Cuando toda la tensión económica gira en torno a la presión sobre el dólar y la inflación tras el fuerte impacto que se espera de la sorpresiva devaluación decidida el lunes, el Banco Central emitió unos $400.000 millones para cumplir con compromisos pactados con los bancos a principios de año. Esos pesos, que expanden la base monetaria y son combustible para la suba de los precios -incluído el del dólar en todas su variantes- se destinaron al rescate de bonos que las entidades financieras habían comprado al Tesoro nacional con un reaseguro, denominado “put” en la jerga financiera, por el cual el BCRA quedaba comprometido a recomprar esos títulos bajo determinadas condiciones en caso de que los bancos decidieran ejercer la opción.
Eso ocurrió a partir del lunes por lo cual la autoridad monetaria quedó obligada a afrontar las obligaciones contraídas a principios de año, en el marco de las operaciones de canje de deuda lanzadas por el ministro de Economía, Sergio Massa. “Se trata de un seguro que vendió el Banco Central para que las entidades participaran de las licitaciones de deuda del Tesoro. Les garantizaba un precio de compra, que los bancos ejercieron”, explicó Pablo Repetto, de Aurum Valores. El analista del mercado explicó que, en definitiva, el mecanismo terminó funcionando como una “emisión diferida”. Es decir, lo que no se emitió en su momento para afrontar vencimientos de deuda (que gracias al mecanismo se logró renovar), se emite ahora. Con el consecuente impacto inflacionario y presión sobre el mercado cambiario que se buscó evitar meses atrás.
Así lo remarcó el instituto económico de la Fundación Mediterránea, el IERAL, en un informe reciente de los economistas Jorge Vasconcelos y Maximiliano Gutiérrez, en el que advirtieron que “hay un llamado de atención que ver con la decisión de los bancos de ejercer el put por el cual devolvieron bonos del Tesoro y se hicieron de pesos por unos 400 mil millones en el arranque de la semana”, advirtieron.
Cuando en marzo de este año se acordó con los bancos este mecanismo, el BCRA explicó en un comunicado que la denominada opción de liquidez era una “herramienta operativa para los bancos que, por la propia naturaleza del negocio, presentan descalces entre los plazos de los títulos públicos y los depósitos que los respaldan”. Esa explicación concuerda con el retiro de depósitos que se verificó en el primer día posterior a las elecciones, cuando los ahorristas retiraron depósitos por $340.000 millones, la mayor cifra diaria del año.
En cuanto a las condiciones de la recompra de esa deuda, también se establecieron en su momento los parámetros. A saber: “El precio de compra, contenido en el instrumento, no se modifica respecto a que sigue siendo el menor, entre el precio de cierre y el promedio ponderado operado por el instrumento el día hábil anterior al ejercicio de la opción y a dicho precio se le adicionarán 30 puntos básicos de tasa equivalente”. Es decir, se pagó el precio al que cotizaron el viernes pre PASO a lo que agregó un “premio”.
Esa cifra expande la base monetaria y suma presión sobre los precios, lo que contribuye a reafirmar el piso de la inflación en los dos dígitos para este mes y también el próximo. “La falta de reservas y una aceleración de la inflación que a partir de agosto podría instalarse por encima del 12 % mensual, hacen efímeros los intentos por anclar las expectativas -afirmó el IERAL-. Se procuró hacerlo asegurando que el tipo de cambio oficial, ahora en $350, se mantendrá hasta mediados de octubre. Pero, al ritmo más acelerado de la inflación, el tipo de cambio llegará a principios de octubre con un atraso similar al de julio. Así, la próxima devaluación ocurrirá en un contexto en el que para el mercado será insuficiente un salto de 22 % del tipo de cambio, tal como se dio el 14 de agosto”
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