En la ciudad de Buenos Aires hay una construcción de gran simbolismo, pero poco conocida. Se trata del complejo de viviendas erigido por el ingeniero Federico Garófalo, reconocido por su trabajo pionero en la edificación, a finales de los años veinte del siglo pasado, de los innovadores estadios de Independiente y Newells Olds Boys. Garófalo fue un adelantado y uno de los precursores del hormigón armado y marcó un antes y un después en esta revolucionaria técnica de construcción.
Hoy se encuentran unidades disponibles en venta en una especie de Palacete ubicado en Superí al 1400, en el barrio de Colegiales y cercano a Belgrano R. Su fachada ofrece un eclecticismo de características del neobarroco español. Una sumatoria de estilos y un toque pintoresquista dentro del movimiento que se denominó academicismo.
Construido entre 1927 y 1928, este inmueble fue diseñado por Garófalo para su uso personal y el de su familia. También levantó gran cantidad de viviendas en diferentes trazados porteños.
Desde el punto de vista constructivo, se destaca como uno de los primeros casos en Buenos Aires de incorporación de la tecnología del hormigón armado para el sistema estructural del edificio. La arquitecta Andrea Guerrieri, especializada en recuperación de edificios históricos y junto al arquitecto Ricardo Carbone integrante del estudio Estrategias de Intervención, detalló a Infobae que la obra presenta un sistema mixto con paredes portantes combinadas con columnas de hormigón armado, losas y cubiertas inclinadas de tejas españolas apoyadas sobre losas inclinadas.
Reconocido como un pionero en el uso del hormigón armado, Garófalo es recordado por diseñar y construir la visera en forma de “L” de la tribuna del estadio de Independiente, convirtiéndolo en el primero de América del Sur en adoptar esta tecnología. Inaugurado en marzo de 1928, el estadio del Rojo presenció hazañas futbolísticas nacionales e internacionales que le valieron el título de “Rey de Copas”.
En Rosario también se consigue
En Rosario, también bajo la supervisión de Garófalo, se inauguró en mayo de 1929 la tribuna del sector oeste, la segunda de cemento y techada con la visera que aún se mantiene en la actualidad.
Cabe destacar que Garófalo, profesional que contribuyó significativamente a la divulgación del hormigón armado, también fue responsable de la visera del estadio de Gimnasia y Esgrima de Santa Fe, marcando así su influencia en varias obras emblemáticas en el ámbito deportivo.
El hormigón armado hoy en CABA está presente en la totalidad de edificios, pero en aquel entonces era una tecnología revolucionaria y novedosa. Anteriormente se utilizaba una estructura metálica de perfilería en colaboración con los muros portantes
Retornando al inmueble ubicado en Colegiales, su diseño original estaba pensado como vivienda unifamiliar. En la planta baja, se disponía un escritorio, la cocina y, en una construcción apartada en el fondo, el garaje y la vivienda para el personal de servicio.
En el primer piso, se presentaba una amplia recepción que funcionaba como un “pivo”, conectando el living, la escalera hacia el segundo piso y el comedor principal. Al fondo de la planta, sobre la cocina, se situaba el comedor diario vinculado por un montacargas.
Carbone añadió: “En el segundo piso, se distribuían un dormitorio en suite al frente y dos dormitorios hacia el contrafrente. Finalmente, en el tercer nivel, se encontraba una terraza con una mansarda”.
En el tiempo y presente
La propiedad fue adquirida por el fideicomiso Ryan, el tercer proyecto de esta índole que se lleva a cabo mediante la compra de edificios patrimoniales con un grupo inversor, con el objetivo de subdividirlo en departamentos y preservar el patrimonio histórico.
A pesar de que la tarea es poco conocida por el público en general, Guerrieri resaltó: “Nuestro trabajo trascendió al continente europeo, participando como expositores en diversos congresos sobre rehabilitación del patrimonio. Esto se debe a nuestra gestión desde el ámbito privado para lograr estos avances, algo que en países desarrollados suele financiarse con fondos estatales”.
El fideicomiso se estableció en 2017 con la finalidad de rescatar el patrimonio histórico, con planes de transformar la propiedad en seis unidades funcionales de diversos tamaños, acompañadas de tres espacios de estacionamiento.
Cada inversor contribuye proporcionalmente según el departamento que adquiere. “El proceso implica varias etapas: en primer lugar, identificar una vivienda apta para la subdivisión con valores culturales y arquitectónicos suficientes. Un fideicomiso atraviesa varios pasos antes de convertirse en un Consorcio de propietarios, organizando un grupo inversor para llevar a cabo un proyecto de reconversión del patrimonio”, explicó Carbone.
La propiedad cuenta con protección cautelar por parte del Gobierno porteño a través del Área de Protección Histórica (APH).
Antes de la conclusión de las reformas a finales de 2019, se llevaron a cabo preparativos para avanzar en el proceso necesario del proyecto de intervención. En el caso de viviendas históricas, dicho proyecto implica un detallado diagnóstico del estado de conservación y capacidades de la vivienda.
Se desarrollaron dos edificaciones en el fondo del lote, una para albergar una vivienda y las otras cinco unidades en el edificio principal. Cada una se distingue claramente de las demás, compartiendo un lenguaje común entre los elementos patrimoniales originales y las modernas incorporaciones que actualizan el patrimonio.
Guerrieri detalló: “Dos de las unidades son monoambientes. El edificio cuenta con un hall central con ascensor que lleva a las unidades de la vivienda principal. Una de ellas conserva la esencia original de la vivienda, utilizando la terraza y la mansarda original para crear dos unidades funcionales con ambientes integrados. Todas las unidades fueron diseñadas respetando los muros, cielorrasos, carpinterías y solados originales”.
El valor de venta de las unidades oscila en los USD 3.000 por metro cuadrado y a excepción de los monoambientes, las otras son ideales para parejas o matrimonios con o sin hijos.
La vivienda del fondo del lote, nació para el servicio y por eso no estaba dotada de tantos elementos artísticos como la vivienda principal, sin embargo, su fachada posee un lenguaje acorde al conjunto edilicio.
“Fueron intervenidos y restaurados todos los materiales originales de la vivienda (vitrales, artesonados de yeso en cielorrasos, carpinterías de roble, pisos de roble de Eslavonia y pinotea, símil piedra en muros de fachada y contrafrente, herrería artística), a la vez de haberse incorporados materiales tradicionales en perfecta combinación con los existentes”, concluyó Carbone.
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