La supuesta “súper cosecha” que iba a obtener el campo en la presente campaña agrícola ya quedó casi en el olvido, debido a una mala jugada del clima y a las enfermedades que azotan los cultivos.
La producción histórica de maíz que se esperaba quedó totalmente descartada con un nuevo fuerte recorte en el volumen estimado, al cual acompañó un imprevisto ajuste negativo en el girasol.
En este sentido, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) recortó la proyección de producción del cereal amarillo en 2,5 millones de toneladas hasta las 54 millones, para pasar a ser una cosecha más “terrenal”, más allá que de concretarse esa proyección, el volumen obtenido tendría un salto del 60% respecto a la campaña anterior, aportando unas 20 millones de toneladas.
La ola de calor que afectó a gran parte del área agrícola durante finales de enero y principios de febrero fue una de las principales responsables de esta nueva merma en las previsiones golpeando de lleno a los rendimientos potenciales del maíz, a lo que se sumó el avance de la enfermedad spiroplasma sobre la zona agrícola central, debido a la plaga de chicharrita que afecta a la zona.
“En ese sentido, los principales recortes en la proyección de producción se ubican en el centro-norte de Santa Fe y en la provincia de Entre Ríos explicados por la alta severidad de la enfermedad mencionada y en el centro-oeste de Buenos Aires y norte de La Pampa producto del estrés termo-hídrico sufrido durante el mes de febrero”, puntualizó la entidad bursátil.
Además, producto del fuerte temporal que afectó a gran parte de la provincia de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos, prácticamente paralizó el avance de la cosecha, pudiendo avanzar solamente a nivel nacional 0,5 puntos porcentuales hasta cubrir el 3,7% de la superficie total implantada con el cereal y quedando todavía pendiente el análisis de los efectos adversos sobre el cultivo y su posible impacto en la producción.
El otro grano afectado por la ola de calor y las enfermedades fue el girasol, que hasta el momento parecía esquivarles a los recortes. Así, la entidad bursátil porteña ajustó la estimación de producción en 200.000 toneladas respecto a la semana anterior hasta las 3,6 millones de toneladas para la presente campaña, quedando un millón de toneladas por debajo de lo obtenido en el ciclo pasado.
El informe de la BCBA explicó que “los rindes obtenidos en Buenos Aires y La Pampa arrojaron resultados que van entre 8 y 35 quintales por hectárea (qq/ha), dependiendo del manejo, condiciones climáticas y adversidades que atravesó el cultivo a lo largo del ciclo, con promedios por debajo de los históricos. Esto se explica fundamentalmente por el bajo peso de los granos en respuesta al estrés termo-hídrico sufrido durante los meses de enero y febrero mientras el cultivo transitaba etapas de diferenciación, formación y llenado de las estructuras reproductivas”.
Bajo agua
Si bien las condiciones de la soja en general son buenas, el fuerte temporal que afectó al país durante la semana hizo mella en el cultivo ubicado en la la denominada zona agrícola núcleo. Así, tras las fuertes tormentas, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) detalló que “hubo un desmejoramiento en la condición de la oleaginosa de primera de la región: por anegamiento aumentaron 3 puntos porcentuales los lotes bajo condiciones regulares a malas (6% del área). El 24% de los cuadros está en buen estado y un 70% se mantiene en condiciones excelentes a muy buenas”.
“Hacia el noroeste del partido de Pergamino, en El Socorro y localidades aledañas del sur de Santa Fe, se ven lotes encharcados. En Bigand indican que es probable que en esos lotes haya problemas en la calidad de los granos por aparición de enfermedades de fin de ciclo, ya que en esta campaña hubo poca superficie tratada para esas enfermedades. En zonas de Marcos Juárez y Arias reportan atrasos en el comienzo de la cosecha de la soja de primera”, puntualizó la entidad bursátil rosarina.
En el resto de la región, donde no se ven excesos de agua, las precipitaciones no generaron problemas en los cultivos. Es más, en Cañada de Gómez, centro sur de Santa Fe, indican que son bienvenidas para la soja de segunda que aún está llenando granos, mientras que la de primera casi no aprovecha el agua por estar en la última etapa de su ciclo.
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