La inteligencia artificial (IA) está revolucionando el planeta. Esto se puede observar en la automatización de procesos industriales hasta en los robots y sistemas autónomos en la industria militar. También, en nuestro país, se comienza a hablar del tema. Al respecto, conversamos con Agustín Gravano, director de la carrera Tecnología Digital en la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), y Guillermo Durán, actual decano de la Facultad de Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, sobre la formación de los futuros profesionales y qué rumbos tomará el mercado laboral argentino en las próximas décadas.
“Nadie sabe realmente qué rumbo tomará la inteligencia artificial en los próximos años”, afirmó Agustín Gravano al ser consultado por DEF sobre las nuevas tecnologías. Agregó que Chat GPT y los modelos generativos en general, los modelos de lenguaje y los transformers son una tecnología que maduró en el último quinquenio y se percibió un quiebre y un punto de inflexión cuando estos modelos y sistemas de machine learning empezaron a escalar de una manera que ya se nos escapa a las intuiciones.
Añadió que hay cuestiones bastante claras de lo que fue construir un modelo que hiciera, por ejemplo, reconocimiento facial, del habla, de objetos y que detectara patrones de conducta. Mientras más datos se tenían, mejor iba a estar el sistema. “El punto de inflexión tiene que ver con los modelos de lenguaje que empezaron a funcionar, como siempre, yendo por otro camino”, añadió este experto.
Gravano explicó que se crean sistemas monstruosos, con infinidad de datos y que se tienen bien capturadas las esencias del lenguaje del nivel sintáctico, semántico y pragmático que se basan simplemente en tener secuencias de palabras. De este modo, se forma una pregunta y el sistema piensa cuál es la siguiente palabra más probable para responder esa pregunta.
De alguna manera, eso está encapsulado en el conocimiento de la humanidad. Palabra a palabra, el sistema construye la respuesta de la manera más probable según la inmensa cantidad de datos y la enorme capacidad que tiene. Intuitivamente, no había ningún elemento que dijera que esto iba a funcionar. “La comunidad está parada hoy en día sobre algo que estamos lejos de entender del todo”. De este modo, explicó que estamos más cerca de decir cómo funciona, nada más.
¿LAS COMPUTADORAS TOMARÁN EL CONTROL?
“No tiene que ver necesariamente con pensar que la computadora va a tomar el control”, se encargó de aclarar Gravano. “Para poder dilucidar cómo va a evolucionar esto, debemos relacionarlo más con las tensiones que conocemos hace tiempo en la sociedad, como la aparición de nuevas tecnologías que pueden reemplazar parte de las labores humanas: los puntos de entrada al trabajo como programador principiante, escritor, periodista, y de ahí para arriba, pero obviamente no sabemos qué tan alto va a llegar” sostuvo. Enfatizó que sí están en riesgo muchos puestos de trabajo, y va a haber tensiones ahí también.
El director de la carrera de Tecnología Digital en la UTDT nos contó que lo que se puede ir dando ahora son tensiones de productividad. Señaló que ya somos mucho más productivos: “Antes nos llevaba 30 minutos escribir un correo, ahora, hacer un primer borrador y editarlo nos lleva tan solo dos minutos. Entonces, si repasamos cómo fue la evolución de la productividad de los trabajadores en los últimos cien años y cómo fue la acumulación del capital, ese crecimiento de productividad no se tradujo en mayores ingresos ni en mayor disponibilidad de tiempo”.
También remarcó que estamos estancados en los niveles de hace 100 años en cuanto a derechos laborales y a distribución del ingreso. Gravano explicó que los nuevos avances pareciera que van a acentuar estos problemas, como por ejemplo, que Elon Musk tenga su propia agencia espacial habla un poco de eso, de la acumulación de capital a raíz de la productividad que tienen estos sistemas tecnológicos. Pero es tan vertiginoso todo que es difícil analizar cómo es que funciona bien el sistema en un momento dado cuando, al mes siguiente, cambia todo.
LAS PROFESIONES VAN CAMBIANDO
“No sabemos cómo va a ser el mundo del mañana, pero una buena apuesta es entender cómo funcionan estos sistemas”, destacó Agustín Gravano. Comentó que todos vamos a ser usuarios pero también capaces de desarrollar, meternos en tema y conocer los pros y los contras de los sistemas.
Desde su punto de vista, ese nicho no se va a agotar porque estos sistemas van a seguir siendo construidos por seres humanos, mantenidos y adaptados a diferentes tareas: “Esto genera un árbol, una dispersión de posibilidades, de posibles aplicaciones, y tiene que haber gente que se encargue de adaptar los sistemas y de construir nuevos para cada una de estas ramificaciones”.
También, contó que va a aumentar aún más la demanda de personal calificado y que ya es muy alta la demanda y muy baja la oferta: “Las universidades no damos abasto para formar a toda la gente que hace falta, y creo que eso va a aumentar más todavía y va a ir en detrimento de otras profesiones”.
Gravano opinó que el gran paso para abarcar todas estas innovaciones es darle una vuelta de tuerca a algo que venía ocurriendo hace ya algunos años: “Tomemos como ejemplo una profesión, como el diseño gráfico. Hace unos cincuenta años, era todo manual: papel, recortar y pegar, y se mandaba a imprenta. De a poco, se fue incorporando tecnología y, hace diez años, ya se usaba Photoshop, y buena parte del trabajo pasaba por ahí. Se digitalizó”.
Eso no quiere decir que la persona haya dejado de estudiar diseño gráfico, sino que tuvo que complementar la formación con conocimientos de computación y que va a venirle bien a un diseñador incorporar más herramientas como estas: sumar generadores de imágenes para ciertas tareas. Así las carreras se van a ir tornando cada vez más sofisticadas.
Gravano ejemplificó que, del mismo modo, en la secundaria ya no nos enseñan a hacer operaciones de logaritmos, porque no tiene sentido enseñar eso. Lo mismo va a pasar con otras profesiones, hay cosas que no va a tener sentido enseñar. Necesariamente, las profesiones nuevas se van a ir perfeccionando y digitalizando.
DEMANDA SIN OFERTA
“En el área académica y formativa, no hay todavía tantos inscriptos como debería haber en estas carreras”. Las universidades forman una determinada cantidad de gente, y eso después no alcanza para cubrir la demanda que tiene la sociedad en puestos calificados. “Si sumás universidades, escuelas de formación y terciarios, seguro que se quedan cortos”.
Dijo que, si hablás con empresas, todas te dicen que si tuvieran canilla libre para contratar gente formada en tecnología, contratarían mucho más y podrían dar impulso a un montón de proyectos que siguen pendientes. Y continuó contando que, por ejemplo, en Exactas de la UBA, la facultad de la cual es decano Guillermo Durán, hay dos carreras –Ciencia de Datos y Ciencias de la Computación– en las que hubo un pico de inscriptos. Pasaron de 150 por año a 700, y no alcanzan los docentes que tienen y están lejos de ser prioridad de la UBA. Esos problemas también existen acá y en el mundo. No alcanza la cantidad de gente para semejante expansión, está muy por debajo de la curva.
Agustín Gravano cuenta que “no sabemos cómo va a ser el mundo del mañana, pero una buena apuesta es entender cómo funcionaron estos sistemas”. Ser capaz de ser usuario, pero también ser capaz de desarrollar, meterse en tema y conocer los pros y los contras de los sistemas. Trabajar desde ahí.
LAS NUEVAS CARRERAS
Guillermo Durán, matemático y decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, detalló que Ciencia de Datos y la Licenciatura en Computación son dos de las carreras de mayor crecimiento en los últimos años. La primera de ellas, tal como explican desde la facultad, resulta “imprescindible para comprender el mundo a la luz de la abrumadora cantidad de datos disponibles y la también creciente disponibilidad de métodos y herramientas analíticas que permiten mensurar y predecir todos los fenómenos cuantificables”.
La Licenciatura en Ciencias de Datos promete “más matemática, más computación, más datos, con una oferta académica fuertemente sustentada en la interdisciplina”. La nueva carrera apunta a formar graduados con una sólida cultura científica en matemática y computación, capaces de afrontar los desafíos del sector productivo y del mundo académico en áreas que requieren del modelado y manejo de datos.
Ciencias de la Computación, por su parte, es una carrera que aumenta su demanda laboral y necesita cada vez más graduados. Actualmente, los profesionales en computación e informática cuentan con numerosas oportunidades para insertarse laboralmente. Pese a ser una de las disciplinas que más empleo generó en los últimos años, la industria de software no logra satisfacer la alta demanda de profesionales en Argentina.
Tal vez, el mayor desafío sea captar más estudiantes y profesionales que los formen, para afrontar la demanda de estas carreras que podrían significar una gran oportunidad para insertarse en el nuevo mercado del trabajo.
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