Frecuentemente se dice que gracias al surgimiento de los autos eléctricos, las famosas startups por un lado y compañías que no tenían relación con el mundo del automóvil, tienen un nuevo mercado para desarrollarse. En parte, Tesla es el más claro ejemplo, porque nació como una marca de autos a batería y hoy pelea mano a mano con los históricos fabricantes de la industria automotriz, no sólo en el campo de la movilidad sustentable, sino en el mercado de vehículos a nivel general.
Pero los históricos tiene algo que ninguna de las nuevas compañías podrán comprar, y eso es el respaldo de la historia misma, el recorrido hecho para llegar al día de hoy, con un sistema industrial que, aunque debe adaptarse a la nueva tecnología, tiene conocidos los procesos mejor que cualquier nuevo competidor.
Sin embargo, esa historia en algunos casos es mucho más larga de lo que se conoce, especialmente de los fabricantes orientales, porque todos saben que Ford fue quién creo la primera línea de ensamble en serie y nació como una fábrica de automóviles, y que, en cambio, Peugeot comenzó como una marca de molinos de café antes de hacer bicicletas, pero no todos conocen la génesis de las actuales marcas japonesas, que llegaron al mundo después de la Segunda Guerra Mundial, pero muchas de ellas ya existían anteriormente, incluso con otros nombres y manufacturas.
Antes de entrar en los detalles, hay que señalar que hubo dos hechos que contribuyeron protagónicamente al desarrollo de estas marcas y a su expansión global.
El primero ocurrió en 1936, cuando el gobierno japonés aprobó la Ley de Industrias y Fabricación de Automóviles, que hizo que los fabricantes extranjeros se vieran casi obligados a abandonar el país por las condiciones que se les presentaban. Ford y Chevrolet fabricaban autos en Japón y se retiraron, dejando el terreno fértil para el surgimiento de fabricantes nacionales.
Pero luego vino la guerra, que al igual que ocurrió en Europa, mantuvo mucha mano de obra ocupada para fabricar armamento y vehículos para el ejército, hasta que todo terminó con la rendición y disolución del imperio japonés tras perder la Guerra del Pacífico y recibir las dos bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. Entonces, la reconstrucción del país fue la prioridad, y aunque la ley anterior estaba vigente, todo se basó en apostar fuertemente en desarrollos tecnológicos y en impulsar nuevamente la industria automotriz. En ese tiempo aparecieron los pequeños autos japoneses conocidos como Kei Car, porque eran el único modo de poner un vehículo al alcance de los lastimados bolsillos de los ciudadanos y mantener el movimiento económico para los fabricantes.
Y la conversión de ese tipo de movilidad, que nació como una moto carrozada de apenas 150 cm3 de cilindrada, para luego empezar a aumentar de volumen y potencia hasta fabricar automóviles urbanos, fue el motor que dio vida a una industria que ya nunca más se detuvo.
En los años 70, con la crisis del petróleo, los autos pequeños que llegaban de oriente a occidente tuvieron un éxito asombroso, ya que la eficiencia de un consumo muy bajo de combustible los hacía ideales para países que lidiaban con el precio de la gasolina como nunca antes había sucedido.
Pero atrás de esa expansión había historias curiosas, en el origen de algunas marcas.
Toyota
Toyota es el mayor fabricante del mundo, por lo tanto, también es la marca más importante de su país. Nació en 1933 bajo el nombre de Toyoda Automatic Loom, y fue una creación de Kiichiro Toyoda, que le dio su apellido a la compañía. Su logotipo está formado por tres óvalos, uno exterior, uno vertical y uno horizontal en forma de “T”, que representan los eslabones de una cadena como símbolo de la relación de confianza mutua entre el propietario y la marca.
Pero en sus orígenes, Sakichi Toyoda, padre de quien dio vida a la marca de autos y al nacimiento de Toyota Motor Corporation como como fabricante de camiones para el ejército, había sido el creador de la primera máquina de tejer de Japón. Increíblemente, fue el precursor de una verdadera revolución en la industria textil del país y el mundo, pero además, gracias a vender los derechos de uso del telar automatizado en Estados Unidos, Toyoda obtuvo los fondos para ayudar a su hijo a crear la marca de automóviles que generó una revolución similar en la industria automotriz.
Honda
Honda, probablemente la segunda marca más relevante de la industria automotriz japonesa, tampoco comenzó como fabricante de autos. Soichiro Honda, su creador, había estudiado mecánica luego de descubrir su pasión por las bicicletas desde niño. Luego de terminar sus estudios y aprender el oficio, regresó a Shizuoka, su ciudad natal, y fundó Tokai Seiki en 1927, una empresa que se encargaba de fabricar segmentos para pistones.
Pero la guerra destruyó su fábrica en 1945, y lo que quedó en pie fue la base de su renacimiento. Vendió todo a Toyota y con esos fondos creó Honda Motor Corporation para crear primero un pequeño ciclomotor, muy adecuado a los tiempos de crisis económica de la posguerra, y desde entonces un verdadero imperio de la dos ruedas, que desencadenó en el primer automóvil, el N 360, en el año 1960.
Nissan
No es casual que todas las marcas hayan comenzado a surgir con la década del 30, precisamente cuando el gobierno japonés impulsó la industria con la ley que retiró a Ford y General Motors de la isla. Nissan, al igual que Toyota, también apareció en 1933 con el nombre actual, Nissan Motor Corporation. Pero 20 años antes, allá por 1912, su creador, Masujiro Hashimoto, luego de vivir algunos años en Estados Unidos, regresó al país con la idea de construir un auto que emulada el Ford T. Tras un primer prototipo, vinieron otros dos, junto a tres socios que permitieron fundar DAT, con la que lograron finalmente la fabricación por primera vez en Japón de un automóvil en serie como lo hacía Henry Ford en Detroit.
Ese auto fue el Type 41, que a pesar del proceso industrial no tuvo éxito, y sólo gracias al gran terremoto de 1923, cuando el gobierno tuvo necesidad de reconstruir muchas ciudades, la compañía pudo salir de los problemas financieros que la acuciaban y comenzar un proceso industrial estable que permitió fundar la marca actual diez años más tarde.
Mitsubishi
Mitsubishi es la marca más antigua de Japón. Su fundador fue Iwasaki Yataro, un adelantado emprendedor que vivió entre 1835 y 1885, antes que el mundo conociera el automóvil. La marca empezó como una compañía de transporte marítimo llamada Tsukumo Shokai, que fue vital para permitir el desembarco del ejército japonés en Taiwán, durante la primera guerra chino-japonesa.
La visión de Yataro fue tal, que en compensación por sus servicios, pidió la concesión del correo postal japonés, ampliando su flota de barcos a más de 30 buques. Invirtió en minería y bienes raíces, y creó un imperio, que permitió a su hijo, Hisaya, y a su nieto, Koyata, iniciar actividades en el mundo de los electrodomésticos, los autos, los barcos y los aviones. Así nació Mitsubishi Heavy Industries, primero y Mitsubishi Motors después, y su primer auto, llamado Model A, apareció en 1917, como una versión artesanal de los modelos que entonces fabricaba Fiat.
Mazda
El quinto fabricante histórico japonés es Mazda. Fundada por Jujiro Matsuda en 1929, también empezó mucho antes, y con otro nombre. Se llamaba Toyo Cork Kogyo Co. Ltd. y era una empresa que fabricaba cosas tan distintas como corchos, maquinaria pesada y de herramientas. En 1931, sin embargo, se anima a pensar un concepto de movilidad distinta a lo conocido y desarrolla el Mazda Go, una moto de tres ruedas con una caja trasera que inmediatamente es exitosa y cimenta las bases de Mazda Motor Corporation, que llegaría años después.
Pero durante la Segunda Guerra Mundial, Matsuda produce un rifle para el ejército japonés, el Type 99, e interrumpe toda actividad industrial de vehículos. La bomba atómica caída en Hiroshima, la ciudad donde estaba instalada Toyo Cork Kogyo Co. Increíblemente no dañó sus instalaciones, pero la compañía no podía continuar ante en escenario.
Su vínculo con el gobierno japonés le permite ser protagonista del relanzamiento de la región, y aunque muere en 1952, su hijo, sobrino adoptivo, Tsuneji Matsuda, hereda el imperio y en 1960 lanza el primer automóvil de Mazda, el R360.
Suzuki, Subaru, Dahiatsu, Hino, Isuzu, Datsun, submarcas como Lexus, Acura o Infinty como emblemas del lujo, son parte también de la rica historia nipona en el mundo del automóvil. Muchas han quedado absorbidas por algunas de las principales, otras son parte de una segmentación del mercado.
Japón es una isla sin demasiados recursos naturales, con poco espacio físico y una población gigantesca para la superficie habitable del país. Por su naturaleza, está aislada completamente del resto del mundo. Entonces su apuesta fue al conocimiento y la tecnología, y aún hoy, en medio de un mundo convulsionado por los cambios de paradigma de la movilidad, es el país que mientras se adapta a los nuevos tiempos, mantiene como pocos, la esencia del automóvil como base de la economía.
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