Las importaciones repuntaron en mayo tras varios meses de retracción en medio de la escasez de divisas y rondaron los USD 7.000 millones, lo que representaría el número más alto desde agosto del año pasado aunque todavía por debajo en la comparación interanual, según pudo saber Infobae en base a fuentes oficiales. Un 13% de esas compras al exterior fueron pagadas, estimaron, con crédito comercial, y el resto con acceso a divisas a precio oficial.
Desde agosto pasado la administración del comercio exterior, junto con un ritmo menor de importaciones a medida que las compras de energía al exterior fueron amainando con el correr de los meses, el monto de importaciones se mantuvo en un rango de entre USD 5.000 y USD 6.000 millones entre septiembre y febrero. Ya en marzo las importaciones habían empezado a mostrar una recuperación (USD 6.700 millones).
Y en abril habrían vuelto a repuntar hasta la zona de los USD 7.000 millones. Los datos finales del Indec serán dados a conocer dentro de dos semanas. Según estimaron en despachos oficiales hubo acceso al mercado de cambio por unos USD 5.900 millones, lo que representó así un financiamiento de esas importaciones cercano al 13 por ciento.
Así, según los primeros números preliminares, en el acumulado de 2023 se registraron importaciones por un valor estimado en USD 28.900 millones. De ese total, unos USD 25.300 millones, calcularon, fueron pagados a través del acceso a mercado de cambios, mientras la deuda comercial cubrió los restantes USD 3.600 millones. De acuerdo a fuentes oficiales, la mayor parte de ese financiamiento proviene de operaciones intra empresas.
En el sector privado alertaron, en las últimas semanas, el crecimiento de los pasivos comerciales de las empresas para pagar importaciones ante la caída de reservas. En los despachos oficiales se defienden y aseguran que el nivel de deuda comercial se mantiene por debajo de los máximos alcanzados en 2019, cuando representaban más del 40% de las importaciones. “Esto permite mantener el crecimiento de la economía pese a la caída de exportaciones que provocó la sequía histórica que afectó a la producción agropecuaria”, se defendieron.
Según el registro histórico, el pico de deuda comercial, es decir de importaciones que se pagaron con el financiamiento que hayan conseguido las empresas, se alcanzó en 2020, cuando llegó al 58 por ciento. A medida que la pandemia fue cediendo y el ritmo del comercio internacional repuntó, el ratio de la deuda comercial sobre la cantidad importada de manera mensual había bajado hasta 34% a mitad del año pasado.
El financiamiento intra empresa aparece según los datos del Banco Central como la principal alternativa para el pago de las importaciones que no se abonan con acceso a dólar a precio oficial. Por esta vía el stock de deuda comercial llegó a ser de USD 16.612 millones a fin del año pasado. Los pasivos con el resto de los acreedores totalizó una posición de USD 14.330 millones.
A nivel sectorial, la deuda por importaciones de bienes estaba concentrada mayormente concentrada en las empresas del rubro “Comercio al por mayor”, con un total de USD 6.697 millones (el 23% del total de esta deuda). Más atrás quedaron “Fabricación de vehículos automotores” con una deuda de USD 3.963 millones y completó el podio “Fabricación de sustancias y productos químicos” con totalizó USD 2.441 millones.
Este año, según estimaciones privadas y públicas, la caída de las exportaciones como consecuencia de la sequía rondaría los USD 19.500 millones. Para 2024, proyecciones del Banco Central hablan de una balanza comercial superavitaria en un rango de entre USD 14.000 millones y USD 16.800 millones, que implicaría un empuje al nivel de actividad equivalente al 2% del PBI.
Respecto a lo que resta del año, la consultora Ecolatina aseveró que el impacto en las exportaciones rondará los USD 20.000 millones. “La aguda escasez de divisas agudizará la caída de los volúmenes importados no-energéticos en los próximos meses, limitando la expansión potencial del mercado interno producto de un menor abastecimiento de insumos y bienes finales”, mencionó.
En ese listado de posibles medidas, especuló: ampliar y extender los desdoblamientos sectoriales ad-hoc (devaluaciones parciales), tanto para las exportaciones como para las importaciones; obtener recursos adicionales a través de la cuenta financiera; negociar con el FMI para flexibilizar la meta de reservas, adelantar desembolsos y/o reducir el monto de los pagos; postergar el pago de importaciones e importar más porotos de soja para mejorar las exportaciones netas del sector.
Un informe reciente de la consultora Abeceb hizo una estimación similar a la que recorre los despachos oficiales. “La mejora de la balanza comercial energética se consolidaría aún más a partir de 2024 de la mano del pleno funcionamiento del gasoducto Néstor Kirchner y que habilitará la sustitución de gas importado por producción local”, mencionó.
En ese sentido, la reversión del impacto de la sequía -que implicaría un incremento en la comparación anual de USD 15.000 millones de exportaciones agropecuarias- “se le sumará en 2024 un mayor aporte de divisas del sector energético, que podría mostrar ya una balanza comercial superavitaria, contribuyendo así a relajar la histórica restricción externa de la Argentina”, concluyó Abeceb.
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