Con sus 93 años (los cumplió el 30 de agosto pasado), Warren Buffett podría retirarse como uno de los hombres más ricos del mundo y el título honorífico de “El Mago de Omaha”, como todos lo llaman, por la ciudad de Nebraska en que tiene su sede Berkshire Hathaway, la máquina de hacer dinero que creó a principios de los 70s a partir de la compra de una vieja fábrica textil que transformó en holding de inversiones.
Lo hizo a partir principios sólidos, casi conservadores, como preguntarse antes de comprar acciones de una empresa si la misma hace algo útil, si existirá en 20 ó 30 años más y cuál es la calidad de su management.
Buffett es hombre de consejos simples y tiene un socio a la altura de su leyenda, Charlie Munger, que el próximo 1 de enero cumplirá 100 años. El dúo anima el “Woodstock para Capitalistas”, que anualmente realiza Berkshire en Omaha. Este año, en mayo, la tenida fue transmitida en vivo hasta en chino mandarín y no perdió público ni rating pese a coincidir con un evento que captó la atención global, como la coronación del rey Carlos de Inglaterra.
“Charlie es nuestro rey Carlos”, dijo Buffet. Y ambos mantuvieron un picante intercambio con Jamie Lee Curtis, la actriz cuya silueta deslumbró en “Mentiras verdaderas” (1994), la más exitosa película de Arnold Schwarzenegger, dirigida por el canadiense James Cameron, de reciente paso por la Argentina
Elon, por X
Quien ahora reverenció a Munger fue Elon Musk, sinónimo de empresas innovadoras como Tesla, pionera de los vehículos eléctricos; Neuralink, que explora el interfaz cerebro-computadora; Starlink, dueña del mayor número de satélites civiles en el espacio; SpaceX, dedicada a los viajes espaciales y contratista de la NASA; y X (antes Twitter), la red social y foro global que compró en más de USD 40.000 millones tras un largo contencioso judicial.
Precisamente por X, Musk retuiteó, con admiración, un video puesto en circulación por la cuenta @DividendGrowth, para que llegue a sus más de 158 millones de seguidores. “This is awesome” (esto es asombroso, estupendo) escribió Musk, por los 5 minutos de Buffett y Munger, en los que Charlie se luce con sus cáusticas observaciones sobre cómo hacer o perder dinero, su escepticismo sobre la existencia de fórmulas exitosas para los negocios y su rechazo radical de las criptomonedas.
Cuando le preguntan cuán útil es inscribirse en una “Escuela (universitaria) de Negocios para aprender a ganar dinero, Charlie responde: “A los que estén a punto de entrar en una Escuela de Negocios les recomiendo que aprendan a hacerlo (ganar dinero) a nuestra manera. Pero al menos hasta que salgan de la escuela, tienen que fingir que lo hacen a su manera”.
Tu error, mi ganancia
En otro momento, Buffett le señala que la gente parece no entender cierta cuestión y le pregunta por qué. a lo que Munger replica: “Warren, si la gente no se equivocara tan a menudo, no seríamos tan ricos”.
En otro pasaje, a propósito de cómo interpretar el EBITDA (acrónimo de las ganancias de una firma antes de computar intereses, impuestos, depreciación y amortizaciones), Munger replica: “creo que entenderías cualquier presentación que usara la palabra EBITDA, si cada vez que ves esa palabra, simplemente la sustituyes por la frase ganancias de mierda (bullshit earnings)”.
El casi centenario Charlie se permite también la auto-ironía cuando dice “soy optimista sobre la vida. Y si yo puedo ser optimista cuando estoy casi muerto, seguro que el resto de ustedes puede soportar un poco de inflación”.
“Warren, si la gente no se equivocara tan a menudo, no seríamos tan ricos”
Algo más serio (y partidario del mérito) apareció en una entrevista en la que le dice a su entrevistadora: “La mejor manera de conseguir lo que querés en la vida es merecer lo que querés. ¿Cómo podría ser de otra manera? El mundo no es lo suficientemente loco como para estar buscando recompensar a un montón de gente que no se lo merece”.
En otro tramo, Munger ironiza sobre la ambivalencia de los hombres de negocios y de las personas en general ante la cuestión del gasto público y los impuestos. “Todo el mundo quiere la virtud fiscal, pero no ahora mismo. Como ese tipo que se sentía así sobre el sexo; estaba dispuesto a renunciar a él, pero no ahora mismo”.
La muerte, con filosofía
Además de tomarse con filosofía y humor su edad y su vecindad con el más allá, Charlie también es cáustico sobre la muerte ajena. En otro pasaje dice: “Uno no quiere ser como aquel ejecutivo de cine en California del que dijeron que el funeral fue tan grande porque todo el mundo quería asegurarse de que estaba muerto”.
El alter ego de Buffett tampoco tiene en alta estima a los banqueros. En un pasaje, a propósito de “un fraude ayudado por un banquero de inversión”, observa: “No es algo exactamente novedoso”.
En otro momento, Buffett habla de la recompra de acciones por parte de las propias empresas, y Munger observa: “Hemos visto a algunas personas simplemente comprar para mantener las acciones y que, por supuesto, eso es una locura y es inmoral. Pero aparte de eso, está bien”.
En otro momento, Buffet comenta que escuchó “tantas discusiones sin sentido sobre el costo del capital”, y Munger refuerza: “Nunca he escuchado una inteligente”.
En otro chiste a dos voces, tipo sitcom americana, Buffett dice “Charlie es muy partidario de rebajar las expectativas”. A lo que Munger agrega: “Absolutamente, así es como me casé”. Y luego de unos segundos de risas del público, agrega: “Mi mujer redujo sus expectativas”.
Sobre la importancia del dinero y la salud en la vida, Munger afirma “claro, hay muchas cosas en la vida mucho más importantes que la riqueza”, pero agrega que hay confusiones al respecto y trae a colación el comentario de un compañero de golf que suele decir: “¿De qué sirve la salud si no puedes comprar dinero con ella?”.
Terrible, pero bien pago
Buffett y Munger también gastan pullas sobre el correo y el funcionamiento de los negocios en Italia y en otro tramo Charlie se pone filosófico acerca de la forma de hacer dinero. Así lo expresa: “El sistema general de gestión del dinero requiere que la gente finja que puede hacer algo que no puede hacer, y que finja que le gusta cuando en realidad no le gusta. Creo que es una forma terrible de pasar la vida, pero está muy bien pagado”.
Munger redobla su escepticismo acerca de cuánto sirve la universidad para aprender a hacer dinero. Consultado sobre una “fórmula” para hacerlo, respondió: “Bueno, no puedo darte una fórmula, porque yo no la uso. Si querés una fórmula, deberías volver a la escuela de posgrado. Te darán muchas fórmulas que no funcionan”. Sobre las dificultades del aprendizaje, cita al ensayista inglés Samuel Johnson: “Puedo darte un argumento, pero no puedo darte una comprensión”. Y agrega: “es extraordinaria la resistencia de algunas personas a aprender algo”.
En otro tramo, acerca de una operación que Berkshire Hathaway rehusó, Charlie responde que “la junta directiva no incumplió su deber porque no íbamos a participar en la transacción si no lo hacían a nuestra manera”. Y agrega con sarcasmo: “¿Alguien más tiene una pregunta fácil?”
“Lo que yo necesitaba para salir adelante era encontrarme con idiotas, y por suerte hay una gran oferta”
Munger vuelve a criticar algunos manejos de Wall Street al señalar: “Es perfectamente obvio, al menos para mí, que decir que la contabilidad de derivados en EEUU es una cloaca es un insulto a las cloacas”. Y en otro pasaje insiste en su crítica a los sectores financieros al explicar que cierta actividad o inversión “no es un gran negocio; es un juego difícil, hay tentaciones de ser estúpido, es como la banca y los seguros”.
Sin desdeñar las virtudes de la competencia, Munger baja la vara sobre lo que se necesita para prevalecer. La competencia, observó, “es un concepto relativo, lo que muchos de nosotros necesitamos, incluido el que habla …. lo que yo necesitaba para salir adelante era encontrarme con idiotas, y por suerte hay una gran oferta”.
Viejos zorros
A sus 93 y 99 años, Buffett y Munger derrochan escepticismo acerca de fenómenos nuevos, como el multitasking (hacer varias cosas a la vez) y las criptomonedas.
De lo primero, Charlie dijo: “Veo a la gente haciendo tres cosas a la vez y pienso ‘Dios, que manera tan terrible de pensar”.
Y en cuanto a las criptomonedas, le señala a su amigo Warren: “Me gustan las criptodivisas mucho menos que a ti”, las considera “repugnantes” y sobre cierto furor por invertir en cripto porque los demás lo hacen, remata: “Es como si alguien más estuviera comerciando con soretes y vos decís ‘no puedo quedarme afuera’”.
Menos famoso, pero sapiente
Aunque menos famoso que Buffett, Munger ha generado algunas compilaciones sobre su sapiencia y su simpleza para transmitirla.
Del trabajo conjunto que desarrollaron durante décadas en Berkshire Hathaway, observó una vez, “es notable cuánta ventaja a largo plazo ha obtenido gente como nosotros al tratar de ser consistentemente no estúpidos, en lugar de tratar de ser muy inteligentes”. También lamentó que no es bueno que las finanzas absorban a demasiada gente inteligente, porque “no creo que queramos que el mundo entero intente hacerse rico superando al resto del mundo en valores negociables”.
Charlie también tomó con humor la mortalidad de las empresas: “A largo plazo, las empresas de EEUU se comportan más como la biología que como cualquier otra cosa. En la biología, todos los individuos mueren, al igual que todas las especies. Es sólo una cuestión de tiempo; los negocios inevitablemente son golpeados”.
Pero también elogió la longevidad de ciertos negocios, como uno ferroviario del holding de inversiones que encabeza con su amigo Warren. Al respecto, una vez observó: “Berkshire es dueño del ferrocarril Burlington Northern. No se puede pensar en un negocio más anticuado que el del ferrocarril. ¿Quién va a crear otro ferrocarril troncal? Hicimos de eso un éxito, no conquistando el cambio sino evitándolo”.
Pero también elogió al fondo de inversión Sequoia (pionero en invertir en empresas como Apple, Google y Airbnb), por mantenerse “fanáticamente a la vanguardia de la tecnología moderna”, hacer “más dinero que nadie y tener el mejor registro de inversión de todos”.
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