La escasez de combustible que está sufriendo el país y hace penar a automovilistas particulares, transportistas, productores del campo y empresas de todo tipo de la Argentina es el resultado de una suerte de tormenta perfecta, pero que las empresas del sector energético creen que se resuelve de manera bastante simple: aumentando los precios en los surtidores.
La secretaria de Energía, Flavia Royón, recibió este mediodía a ejecutivos de las principales operadoras de combustibles: concurrieron el presidente YPF, Pablo González; Martín Urdapilleta, de Trafigura; Marcos Bulgheroni, de PAE (dueña de Axion) y Andrés Cavallari de Raízen, que vende la marca Shell.
Hubo coincidencias en que en los últimos días la demanda de combustibles aumentó hasta el 15% respecto de 2022, influenciada por hechos como el fin de semana XXL del 13 al 16 de octubre, mayor actividad del campo y aumento del consumo el fin de semana electoral por expectativa de devaluación y aumento de precios (que efectivamente hubo).
Royón y los ejecutivos acordaron que se importarán 10 barcos de combustible y se terminarán las paradas técnicas de plantas de refinación “en los próximos días”, con lo cual, según el gobierno, los faltantes “se solucionarán en los próximos días”. El propio gobierno destacó el “récord de procesamiento” de la refinería de Raízen en Dock Sud y destacó la posibilidad de aumentar el volumen de refinación en la planta de Axion en Campana. El mensaje oficial insiste en el concepto de “abastecimiento garantizado” y busca “desalentar maniobras especulativas”.
Pero las explicaciones oficiales no tranquilizan ni a estacioneros ni a consumidores, para los cuales la falta de combustible es una cuestión demasiado palpable. Las Confederaciones, Federaciones Asociaciones y Cámaras de Estaciones de Servicio alertaron sobre “el agravamiento en la provisión de combustibles, de público y notorio conocimiento” y subrayaron que lejos de solucionarse los problemas “se vienen profundizando”.
“Lo que se inició con quiebres dispersos de stock en regiones o zonas puntuales, se ha ido generalizando rápidamente con mayor intensidad a todos los productos, a lo largo y lo ancho del país, generando zozobra en nuestra actividad y complicaciones a los consumidores”, dijeron los estacioneros.
Largas colas y enojo
Los testimonios que pudo recoger Infobae esta tarde en estaciones de servicio porteña son elocuentes:
Uno de ellos expresó que estaba “muy preocupado”. El auto lo uso para trabajar y ya no sé qué hacer, intenté conseguir nafta varias veces y hasta estoy pensando en vender el auto”, destacó.
Un fletero contó en una YPF de Palermo que tenía nafta “por ahora” pero hacía cola para ver si podía cargar unos bidones “para asegurarme de tener los próximos días”. Otras dos personas señalaron que necesitaban nafta para un viaje que tenían agendado el fin de semana y estaban haciendo cola porque pensaban que sería imposible conseguir nafta durante el fin de semana.
Una mujer señaló a este medio que la consultó haciendo cola en una estación de servicio que era la cuarta en la que intentaba conseguir combustible y que ya casi gastó toda la que le quedaba recorriendo la ciudad para ver dónde podía cargar.
En una estación de Shell, un cartel indicaba que solo quedaba un tipo de nafta. Y en otra de YPF los carteles indicaban que ya no había, de ningún tipo. A los autos que entraban por la rampa, los playeros le hacían gestos de que siguieran y salieran, sin detenerse.
Infobae mantuvo el siguiente diálogo con un fletero.
– ¿Pudo cargar?
– No, desde ayer que estoy buscando buscando y no consigo. Me tiene nervioso porque tengo que salir a trabajar y si no consigo gasoil no puedo laburar. Lo primero que voy a hacer es comprar cantidad. 200 litros para tener.
Otro testimonio contó que era la tercera estación en la que intentaba cargar. “La verdad, no se puede estar así”, señaló y puso el foco en la diferencia de precios entre estaciones. “La última vez que hubo las elecciones, al otro día cerraron todas las estaciones. La única que tenía fue YPF. Ya ni importa el precio, necesito cargar como sea. Hay que cargar, hay que seguir, si no, no sé, voy a tener que vender el auto”, aseguró.
Otro automovilista señaló que tenía algo de nafta pero buscaba cargar “por las dudas, porque no sabe cuándo puede volver”. De los precios, dijo, “en este momento no me fijo”.
Un automovilista reconoció a este medio que estaba haciendo cola en una estación “ya hace como una hora y media” y que era la cuarta estación en que paraba. “En las otras directamente no hay. En mi casa no tengo, y si no cargo nafta ahora, no llego a mi casa”, explicó. Como en el caso anterior, coincidió en que ya no le importaba el precio, sino “tener nafta para poder volver; me di cuenta en la calle que no podía parar y en las que paraba había tres cuadras de cola.
Marcelo Pasciuto, presidente de la línea 60: “No van a faltar colectivos”
En diálogo con Infobae, el titular de la línea 60 de colectivos se pronunció en relación al escenario. “Hoy en día estamos abastecidos normalmente, no tenemos problema en ese aspecto. Podemos garantizar el servicio regular para el fin de semana y también el lunes como día hábil sin ningún problema, en lo que hace al transporte público de pasajero”, indicó Marcelo Pasciuto.
Luego, en esa línea, completó sobre su lectura del escenario: “Nosotros tenemos estación de servicio propia, donde los fletes los pone la petrolera y nos traen combustible”. “Hasta ahora el abastecimiento es normal y sin ninguna novedad, por lo tanto que la gente se quede tranquila porque no van a faltar colectivos”, remarcó.
La macro, detrás
La escasez de todo tipo de combustible, no solo de gasoil, como ocurrió en el invierno de 2022, es en buena medida un resultado de la situación macroeconómica.
“Las Estaciones de Servicio no tenemos injerencia en la falta de una adecuada provisión de combustibles. Nuestra actividad consiste en poner a disposición de los clientes la totalidad del volumen en nuestros establecimientos, viéndonos ahora imposibilitados de disponer de las cantidades necesarias por factores totalmente ajenos a nosotros. Ello pone en jaque la supervivencia de nuestros negocios y hace que los consumidores deban trasladarse entre distintas estaciones de servicio para lograr abastecerse del combustible necesario”, dice el comunicado del sector de los estacioneros, que exigieron al Gobierno “arbitrar las medidas conducentes a regularizar la situación: todos necesitamos combustible y en estos momentos no hay el suficiente para atender a la demanda. Urge una pronta solución”.
Desde las empresas y el gobierno hablan de una “tormenta perfecta”. Por un lado, hay una “parada técnica importante” de la refinearía de YPF en La Plata, que rebanaría entre 30 y 40% la capacidad de refinación de la planta y Refinor, otra planta refinadora, ubicada en Salta, fundamental para la provisión de las provincias del NOA, también en parte propiedad de YPF; está totalmente parada.
Normalmente, la Argentina importa un 20% de los combustibles que se consumen internamente, pero la parada de plantas obliga a aumentar el números de buques con combustibles, de gasoil o naftas, importaciones que corren principalmente por cuenta de Raízen e YPF. Hay surgen dos problemas: la importación es a pérdida, por la diferencia entre el precio local y el internacional, y como el BCRA no aporta los dólares, ya los proveedores empezaron a “parar los barcos” antes de que arriben a puerto. Que sean barcos importados por la propia YPF delata la agudísima escasez de dólares de la Argentina.
Otra parte del problema es el aumento de la demanda, por las razones citadas por el gobierno (fin de semana XXL, elecciones y expectativa de devaluación y aumento de tarifas), por el incipiente repunte de actividades en e l campo, que consume básicamente gasoil tanto en actividades campo adentro como en transporte, y porque en las provincias fronterizas se da un fenómeno de “contrabando hormiga” de combustible, además de maniobras de contrabando propiamente dicho.
Por otra parte, como el precio mayorista en el sector (B2B), de empresas a grandes clientes, incluidos los transportistas, es levemente mayor al de las estaciones de servicio, algunos transportistas de combustible optaron por empezar a cargar en las estaciones de servicio. Otra fuente apuntó el dato es que la primera provincia en que se notó el faltante fue Córdoba, porque dejó de recibir el combustible que llegaba por un ducto de YPF desde la refinería de Luján de Cuyo, en Mendoza, directamente a la localidad de Montecristo.
Pero la causa de fondo, dijo un empresario, es el atraso de los precios en boca de expendio. “El combustible es el producto que menos aumentó este año”, afirmó.
Un informe de Vanessa Toselli, economista del Ieral de la Fundación Mediterránea, precisa que el precio aumentó 102% interanual; 35 puntos porcentuales por debajo de la inflación, y sigue siendo el más barato de la región, incluso medido al tipo de cambio oficial.
Normalmente, la Argentina importa un 20% de los combustibles que se consumen internamente, pero la parada de plantas obliga a aumentar el números de buques con combustibles, de gasoil o naftas, importaciones que corren principalmente por cuenta de Raízen e YPF
Para la nafta premium, el precio promedio a nivel nacional alcanzó los $347,2 al mes de septiembre, con un aumento de 101,9% interanual, casi 35 puntos por debajo de la variación del IPC.
Con 86 centavos de dólar por litro de gasoil, la Argentina registra precios semejantes a los de Colombia y Paraguay, pero 25 % inferiores a los de Brasil, un 40 % por debajo de Chile y un 56 % menos que los vigentes en Uruguay En el caso de la nafta premium, el precio promedio a nivel nacional alcanzó los $347,2 en septiembre, antes de los aumentos post elecciones, un 101,9% de aumento interanual.
La base de datos Global Petrol Prices, tomando como referencia el precio de la gasolina 95, equivalente a la nafta súper, y el precio de Buenos Aires, muestra a pesar de los aumentos de este año, Argentina es por lejos el país de combustibles más baratos del Mercosur.
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