoy, luce difícil el ajuste de 5% PBI. Frente al fracaso en este frente, aún se esperan anuncios de nuevas medidas para compensar las que no terminaron siquiera debatiéndose en el Congreso”, aportó el economista, uno de los más escuchados en el mercado,
En compensación, Economía avanzó en la recomposición del impuesto a los combustibles que, para mayo, podría aportar un volumen considerable a la recaudación. También la fórmula que finalmente quedó vigente para la actualización de las jubilaciones, la misma que rigió durante los últimos tres años, contribuirá a la caída del gasto público, a costa de los ingresos de los jubilados que verán aun más licuados sus haberes.
Con todo, existe la expectativa de que el Poder Ejecutivo, tras el debate de la Ley de Bases, envié el paquete fiscal por separado. Eso no elimina la inquietud que ahora promete ganar terreno respecto a la viabilidad del déficit 0 que prometió Caputo.
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