“Trabajen tranquilos. No va a haber política. No va a haber presiones”. Con estas palabras, el flamante ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona se paró frente a los jueces para enviar un mensaje del presidente Javier Milei, que había sido invitado y no pudo participar. En el auditorio estaban los integrantes de la Corte Suprema, el procurador general interino Eduardo Casal y más de 600 funcionarios judiciales. El presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, también respondió con mensaje: reclamó la autonomía financiera que había prometido el Milei de campaña, después de un año de tironeos con el gobierno saliente en donde hubo que hacer malabares para poder pagar los sueldos. “No queremos que esto siga ocurriendo”, advirtió.
El sutil cruce tuvo lugar a la hora de los discursos en la cena anual Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional que tuvo lugar anoche en el Goldencenter de Parque Norte. Si era porque el juez Andrés Basso asumía como nuevo titular en la entidad o porque también llegaba una nueva gestión en el Poder Ejecutivo, con su ministro presente, nadie lo sabe. Pero la fiesta fue una de las más concurridas que se recuerden de los últimos años. Hubo algunos que se quedaron afuera porque no tenían lugar.
Los invitados empezaron a llegar a temprano. La convocatoria era a las 20, pero a las 20.30 ya estaba colapsado el salón. Entre tragos y canapés, algunos miraban a la puerta: la noticia de que podría venir Milei a saludar se había extendido pero no había señales de que la custodia presidencial estuviera al caer. La mayoría decidió quedarse cerca de la puerta. Si no llegaba a aparecer Milei, por lo menos saludaban o se sacaban fotos con los jueces de la Corte.
Allí estuvieron todos: Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti, junto gran parte de empleados del máximo tribunal. También el procurador Casal y la defensora general Stella Maris Martiínez, junto a miembros del Consejo de la Magistratura como los jueces Agustina Díaz Cordero, Alejandra Provítola, Diego Barroeteveña y Alberto Lugones, y también la abogada Jimena De la Torre, el diputado Alvaro González o la académica Fernanda Vázquez. Por allí pasó además el lider de los empleados judiciales Julio Piumato.
De Casación Federal asistieron los jueces Mariano Borinsky, Gustavo Hornos, Carlos Mahiques, Daniel Petrone y Barroetaveña. Y por la Cámara Federal porteña asistió Mariano Llorens, también dirigente de la Asociación. No hubo jueces de primera instancia de los Tribunales de Comodoro Py, pero sí muchos integrantes de cortes orales que en los últimos años cobraron un protagonismo especial por las causas que llegaron a esa instancia: el propio Basso es uno de ellos.
Allí estuvieron Néstor Costabel, Jorge Gorini, Ricardo Basilico, José Michilini, Adriana Palliotti, Gabriela López Iñiguez o Karina Perilli. Los fiscales también dijeron presente: desde Fabiana León, Diego Luciani o Diego Velasco hasta Carlos Rívolo, Carlos Stornelli, Franco Picardi y Ricardo Toranzos (presidente de la Asociación de Fiscales). También los fiscales ante Casación Raúl Plee y Mario Villar. Además estaban los jueces y fiscales que no se radican en la Capital Federal: desde el fiscal de Dolores Juan Pablo Curi hasta la jueza de San Isidro Sandra Arroyo Salgado y el juez de Mercedes Elpidio Portocarrero.
La locutora comenzó a llamar a los asistentes para ir a ubicarse en sus lugares y sentarse a la mesa para dar comienzo formal al evento. Pero entre tanta gente el trámite se demoraba. Cuando comenzó a leer quienes estaban presentes y el ruido en el salón crecía, terminó retando a jueces y fiscales por no prestar atención. En casi todas las mesas le sacaron bolilla negra, pero hubo silencio.
El primero en hablar fue Marcelo Gallo Tagle, quien dejaba su cargo al frente de la AMFJN después de más de cinco años. “Hemos luchado muchas batallas, algunas ganamos, otras no”, admitió. Su mensaje tuvo un gesto directo a la administración de Milei. “Hacemos votos por el éxito de esta nueva gestión. Le pido al señor ministro de Justicia: sepan que pueden contar con el apoyo de esta institución para afianzar la justicia y consolidar su independencia”, subrayó. Cuneo Libarona, su amigo desde que ambos tenían cinco años, lo escuchaba esperando su turno. “Los problemas de la independencia se solucionan con más independencia”.
Basso, como flamante titular de la Asociación, tomó el micrófono e inauguró un perfil que no esquivó el desafío de su nuevo rol, con reclamos y advertencias. Arrancó hablando de la defensa de conquistas de derechos sobre los que no se puede retroceder y subrayó la importancia de actuar “sin condiciones del poder político o económico”.
Fue claro cuando dijo que “es inadmisible que jueces sean perseguidos por el contenido de sus sentencias” y disparó contra el ex oficialismo que impulsó el juicio político a la Corte Suprema, por la intención de “disciplinar” o “condicionar la independencia del Poder Judicial”. “El juicio político a la Corte se observa con pesar y preocupación”, denunció. El salón irrumpió en aplausos.
Pero Basso denunció que las vacantes en el Poder Judicial y el Ministerio Público generan una sobrecarga alarmante. No es un dato menor: Basso es juez de tribunal oral en Comodoro Py, donde los magistrados hacen “fixture” para poder subrogar en otros tribunales. El año pasado dictó la condena contra Cristina Kirchner en la causa Vialidad y fue el único que se inclinó por aplicarle además la figura de asociación ilícita. Ahora, fue sorteado para llevar adelante por la causa Memorándum con Irán. Quisó excusarse de ese caso por la cantidad de tribunales en los que interviene, pero el pedido fue rechazado. Precisamente porque el fuero está colapsado y todos los magistrados están en iguales condiciones.
Por último, Basso disparó tres balas más para el interior del mundo judicial y la política. La primera contra el impuesto a las ganancias porque genera “una severa desigualdad provocando una distorsión entre colegas”, una modificación que promovió la gestión de Mauricio Macri y que ahora comenzó a cuestionada por fallos judiciales. La segunda contra “el aún inexplicable régimen de jubilaciones”, que impulsó la administración de Alberto Fernández apenas llegó al poder. Y la tercera contra el traspaso de la justicia nacional a la Ciudad, un tema aún pendiente que causa urticaria a esos magistrados, brazo fuerte en la asociación.
Basso subrayó que el traspaso no es “una demanda social” y hasta advirtió que se debería “abandonar la idea”. Entre los comensales, estaba la jueza del Tribunal Superior porteño, Inés Weinberg de Roca, a la que Macri propuso como jefa de los fiscales; o el procurador de la Ciudad Juan Bautista Mahiques.
Fue el turno del tercer discurso: Cúneo Libarona. Dijo que no le habían avisado que tenía que hablar y quizás por eso su alocución fue un compendio de infidencias sobre los pedidos de Milei, anécdotas sobre su vínculo con el mundo judicial, las razones por las cuales se hizo abogado y por qué ahora había saltado a la política.
El famoso abogado arrancó contando que lo había invitado a Milei para participar de esa cena, como habían hecho en otros momentos el ex presidente Raúl Alfonsín o Carlos Menem. “Siempre que lo invito, Javier me dice ‘no, ni loco’. Cuando le dije de esta comida, me dijo ‘que pena, mandales mis respetos’”, señaló. Y confió que varias veces Milei le ofreció acompañarlo, pero él se negaba hasta que pensó qué hubiera querido su padre y en trabajar por la Patria.
“Me convenció Milei. Me dijo ‘yo me voy a dedicar a la economía; vos, justicia con libertad’”, afirmó. Y aseveró que Milei le dio tres instrucciones: “Independencia judicial, división de poderes y que se respete a los jueces”; ocupar las vacantes (”vos los conoces a todos, todos te van a ir a pedir, ni amiguismo, ni política, elegí idoneidad”) y volver a prestigiar la Justicia. “Basta de operaciones, basta de escándalos en tribunales”, señaló, tras aludir a la polémica sobre los 75 años de la jueza Ana María Figueroa.
Tras elogiar a los jueces y sostener que él se sentía uno de ellos, Cúneo también subrayó que se vienen tiempos de crisis. “La situación es más grave de la que podamos imaginar”, dijo. Tal vez por eso algunos leyeron un mensaje implícito cuando recordó que su padre, fiscal, no cobraba bien y su paseo era ir a comer frente al Planetario. “Eramos pobres pero felices”, señaló.
El ministro describió el juicio político a la Corte como “un disparate que tiene que terminar”, y subrayó que “la gran prioridad es ocupar el número de vacantes”, comentario que desató un aplauso. Abogó por avanzar con el sistema acusatorio, cumplir su sueño de “juicios rápidos y plazos razonables” y promover el juicio por jurado. Lo que sí fue revelador fue que prometió una política criminal en donde “todos los esfuerzos estén concentrados en la víctima”. “Somos servidores de la república y de la sociedad. La gente reclama por justicia. Hay sed de Justicia”, advirtió. Y añadió: “Trabajen tranquilos, no va a haber política ni presiones”.
Ya eran las 22.30 y Rosatti subió al escenario como el cuarto orador. “Ha sido un año muy difícil para todos los que estamos en el Poder Judicial. Un año en que debimos defender la independencia del Poder Judicial. Lo hemos hecho defendiendo nuestro derecho a nuestro recursos. En mi doble condición de presidente de la Corte y del Consejo de la Magistratura me ha llevado a tener que controlar diariamente la recaudación para asegurar que a fin de mes liberen en tiempo y forma las retribuciones de los jueces, de los funcionarios y empleados del Poder Judicial. Y muchas veces hemos tenido que hacer reclamos, algunos de ellos fueron púbicos, otros no. Pero hemos reclamado lo que nos correspondia para que, incluso en ocasiones, endeudando la recaudación futura para que los integrantes del poder judicial pudieran cobrar su contribución”
“No queremos que esto siga ocurriendo. Yo celebro lo que he escuchado en la campaña electoral del actual presidente de la Nación, con el conocimiento de que muchas veces había que rogar al poder administrador la remisión de fondos y que esto era indigno del Poder Judicial… Celebro que el actual presidente, comprendiendo, conociendo la situación, haya reivindicado la autarquía real del Poder Judicial… Los recursos que nos corresponden y la administración”, afirmó en un mensaje sin metáforas destinado a la administración entrante.
Rosatti afirmó que la independencia también quedó demostrada a través de las decisiones de la Corte. “Yo recuerdo cuando me decían hay años que son electorales y otros que no; en los años electorales no hay que sacar decisiones que puedan caerle mal al Gobierno de turno. Nosotros en la Corte entendimos que los años son todos iguales, salvo el bisiesto. Que no hay años para ser valientes y otros para ser cobardes. Todos los años se debe aplicar la Constitución y la ley para aplicarla a cualquier persona, por más fuerte o poderosa que ella sea”.
Pero el ministro subrayó que, a la vez, la Corte avala el diálogo intrapoderes, sin injerencias indebidas. “Pedimos la participación en los proyectos del Poder Judicial para que tengan en cuenta nuestra opinión”, le dijo directamente al auditorio pero especialmente a Cúneo Libarona.
A los jueces, les anunció que el Consejo de la Magistratura aprobará el reglamento para poner en marcha los concursos anticipados, con aplausos para celebrar la novedad. Y, ya con el primer plato aterrizando en las mesas, Rosatti sostuvo que estaba “orgulloso de este Poder Judicial”. “Quiero elogiar al Poder Judicial que tenemos, comprendí el esfuerzo cotidiano que hacen los jueces y estoy orgulloso. Es mucho lo que hay que mejorara, pero es mucho lo se ha hecho -señaló- Queremos un Poder Judicial fuerte, tres poderes fuertes, un Estado fuerte más allá de su tamaño y con una sociedad más fuerte” aún.
Después del lomo con calabaza y las idas y vueltas de los comensales que hicieron a la locutora del evento a retar varias veces a los participantes para que volvieran a sus sillas, a la 1 de la mañana llegó el momento del brindis a cargo del vicepresidente de la Corte. Solo por iniciar su saludo dirigiéndose no solo hacia los miembros del Poder Judicial sino también a los del Ministerio Público y la Defensoria Rosenkrantz se llevó unos calurosos aplausos antes de empezar a hablar. Es que los protagonistas de esos espacios entendían que no habían sido lo suficientemente considerados en los discursos anteriores.
Pero eso era solo el comienzo de su mensaje. “No podemos ser militantes de ninguna causa. La única causa es la del derecho”, dijo. Exhortó a sus oyentes a “mirar con ecuanimidad los hechos” y despojarse, para ser verdaderamente independientes, de las creencias morales, políticas, ideológicas o religiosas de cada uno a la hora de analizar una causa. “Es la única forma de poder resolver”, afirmó. Levantó así la copa por el año que comienza.
La locutora volvió a aparecer al micrófono y pidió a los comensales que se levantaran de las mesas con sus cosas. ¿Por qué? Iban a correr las mesas para los que querían bailar. Para esa hora muchos querían irse, pero Cúneo Libarona seguía en conversaciones con el mundo judicial. El baile recién comienza.
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