La primera rueda de la semana tendrá un atractivo: saber si la baja del dólar libre continuará. El viernes bajó $40 a $720. El jueves una implacable tormenta había alejado a los compradores y vendedores. Fue la primera caída. Pero el viernes con un día sin lluvias, tuvo otra baja por una excesiva oferta de los tenedores de dólares comprados en el MEP. Los tenedores de este dólar financiero se vieron beneficiados por la intervención del Banco Central que derribó el jueves al dólar MEP a $660; $100 por debajo del dólar libre. La oferta fue inmediata: ganarse $1 millón cada 10 mil dólares no es una ganancia despreciable. Y fueron muchos los que hicieron “puré” como se llama esa operación y, obviamente el margen se fue reduciendo por la baja del libre.
Al cierre del viernes, el MEP quedó en $67 y el dólar libre en $720. Los que tengan el impedimento de los 90 días con compras ni ventas, se encontrarán en el Senebi con un dólar de $707 que no hace una gran diferencia con el costo del dólar libre. En otras palabras, achicada la brecha entre los dólares financieros y el “blue”, la moneda paralela puede aumentar por menor oferta de los tenedores de dólares financieros.
El cierre del mercado de futuros del dólar del viernes es inquietante porque cerró con una señal de alza que indica que no creen que el dólar a $350 sea sostenible.
Los que corren riesgo en la semana corta que comienza hoy son los bonos. Los títulos del Tesoro de Estados Unidos el viernes cerraron con fuertes bajas y su tasa de rendimiento subió a 4,35% la más alta de los últimos 16 años. Hay pocas chances que los títulos de emergentes no sientan el impacto.
Para los inversores fue una decepción que no bajaran las tasas más largas porque creen que la medida que tomaron es insuficiente para reactivar la economía
Es que la Reserva Federal está dividida sobre la necesidad de nuevos aumentos de tasas. Algunos alertaron sobre el peligro de llevar los aumentos demasiado lejos, pero la mayoría no se preocupa por ese tema y sostiene que la inflación es el objetivo principal. El resultado fue que todos las Bolsas de Nueva York cerraron en baja. El Dow Jones terminó con una caída del 0,84%, el S&P 500 de 0,78% y el Nasdaq de1,17%.
Pero para la Argentina la peor noticia es la debacle de China, país del cual se depende sobremanera porque la mitad de las reservas están en yuanes y se ha convertido, junto el FMI, en el prestador de última instancia. Todas las bolsas chinas bajaron, pero el yuan afortunadamente se fortaleció levemente y cotizó a 7,20 frente al dólar es decir se revaluó en 8 centavos. Se notó la intervención del Banco Popular de China.
Pero la crisis de los asiáticos es grave. El viernes recortaron las tasas de interés más cortas. La tasa preferencial a 1 año la bajó de 3,555 a 3,45% anual para reactivar su economía que no se pudo recuperar tras la pandemia. Lamentablemente, la tasa que interesa a la Argentina, la de más largo plazo, a 5 años, quedó sin cambios en 4,20% con lo que por los swap habrá que seguir pagando 8,20% anual. Para los inversores fue una decepción que no bajaran las tasas más largas porque creen que la medida que tomaron es insuficiente para reactivar la economía.
El sector inmobiliario chino hace temer una crisis de las hipotecas como ocurrió el 8 de agosto de 2007 en Estados Unidos. Una de las más grandes empresas, Zhongzhi Enterprise Group, anunció que reestructurará su deuda de USD 3.000 millones. Country Grand, otro de los líderes del sector inmobiliario, incumplió el pago de sus bonos. El 25% de los proyectos de construcción en China ya se cayeron.
Los grandes bancos bajaron sus perspectivas sobre el futuro del país asiático. Para agravar la situación se conoció un informe que 20% de los jóvenes están sin trabajo.
UBS cambió las proyecciones de crecimiento que estimaba para China y las bajó de 5% a 4,2% para 2024. Citi, Morgan Stanley, Barclays, JPMorgan, Deutsche Bank y Nomura no fueron distintos en sus estimaciones y el presidente Xin Jinping debe despedirse de su pronóstico de crecimiento de 5%, un objetivo que era el más bajó de las últimas décadas. Un dato preocupante es que China es el mayor comprador de alimentos y materias primas del mundo y su retracción puede provocar una caída en los precios de los productos exportables de la Argentina.
A todo esto, el país sigue con problemas para acumular reservas. El viernes compró USD 11 millones en la plaza mayorista pero las reservas perdieron USD 94 millones a 23.629 millones. El agro siguió ausente y liquidó apenas USD 1,2 millones por la trampa en que quedó atrapado tras la devaluación. Por otra parte, los bancos le pidieron al Central que les envié USD 52,8 millones para hacer frente a los pedidos de los clientes cuando abran hoy.
El comportamiento de las acciones será una incógnita, pero hasta ahora no se vieron afectadas por esta crisis. Puede ser que golpee a las petroleras por la baja del crudo en el mundo.
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