Entrados hace dos décadas en el siglo XXI, difícilmente alguien podría imaginar que ocurriera una situación tan extraña y extemporánea como ver a un policía dando una orden a un automóvil, con el mismo tono que podría hacerlo con un delincuente que acaba de ser atrapado, o hasta con una mascota a la que se está adiestrando. Sin embargo, no es una broma, sino una situación que está empezando a repetirse con los taxis autónomos en la ciudad de San Francisco, en California.
Todo empezó con los autos de Cruise, la empresa asociada a General Motors, que puso en funcionamiento la primera flota de autos sin chofer y sin conductor, primero en horarios nocturnos y en recorridos reducidos hasta finalmente ser habilitados en diciembre de 2022 para prestar el servicio de Robotaxi las 24 horas en toda la ciudad.
Casi en simultáneo Waymo hizo el estreno de un servicio similar pero en lugar de hacerlo con Chevrolet, lo hicieron con Jaguar, lo que pareció representar una flota de taxis autónomos Premium.
Pero pronto comenzaron los problemas. Autos de Cruise que se detenían repentinamente en medio de la calle, bloqueando completamente el tránsito, otros que estando cortada una calle, entraban de cualquier modo hasta el último punto que era posible avanzar y después no podían dar la vuelta, autos que doblaban por la parte interior de una esquina pero a la par de un camión o un bus de doble cuerpo sin contemplar que la parte trasera del vehículo pesado los “engancharía” en medio de la maniobra, e incluso autos que han chocado a un autobus de transporte público de pasajeros cuando éste se detuvo en una parada.
Ahora, ha surgido un nuevo problema, esta vez con la flota de autos de Waymo, la empresa que desarrolla la movilidad autónoma de Google, porque luego de un episodio en el que un Jaguar i-Pace de la flota de Robotaxis se detuviera en mitad de una calle por detectar que el pasajero que había descendido recientemente no había cerrado bien su puerta, y ocasionó un embotellamiento de tránsito detrás suyo, otro auto similar intentaba pasar sobre una manguera de bomberos que cruzaba la calle debido a un incendio al que acababan de acudir.
Cuando un oficial de policía detectó que el auto de Waymo estaba a punto de pisar la línea de agua, y que no reconocía las señales que indicaban que debía doblar a la derecha porque estaba obstruido el paso, se paró delante del automóvil y pidió asistencia a otro oficial, quién tomó una bengala y la encendió delante del auto para que dejara de avanzar. Esa fue la situación en la que el oficial de policía le habló al auto, al decirle “¡Tu, detente!”, como si el automóvil fuera a escuchar su voz y obedecerla.
Pero lo que ocurrió fue más preocupante, porque durante casi 10 minutos, el auto estuvo detenido en el medio de la calle, sin retroceder, sin doblar a su derecha y sin poder avanzar, lo que demandó que dos oficiales tuvieran que dedicarse a mantener detenido al auto y llamar por teléfono para que Waymo tomara el control de la situación, en lugar de estar trabajando en lo que realmente debían, que era ordenar el tránsito en general para que el corte de calle causado por el incendio, no generara más caos del natural.
También hubo otra consecuencia, que fue el embotellamiento que causó el auto parado en la bocacalle, cruzado en el camino de quienes transitaban por la arteria perpendicular, obligándolos a pasar por detrás del Jaguar. “¿Qué sucede?”, preguntó el conductor de un Tesla Model 3 que debía esquivar el obstáculo de Waymo, a lo que el oficial de policía contestó “Tecnología”.
A partir de esta noticia, se han dado a conocer muchos otros casos que han ocurrido tanto con los autos de Cruise como los de Waymo, en relación a situaciones similares, donde actúan servicios de bomberos. Algunos testimonios cuentan que no sólo no advierten las mangueras, sino tampoco las cintas de peligro o los cables colgando a causa de un auto que haya impactado un poste, por ejemplo.
Si bien ambas empresas han dado cursos de capacitación a los bomberos y policías de San Francisco para que sepan cómo comportarse ante un vehículo autónomo que está detenido y no se mueve o lo contrario, que avanza cuando se le pide que se detenga, las dos soluciones que han funcionado han sido llamar a la central de la empresa que los ha desarrollado para que le ordene retomar la marcha y estacionarse cuando han quedado en medio de una calle, o romperle un vidrio o pinchar un neumático, para que se detengan si hay que evitar que pasen por un sitio que pretenden atravesar.
No es fácil programar todo lo que puede pasar. Hay que tener mucha imaginación para anticipar situaciones extremas o insólitas, y como el auto sólo va a hacer aquello que le han enseñado, el camino de la conducción autónoma parece tener más piedras en el camino que se deben esquivar necesariamente.
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