Además de deuda del Tesoro por bonos en pesos, pero dolarizada o indexada por inflación por unos USD 80.000 millones a pagar en 2024 (unos 21.500 millones en el primer trimestre), deuda del BCRA con la banca privada de casi 20 billones (millones de millones) de pesos, que genera casi $2 billones de intereses al mes, y una recaudación fiscal mordisqueada por adelantos impositivos que capturó la actual gestión, el gobierno que asuma el próximo 10 de diciembre tendrá que vérselas con un enorme “pasivo oculto”: casi USD 42.000 millones de importaciones ya realizadas e ingresadas, pero pagadas con dólares de los importadores o financiadas por sus casas matrices o proveedores del exterior.
Se trata de deuda privada, pero también de un compromiso del BCRA, que en el futuro debe entregar los correspondientes dólares a cambio de pesos de los importadores al tipo de cambio del momento en que eso suceda.
Aceleración
Es un compromiso pesado y en los últimos meses se agrandó. Más aún, Jorge Vasconcelos y Maximiliano Gutiérrez, economistas del equipo del Ieral que elaboró el plan que Carlos Melconian puso a disposición de Patricia Bullrich, la candidata de Juntos por el Cambio, estiman que el ritmo de aumento de ese pasivo se habría vuelto a acelerar tras la devaluación post-PASO del lunes 14 de agosto.
Los investigadores refieren que la nueva versión del “Programa de Incremento Exportador”, más conocido como “dólar soja”, al disponer que los exportadores del complejo sojero tengan “libre disponibilidad” de divisas por 25% del valor que exporten, implica un tipo de cambio promedio de $453 por dólar, casi 30% superior al previo, porque apunta a un objetivo: aumentar a cerca de USD 2.000 millones las liquidaciones de septiembre.
La nueva versión permite a los exportadores “anotar” ventas hasta septiembre de 2024, pagando los derechos de exportación correspondientes. Al respecto, Diana Mondino, economista y candidata a diputada por La Libertad Avanza, el partido de Javier Milei, dijo en el reciente Latam Forum 2023, que la voracidad fiscal del gobierno llega al punto que “ya cobró retenciones de una cosecha que todavía no se sembró”. Otra forma de vaciar el futuro.
El nuevo mecanismo, sospechan Vasconcelos y Gutiérrez, obedece también a los límites que tiene el gobierno para intervenir en el mercado cambiario. Desde la devaluación, el BCRA acumula compras por poco más de USD 1.150 millones, pero a la vez habría alcanzado un récord en las intervenciones vendedoras en el “dólar bolsa”, o MEP, por cerca de USD 1.000 millones, más de cuatro veces el promedio mensual previo.
La contrapartida de las intervenciones vendedoras del Central es la merma en dólares disponibles para pagar importaciones, una cada vez mayor mora del pago de SIRAs ya autorizadas y la emisión nuevas SIRAs sin fecha de pago. Esto es, el gobierno patea la entrega de dólares a cambio de pesos para pagar la deuda comercial asumida por los importadores.
Vasconcelos y Gutiérrez calcularon que la deuda comercial de los importadores (y el compromiso del BCRA con las empresas de darles las divisas correspondientes) habría aumentado USD 2.770 millones sólo en agosto, acumulando USD 10.000 millones en lo que va del año.
Que pague el que sigue
Según esas estimaciones, el stock de deuda por importaciones sería ya de USD 41.921 millones, 84% por sobre el stock promedio del período 2017-2021. La consultora Empiria divulgó estimaciones similares, en base a las mismas fuentes, el BCRA y el Indec.
El paper del Ieral evidencia “lo insostenible de esta dinámica” en un gráfico en el que muestra que, con vaivenes, entre junio de 2022 y abril de 2023, por cada US 100 de importación se pagaban entre 80 y 90 dólares, acumulando deuda comercial a ese ritmo, pero en abril se inició “un tobogán”, hasta llegar a sólo 59 dólares pagados por cada 100 dólares importados.
De resultas, el “pasivo oculto” ya casi equivale a la deuda con el FMI, que el actual gobierno básicamente pedaleó gracias al acuerdo firmado en marzo de 2022 por el exministro Martín Guzmán.
El aumento de la deuda comercial tiene otra vertiente: el uso de los yuanes del “canje” de monedas con China para pagar importaciones. Hasta inicios de septiembre, ese uso se estimaba en USD 2.200 millones, pero tras los anuncios de Economía de liberación de SIRAs para pymes, Vasconcelos y Gutiérrez calcularon que esos compromisos se acumulan a un ritmo de USD 25 millones diarios.
Dada la mayor liberación reciente de yuanes para financiar importaciones, y como ya se usaron casi USD 2.000 millones para pagar a tenedores de bonos y al propio FMI, solo quedarían disponible unos USD 800 millones del primer tramo del swap de monedas con China.
De no autorizarse el segundo tramo (equivalente a otros USD 5.000 millones), concluyen los autores del estudio, las importaciones se quedarán sin nafta oficial.
Permanecerá, eso sí, el “pasivo oculto”, renovada versión del “que pague el que sigue”.
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