El policía de la Ciudad Facundo “Cachorro” Torres voló debajo del radar desde el día en que sus compañeros mataron a Lucas González, el 17 de noviembre de 2021. El silencio de los 14 detenidos lo mantuvo a salvo. Eso se terminó, sin embargo, hace dos semanas, cuando el inspector Héctor Cuevas, en la última audiencia del juicio antes de los alegatos pidió hablar. Y vaya si habló: dijo que quien plantó el arma de juguete en el auto de las víctimas fue uno de los acusados por el asesinato, Gabriel Issasi, de la Brigada 6, y que el “efectivo” que lo llevó a buscar la réplica había sido Torres.
Menos de 48 horas después Cachorro estaba detenido. Y el último miércoles la jueza Vanesa Peluffo aceptó el pedido del fiscal Leonel Gómez Barbella y procesó y dictó prisión preventiva contra Torres, además de un embargo de $ 1.200.000. Lo considera coautor de los delitos de encubrimiento agravado y privación ilegal de la libertad de Julián Alejandro Salas, Lucas Santiago González y Joaquín Zúñiga Gómez, tres de los cuatro chicos que viajaban en el Volkswagen Suran cuando fueron atacados por tres policías de la brigada porteña.
Para la jueza, Torres se mantuvo en silencio “un año y medio” y el hecho de haber sido uno de los primeros en llegar a la escena del crimen y de trasladar a Issasi hasta la comisaría -presuntamente a buscar el arma réplica para desviar la investigación- “lo coloca en un rol protagónico en el encubrimiento”. Además, la magistrada le endilga a “Cachorro” que no haya colaborado con la Justicia antes.
A través de las imágenes captadas por las cámaras de seguridad callejeras, el fiscal Gómez Barbella pudo confirmar que Torres es quien manejaba la moto que trasladó a Issasi desde la escena del crimen hasta la dependencia policial con el fin, según declaró Cuevas en el juicio, de buscar un arma para plantar guardada en un locker.
“De los fragmentos de interés recopilados por la Fiscalía Oral logra visualizarse -a una distancia considerable- el momento en que el acompañante -sentado en la parte de atrás (Isassi)- desciende del vehículo y aguarda aproximadamente un minuto, mientras que el conductor (Torres) ingresa apresurado a la comisaría, para luego abordar nuevamente la moto a bordo de la cual se dirigieron a Alvarado y Perdriel”, dice el escrito de la jueza.
Para la Justicia, Torres se defendió de manera “pueril” y no pudo contradecir la versión de Cuevas, que se confirmó con las cámaras callejeas y la geolocalización de la moto del nuevo detenido. Peluffo entiende que lo único que resta dilucidar es “si del interior de su casillero, aquel día tomó un trozo de cinta o la réplica de la pistola que fue secuestrada en el auto de las víctimas”.
Es que en su declaración indagatoria, Torres no desmintió sus movimientos con Issasi a bordo pero aseguró que fue a buscar cinta para delimitar la escena del crimen. Gregorio Dalbón, abogado de las víctimas, se tomó con sorna la coartada del policía. “Una cinta como esas es enorme, y en las cámaras no se ve, no es el centímetro de mi abuela”, comentó a los periodistas el último martes en la previa del juicio.
Gómez Barbella y Peluffo tampoco le creen a Torres el cuento de la cinta. Ni se explican por qué iría a buscar una cinta con Issasi, que acababa de matar a un chico. “No resiste el más mínimo análisis que Torres se trasladara desde el lugar del hecho hasta la Comuna Vecinal 4 con la única finalidad de tomar del interior de su casillero un trozo de ‘cinta de peligro’, la que podía requerirle a cualquiera de los móviles que se habían acercado en ‘prioridad’ al lugar “, escribió la jueza.
Y continuó, en relación a que fuera a la comisaría con un personaje clave en el hecho, como Issasi: “Los registros fílmicos que ilustran su recorrido no permiten visualizar que llevara una mochila, tampoco parece creíble, conforme refiriera en su descargo, que la única conversación que mantuviera con el inspector Isassi haya transcurrido en la necesidad de llevar una cinta de peligro al punto de destino; máxime que señaló reiteradamente que lo notaba nervioso por el ‘enfrentamiento’ vivido minutos antes”.
En el dictamen donde pide el procesamiento con prisión preventiva, el fiscal de instrucción remarcó, de hecho, que la experiencia y grado de preparación de Torres, quien dijo que llevaba en la fuerza cinco años y que tenía formación en el Ejército argentino “no se le podría pasar por alto estas maniobras delictivas de la cual formó parte”.
Por eso Gómez Barbella y la jueza Peluffo coinciden en que hay pruebas suficientes para que Torres sea procesado por el delito de encubrimiento “por haber ayudado a Gabriel Alejandro Issasi, Juan José Nieva y Fabián Andrés López a eludir una investigación; así como también por haber alterado los rastros, las pruebas y los instrumentos del delito”, según escribió la magistrada.
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