Como amante de la velocidad y los autos, Gregorio Pérez Companc, el empresario que falleció hoy a los 89 años, se dio el gusto armar una colección asombrosa que durante muchos años se mantuvo en la privacidad total, y que comenzó a exponer lentamente en las ediciones de Autoclásica, la exposición que cada año se lleva a cabo en los jardines del Hipódromo de San Isidro.
En 2018 una de sus más valiosas “joyas”, la Ferrari 340/375 Berlinetta Pinifarina de 1953 –que apodó “la Ricci”, debido a la publicidad de fábrica de bolsas de papel de esa marca que lleva en su decoración de competición– fue exhibida públicamente por primera vez y ganó el premio destacado de ese año denominado “Best of the show”. Ese auto, había sido adquirido en 4,2 millones de euros por “Goyo” y Luis, uno de sus hijos, actualmente vale más del doble. Luis Perez Companc, actual cabeza del grupo, es quien más tiempo le dedicó al museo que la familia construyó en Escobar.
La colección de autos de los Perez Companc superó los 100 vehículos y es una de las más valiosas e importantes del mundo de la marca Ford, ya que, entre otros modelos, tienen uno de los únicos seis Shelby Cobra Daytona originales que se fabricaron. Ese auto fue comprado en 2010 y por el se pagaron unos USD 7,25 millones. Los Shelby Cobra Daytona se reunieron siete años después en el Goodwood Revival, en Inglaterra.
Aunque viajen a eventos como este, la totalidad de los autos de la colección familiar está permanentemente en el predio especial que tienen construido en Escobar, provincia de Buenos Aires, donde además de un gigantesco garage, cuentan con una pista de pruebas de 4.000 metros a la que se la conoce como el “Nürburgring argentino”, y que incluye todo tipo de curvas además de un puente como el de Fiorano, la pista privada de Ferrari en Maranello, por el cual se cruzan los autos que van en un sentido y otro.
Además del mencionado 340/375 de la Carrera Panamericana, hay otras Ferrari de gran valor. Algunas por su antigüedad y otras por su significado. De hecho, el único auto que no está en Argentina es uno de ellos, aunque pertenece a Luis.
La pieza que probablemente sea la más costosa es un Ferrari 330 TRI/LM de 1962, ganador de las 24 horas de Le Mans, que “Goyo” adquirió por 7 millones de dólares y su valor actual podría duplicar esa cifra. También hay otro modelo muy especial, una Ferrari 250 Le Mans de 1965, que obtuvo un premio similar al de “La Ricci”, pero en 2016.
La otra gran Ferrari de los Perez Companc, sin embargo, es un auto de Fórmula 1. Se trata de un ejemplar del modelo F2004, con el que Michael Schumacher ganó los Grandes Premios de Australia, Malasia, Bahrain, Imola y España de ese año, el último en el que el alemán se consagró campeón mundial de la máxima categoría.
Ese auto es el que no está en Argentina, sino en Italia, y forma parte de un selecto grupo de F1 que son atendidos y mantenidos por la mismísima Scuderia Ferrari, que se ocupa también de trasladarlos a diferentes circuitos del mundo para que sus propietarios hagan eventos deportivos a bordo de sus monoplazas.
Al ser parte del programa Ferrari F1 Clienti, Luis Perez Companc, que además fue piloto profesional en el Campeonato Mundial de Rally y en el Mundial de Endurance entre 2001 y 2011, y actualmente corre en IMSA en Estados Unidos, adquirió también un modelo muy especial de Ferrari del que sólo se fabricaron 15 unidades. Se trata del Ferrari FXX-K Evo, un vehículo experimental con tecnología híbrida y aerodinámica activa, que sólo pueden usar los pilotos de pruebas de Maranello y los propietarios de autos de Fórmula 1 que están dentro del programa de clásicos de competición.
Luís y sus hermanos Jorge y Pablo, los tres hijos varones de Goyo, fueron pilotos de competición en algún momento. También navegantes de rally, sobre todo Jorge. Cuando corrían a nivel nacional, frecuentemente se inscribían con su primer apellido únicamente para mantener el perfil bajo que siempre tuvieron. Antes de viajar a correr en Estados Unidos, Pablo compitió en Fórmula Súper Renault en el país, y como parte de su protección personal solía tenía dos guardaespaldas que estaban vestidos como mecánicos del auto de carreras y que no trabajaban en el auto sino en la custodia del menor de los hermanos.
En 2007, en lo que era el inicio de su carrera internacional en la categoría Indy Pro Series, Pablo sufrió un grave accidente en el circuito de Homestead, en Miami, en el que casi pierde una de sus piernas, además de tener múltiples traumatismos. Un médico cubanoamericano, Enrique Ginzburg fue quién intervino para que no le practicaran una amputación que parecía inevitable para salvar su vida. Una vez recuperado, ya de regreso en Argentina, Pablo fue campeón de Sport Prototipo con un auto propio, construido por Tulio Crespi.
Pocas personas saben cuántos autos realmente tiene la colección, aunque es una certeza que son más de 50 vehículos de todos los tiempos y tipos. Y aunque lo que más se ha conocido de sus autos hayan sido su variedad de modelos de Ferrari, la lista incluye Lamborghini, Maserati, Pagani y varios modelos emblemáticos de Mercedes-Benz, como un Mercedes Benz 300 Convertible Adenauer de 1953, y el famoso “Ala de gaviota”, un 300 SL de 1954.
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