El gran desafío que tiene Sergio Massa de aquí a la segunda vuelta y luego administrar el país a partir de diciembre, si es que gana el balotaje el 19 de noviembre, es evitar que se disparen los precios en el mercado libre de cambios y eso derive en un problema financiero.
Buena parte de la expansión monetaria que hace el BCRA se reabsorbe con la colocación de los instrumentos de regulación monetaria: Leliq y Pases netos, que, al momento de redactar estas líneas estaba en $22 billones, equivalente a 3 veces la totalidad del dinero primario.
Si la cotización del dólar continúa la tendencia alcista una vez que el Gobierno retire la policía, la gendarmería y los perros de la AFIP oliendo billetes en el microcentro de CABA, el riesgo que se corre es que la corrida cambiaria se transforme en una salida de depósitos del sistema financiero de igual forma que ocurrió en 1989 cuando el bautizado Plan Primavera terminó agonizando.
El dilema que tiene hoy la economía argentina es que las Leliq son la contrapartida de los depósitos de clientes de los bancos que no encuentra demanda de crédito privado
Antes del fatídico 6 de febrero de 1989, en enero se veía una continua caída de las reservas en divisas del BCRA y de los depósitos. En ese momento el mecanismo era como el de ahora. No existían las Leliq pero existían los depósitos indisponibles que eran equivalente, como también a las Lebac que estallaron en abril de 2018, a casi dos años del gobierno de Cambiemos.
El dilema que tiene hoy la economía argentina es que las Leliq son la contrapartida de los depósitos de clientes de los bancos que no encuentra demanda de crédito privado. En otras palabras, en caso de que la suba del dólar se traduzca en un retiro de depósitos del sistema financiero, el BCRA tendría que cancelar parte del stock de Leliq con emisión monetaria porque no tiene activos para cancelarlas.
Esa emisión, en un contexto de incertidumbre, con una tasa de inflación de dos dígitos porcentuales mensuales y falta de credibilidad, podría transformarse en un proceso mega inflacionario o hiperinflacionario, con el caos económico y social que generaría sobre una situación socioeconómica ya inquietante.
Hoy, la bomba de tiempo que tiene por delante la economía es el stock de Leliq que genera una pérdida cuasifiscal más del doble que el déficit fiscal de la Administración Central, que es quien la alimenta por la falta de otra forma de financiamiento.
El stock de Leliq que genera una pérdida cuasifiscal más del doble que el déficit fiscal de la Administración Central
Ahora bien, resolver el problema fiscal no soluciona el del stock de Leliq, porque eso es recuperar un gobierno creíble, con un plan económico sustentable, con fuerte respaldo político y con un equipo que sepa comunicar con sencillez a la población el rumbo a seguir para salir de esta encrucijada y decadencia.
El gran interrogante es si Sergio Massa logra generar un cambio de expectativas de aquí a la segunda vuelta y luego a partir del 10 de diciembre. Esto significa un claro distanciamiento del kirchnerismo, anunciar un plan económico no populista, y un equipo con alto prestigio. Francamente, hoy luce muy poco probable que haga todo eso.
La alternativa del libertario
En el caso que Javier Milei gane las elecciones de segunda vuelta, al no tener tampoco mayoría en el Congreso en ninguna de las dos cámaras y sin gobernadores, tendrá que, primero disculparse claramente de sus insultos a todos aquellos que no dicen amén a cada cosa de sus postulados.
Por otro lado, tendrá que abandonar su discurso anarcocapitalista y terminar con el debate de privatizar los mares; romper relaciones con el Vaticano; correr de escena a los impresentables que se le colaron en las listas adulándolo, pero con cero ideas de qué es el liberalismo; y haciendo papelones en los medios de comunicación.
Ante el lío de corto plazo de las Leliq se observa a un candidato que está abrazado al kirchnerismo y a otro que actúa como si fuera un adolescente
Su discurso anarcocapitalista de vender los hijos, establecer un mercado libre para los órganos, hablar de los vouchers educativos, dolarizar sin tener dólares, eran debates propios de los 70 y 80 como diversión académica pero nunca como propuesta de política pública. Este tipo de debates se sabe de dónde vienen porque circulo por el mundo liberal desde la década del 70 y los teníamos como un entretenimiento entre amigos en grupos reducidos. Todo ese discurso pudo entusiasmar a los jóvenes, pero espantó a mucha gente.
¿Por qué surgieron esos temas? Por un lado, porque Milei puso algunos sobre la mesa y por otro lado porque se rodeó de los peores y menos preparados para difundir las ideas liberales, además de intolerantes a la hora de debatir.
En definitiva, para que el líder de La Libertad Avanza Milei pueda ser creíble y evitar una crisis económica en caso de llegar al gobierno, tiene que dejar la chiquilinada del anarcocapitalismo, rodearse de liberales creíbles y hacer propuestas que a la población le interese.
Por tanto, ante el lío de corto plazo de las Leliq se observa a un candidato que está abrazado al kirchnerismo y a otro que actúa como si fuera un adolescente. Un panorama complicado para resolver el problema económico de base sin generar un mayor costo socioeconómico.
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