Aunque no se sienta cómodo cuando se lo mencionan en esos términos, Martín Zuppi bien podría ser considerado el hombre más poderoso de la industria automotriz argentina en la actualidad. Es el Director General de Stellantis Argentina, el holding con más cantidad de marcas en el mercado (Fiat, Peugeot, Citroën, DS, Jeep y RAM) y a la vez ocupa la presidencia de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa), donde están nucleados todas las automotrices que producen vehículos en el país.
Luego de terminar el primer semestre del año, el más difícil para el sector automotriz en toda la década exceptuando el año de la pandemia, julio está iniciando la segunda mitad de 2024 con una recuperación de ventas tal que podría terminar siendo el primer mes en el que se superen las cifras del 2023.
“Hay dos grandes motivadores de este aumento del mercado. Uno es la brecha en el tipo de cambio, que ayuda a que los autos en dólares en Argentina pasen a ser un poco más baratos frente a ese tipo de cambio, y el otro es el gran boom de la financiación con tasas mucho más amigables de lo que había hace seis meses o un año. Ese crecimiento de financiación es fuerte y creo que se va a sostener. Mientras no haya diferencias de tasas, me parece que es una buena herramienta para que la gente pueda confiar en una economía más estable y que la financiación no va a ser un problema en el futuro. Esas dos variables son las que llevan al mercado a unas 40.000 unidades o más para julio”, destacó en diálogo con Infobae.
— El regreso de la venta de autos por financiación era una de las claves que señalabas hace algunos meses desde Adefa como necesaria para que el mercado vuelva a crecer. ¿Está en condiciones de sostenerse en estas condiciones?
— Es que los autos en el mundo se venden en crédito. La gente, más allá de cualquier tipo de economía o de capacidad de pago, compra un auto con financiación. En Argentina, por nuestros vaivenes económicos, es algo que perdemos de vista. Pero creo que vamos a volver a un mercado más normalizado, con valores más lógicos y que la financiación vuelva es una gran noticia para la industria.
— Con una mirada en retrospectiva, ¿podría decirse que el Plan de Ahorro ocupó el lugar de la venta con financiación, y que con este cambio de rumbo, el mercado debería acomodarse a una baja en el uso de los planes de ahorro y un crecimiento de las ventas con financiación?
— Yo creo que sí. Si uno agarra el total de autos financiados en Argentina, ahora vamos a tener un porcentaje mayor de autos financiados que los que se pagan al contado. Creo que las ventas con financiación van a canibalizar un poco a los planes de ahorro, porque es natural. La gente encontraba que el plan de ahorro era una forma de financiación, que más allá de ir de la mano del aumento del precio de los autos, era la única manera que había para poder comprar a plazos. Si, va a canibalizar en parte. La financiación va a aumentar, va ser más ventas prendarias y menos planes de ahorro.
— ¿Y qué es lo que está pasando con los números de julio tan buenos. Es un “veranito” o se puede sostener el crecimiento de ventas?
— Yo creo que tiene que ser estable si las condiciones macroeconómicas no cambian. Si no tenemos de nuevo tasas por las nubes, y si mantenemos un tipo de cambio en el que la gente vea una posibilidad de aprovechar para usar los dólares, esto no tiene por qué ser un veranito. Debería ser algo que se quede.
— ¿Pero no debería ser al revés? Por qué el gobierno dice que no quiere esta brecha pero es esa la variable que está dando impulso a la industria automotriz. El campo no liquida por la brecha, pero los autos se venden gracias a la brecha.
— Claro, porque la gente encuentra los autos más baratos en dólares. Pero qué pasa. Si el día de mañana la brecha disminuye o desaparece, eso quiere decir que vamos a tener una macroeconomía más estable, entonces, por la expectativa y por inflación baja, te va a permitir financiar todavía más fuerte. Una variable estaría suplantando a la otra. Yo no creo, y espero también, que esto sea un veranito. Me parece que lo raro era tener un mercado argentino de 350.000 autos anuales, cuando tenemos que tener un mercado que esté entre 450.000 y 500.000 autos como lógica.
— ¿Cuánto impactan las últimas medidas de bajar de 180 a 120 y de 120 a 90 días la disposición de dólares para pagar importaciones, y la reducción de cuatro cuotas a dos para importar insumos y autopartes?
— Hay dos grandes parámetros ahí. El primero tiene que ver con el costo financiero y la exposición financiera de las compañías en Argentina. No es lo mismo pagar un auto a seis meses que a tres. Disminuís el riesgo porque vos tenés que pagar el auto en dólares y no sabés cuánto va a costar el dólar en seis meses. Tres meses es por lo menos un corto plazo. Partamos de la base que a nivel mundial nadie piensa que se puede pagar un auto a 90 días, menos a 180. Lo mismo con las piezas, se pagaba en cuatro tramos hasta 120 días y ahora en dos hasta 60 días. Esto baja la exposición financiera y le da capacidad a los proveedores de poder pagar sus piezas. El otro parámetro es la mejora en las expectativas de las casas matrices, porque cuando ven que en Argentina la economía se estabiliza y las normas ayudan a hacer una industria un poco más lógica, empiezan a llegar las inversiones, los nuevos proyectos. Vuelve la confianza, y eso es muy importante para el futuro de la industria automotriz.
— Con los números de junio parecía que el mercado no iba a pasar de 360.000 unidades. ¿Con las cifras de este mes cambia la proyección de ventas para el 2024?
— Sí, porque tenemos un mercado más alto. Pero no creo que para este año veamos un mercado de más de 400.000 autos. Sí creo que vamos a tener números más altos. Si anualizas lo que está pasando en julio, hablaríamos de 450.000 autos, pero tenés un lastre de seis meses que no fue, así que si anualizado te da 100.000 autos más de lo que estábamos estimando, a este ritmo tenes que pensar que podríamos volver a un volumen de 430.000, algo menor al de 2023. Y eso, frente a los 350.000 que veíamos hace tres meses es un cambio importante. Un crecimiento de más del 20% de lo que tenía. Creo que, con una economía más estable y con un crédito muy amigable, Argentina está en condiciones de llegar a 450 y 500 mil autos para 2025. Ojalá podamos lograrlo.
— ¿Impuesto PAIS o impuesto interno? ¿Qué se debería quitar primero?
— El impuesto PAIS, sin dudas. Porque penaliza en todo sentido cualquier importación. Un Peugeot 208, que es el segundo vehículo con mayor integración local con más del 40%, tiene el 60% son piezas importadas. Pero del 40% que te producen los proveedores en el país, la mayoría de la materia prima es importada. Entonces el impuesto PAIS encarece todo. En cambio, el impuesto interno puede ser correcto para dividir un vehículo de gama baja y uno de gama alta, que ahora dejó de caerle a todos los autos y está más lógico. Pero el impuesto PAIS te impacta de lleno en el precio. Supuestamente ahora se van a quitar diez puntos y por lo que sigue diciendo el gobierno a fin de año se quitaría el total del impuesto PAIS. Eso va a ser una gran ayuda para la industria en general y para la automotriz sin ninguna duda.
— ¿Están conformes con el nivel de diálogo que tienen con el gobierno y las medidas que se fueron tomando?
— Sin dudas. Son receptivos de las inquietudes y tal como nos dijeron, van haciendo todo lo que está a su alcance. Y lo más importante es que cada cosa que prometieron la cumplieron. Dijeron que bajarían el impuesto PAIS y lo están haciendo, que acortarían los plazos para pagar en el exterior, y lo hicieron. Eso es muy valioso porque afuera se ve con otros ojos a Argentina.
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