Marcos Díaz
Zaragoza, 26 may. El cantante y guitarrista de Guadalupe Plata, Pedro de Dios, afirma que volver al formato dúo resulta “muy cómodo”, una vez que el grupo ha lanzado su primer álbum tras la marcha en 2019 de Paco Luis Martos, un LP que ya es el séptimo de la banda y que carece de nombre, como todos los demás, que presentarán este viernes en Zaragoza.
“La verdad es que volver al formato dúo es muy cómodo, todo es mucho más rápido a la hora de hacer canciones; cuando hay tres, con Paco, la verdad es que se crece mucho en ideas y forma, pero a la hora de plasmar las cosas, va todo más directo, es un toma y daca”, cuenta en una entrevista con EFE el vocalista.
Fruto del trabajo de Pedro de Dios y del batería Carlos Jimena es este séptimo trabajo de Guadalupe Plata, que salió al mercado a principios de mes con el sello Everlasting y que reincide en el particular sonido pantanoso de blues rock con dejes sureños que caracteriza a la banda jienense.
Sonidos, por cierto, captados en una cuatro pistas en Úbeda, donde nació el grupo, una forma de grabar que “funciona bastante bien” para las atmósferas de Guadalupe Plata, pues a ojos del cantante la cinta da “cierto calorcillo”. “Graba muy bien y se aproxima mucho a lo que nos gusta”, añade.
Con el resultado final de este trabajo, con trece cortes que suman algo más de media hora de grabación, el guitarrista se muestra muy satisfecho y destaca los matices y detalles que se pueden observar si se sube el volumen; “parece que tiene 3D”, bromea.
Además de carecer de nombre, en este séptimo álbum de Guadalupe Plata Pedro de Dios vuelve a crear la portada, con un diseño que muestra una especie de juego de la oca macabra llamado ‘la ruina’.
Esta portada, además, va con truco, pues sirve como tablero para jugar a esa ‘ruina’ con las reglas y las fichas que incluye el disco: “En un momento dado, te puedes juntar con los colegas y, mientras suena, vas jugando”, explica sobre un juego en el que “es difícil” ganar, pues no hay casillas de avance, sino que todas son de retroceso.
Dentro de las canciones que conforman este nuevo trabajo del grupo, destaca la versión de ‘El cóndor pasa’, una vuelta a las músicas latinoamericanas -ya llevaron a su terreno ‘Qué he sacado con quererte’, en 2017- que parte de las primeras experiencias del guitarrista con el instrumento.
“Mi padre tocaba la guitarra y fue de las primeras canciones que aprendí. Siempre me ha gustado mucho ese tema y un día, tocándolo en el local de ensayo, dijimos ‘vamos a grabarlo’”, cuenta.
Sin embargo, ese tintar el folclore con la oscuridad propia de Guadalupe Plata no se queda ahí, pues este nuevo largo también incluye una versión del clásico castellano ‘La cigüeña’, una canción que conoció el cantante en una noche con amigos, cuando uno de ellos, músico de folclore castellano y recuperador de instrumentos, la toco: “Me encantó”, asegura.
“A partir de ahí, empecé a investigar de dónde venía y conocí a Agapito -Marazuela-, que se dedicaba a recoger el cancionero de los pueblos de alrededor, y la verdad es que hay un submundo guapísimo”, relata.
Dentro de la gira de presentación de su nuevo álbum ya han completado algunos conciertos, en Madrid, Antequera y Elche, que han funcionado “muy bien”, afirma, tanto en lo que respecta a la asistencia como por la satisfacción del público.
Antes, en abril, la banda estuvo en Serbia, Bulgaria y Macedonia, lugares en los que se han encontrado “muy cómodos” y donde han descubierto un público “muy entregado” al sonido de Guadalupe Plata: “En algunos sitios la gente está muy entusiasmada, hemos recibido mucho cariño; y allí, todavía se puede fumar en los bares”, recuerda con cierta sorna.
También regresaron con anécdotas, como la colaboración espontánea del estadounidense John Spencer, que estaba entre el público de la banda en Belgrado y acabó cantando con ellos: “Estuvo tocando con nosotros un tema al final; se subió como el demonio de Tasmania” recuerda sobre esta inesperada incursión. EFE
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